Domingo, 11 de la mañana. Catia ya estaba aburrida de estar
tanto tiempo encerrada sin poder salir, ni siquiera iba a clases. Potro la
tenía en cautiverio para protegerla de Tabay.
Ese día estaba sola y decidió escaparse en un descuido de
Potro que había salido de emergencia sin cerrar las puertas. Tomó su celular y
salió de casa sin rumbo, quería caminar, ver gente. Ya en plena ciudad, comenzó
a caminar por un centro comercial, distraída viendo vitrinas. Fue a la feria a
comer algo y compró un helado de postre que se lo iba comiendo mientras seguía
caminando por los pasillos.
Al terminar el helado decide irse al baño. Justo antes de
entrar, sale del baño de caballeros un hombre que tropieza con ella. Era Tabay.
Ambos, al percatarse quien era cada uno, tabay la toma de la cintura, le tapa
la boca y la mete al baño de hombres aprovechando que no hay nadie dentro.
La mete en un cubículo y saca una navaja –Gritas y te corto
la cara. Quítate la ropa–.
Potro llega a casa y se da cuenta que su hija no está.
Activa el GPS y la ubica por el celular, hace una llamada y sale de casa a toda
velocidad.
Tabay estaba penetrando a Catia, ambos de pie, le tenía la
navaja puesta en el cuello mientras la follaba pegada del cubículo. –Ahora te
vas a venir conmigo, vas a vivir conmigo y te olvidas de Potro, que sé que te
tiene escondida quien sabe dónde maldita perrita– Le dio un par de sacudidas
más y acabó dentro de ella. Se vistieron y salieron del baño. Tabay la llevaba
abrazada con la navaja a un costado de ella apretándola a su piel.
Bajaron al sótano donde estaba su carro estacionado y lo
esperaban dos de sus escoltas. –¿Qué hacen aquí?– bastó que dijera eso y con un
golpe lo tumbaron al suelo dejando libre a Catia. –Móntate en la camioneta azul
que está más adelante– le dijo uno de los escoltas a la muchacha. Esposaron a
Tabay, le colocaron cinta de plomo en la boca y una capucha.
Lo llevaron hasta la camioneta donde se encontraba Potro y
Catia. Lo lanzaron en la maleta y arrancaron.
–Tú te vas a quedar aquí sin salir, te dije que era
peligroso Catia.– ¿Qué van a hacer con Tabay? Preguntó la muchacha. –Eso no es
problema tuyo mi amor, deja que yo me encargue de esto, quédate tranquila–Potro
le acarició la mejilla, la dejó en la casa encerrada y se fue con los dos
escoltas a un lugar donde se quedaría Tabay.
Ese mismo domingo Guanta, Orinoco, Icoa, Tobago, Coromoto,
Falcón y Bolivia recibieron un mensaje de texto : < Este viernes 23 de
agosto a las 10 am ven a la despedida de Tabay.
A las 9:30 am te espera una Van en la
plaza Miranda, te llevara al lugar donde será la despedida. Te daremos
unas instrucciones apenas llegues. Tu vas a ser el protagonista de este final.
Sé punctual, no puedes faltar>.
Lunes 2 de septiembre 4 de la tarde. Los vecinos de la
urbanización no aguantaban el olor a podrido que salía de la casa abandonada
que estaba cerca de sus casas. Decidieron llamar a los bomberos.
Cuando entraron a la casa, era imposible permanecer dentro
mucho tiempo. El ambiente estaba impregnado de un olor a carne podrida que se
pegaba en la piel. Al entrar al cuarto donde encontraron el foco del olor, se
quedaron paralizados en la puerta.
Un hombre encadenado por los brazos y piernas, suspendido en
el aire. Las cadenas estaba sujetas en la pared y ancladas en sus muñecas y
tobillos. Estaba decapitado. Múltiples heridas abiertas en todo el cuerpo. No
tenía los genitales. Los bomberos fueron por detrás del cadáver y en el ano
tenía un objeto introducido, al parecer un bate que lo rompieron estando dentro
del ano.
El cuerpo estaba hinchado y verde. Uno de los bomberos abrió
una de las ventanas de la habitación para que circular el aire y fuera más
soportable estar allí. Esperaban por la policiá científica. De repente el
cuerpo comenzó a hacer un sonido mezclado con el ruido de la cadena. Un brazo
se desmembró lo que hizo que el cuerpo se tambaleara y provocó que el otro
brazo cediera y el cuerpo cayera al piso.
Los bomberos salieron de la habitación corriendo.
A pesar del fuerte olor, la habitación estaba impecable. Lo
único que se encontraba ahí era el cuerpo de Tabay que ahora estaba tirado y
derramando fluídos por el piso._
–Hace unos días escuchamos movimientos dentro de
esa casa pero no le dimos importancia, siempre se escuchan cosas y además ahí
se meten los borrachos y recogelatas que saben que la casa está vacía así que
no nos pareció raro oir ruidos ahí…– Decía una vecina que estaba acompañada de
su esposo y otra vecina que corroboraba lo que la otra declaraba.
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