Coromoto llevaba a su casa a Tobago, mientras iban hablando.
–¿Pa’ que quieres hablar con mis papás?–
Porque voy a pedí’ tu mano jejeje, te vienes
vivir conmigo y mis suegros tienen que saberlo, además es tu familia y
tu familia también es la mia carajo y esos jefes mientras yo este contigo no
les va a faltar nada y les tengo una sorpresa.–
Llegaron a la casa y Tobago abrió la puerta, estaba más
nervioso que de costumbre. Bolivia estaba en la cocina preparando el almuerzo.
Orlando, su padre, en el cuarto viendo television y gritándole a su esposa
cosas que no se entendían. Bolivia al ir a saludar a su hijo vieron que tenían
un moretón en la cara. –Mi amooor tanto tiempo sin venir a casa, ¿cómo has
estado?–¿Qué te pasó en la cara? ¿Qué te hiciste?– Nada mi amor me caí
limpiando la casa– al fondo se escuchó un fuerte grito. –COOOOOÑOOO NO
JODA ¿HASTA CUANDO TE VOY A REPETIR QUE
ME TRAIGAS LA CERVEZA?– Orlando gritaba desde el cuarto.
“Maldito hijo e perra
le pegó a la doña” pensaba Coromoto mientras corría hasta el cuarto.
Orlando estaba tirado en la cama con unos boxer puestos mirando la televisión y
varias latas de cerveza y cigarros esparcidos en la cama.
–Coño ‘e tu madre ¿por qué no vienes y me golpeas a mi?
maricón, te desahogas con una mujer– Lo agarró por el cuello, lo soltó y
comenzó a golpearlo en la cara. Lo tiró al piso y empezó a darle patadas hasta
que entraron al cuarto Tobago y su
madre. –PARA COROMOTO NO LO VAYAS A MATAR– gritaba el muchacho, pero Coromoto
no lo escuchaba hasta que Tobago le lanzó una lata directo en la cabeza.
–¿Desde cuando le cae a coñazo este mal nacido doña?–Fue
solo una vez joven–¿DESDE CUANDO?–gritó Coromoto –Desde hace más de dos meses
casi todos los días…se la pasa borracho…–¡Puta! Pero dile porqué te pego ¿ah?
¡¡¡¡Te tiras a tu jefe zorra!!!!–Coromoto le lanzó otro golpe que le partió la
nariz y lo dejó casi inconsciente.
–Recoja todas las mierdas de este cobarde doña y lo sacamos
de la casa y yo me encargo de que no vuelva a molestarla–no lo vayas a matar mi
amor por favor– le susurró al oído Tobago –Tranquilo mi negrito que eso no va a
pasar, es tu papá, una basura pero tu papá–.
Unos minutos después Orlando salía con dos bolsas negras de
la casa. Coromoto llamó por el celular a
un compinche del barrio. –Encárguense de él, pero no lo quemen, pero
encarguense, luego cuadramos–.
–Bueno doñita, yo venía para hablar con los dos, pero bueno
el pana recibió su merecido así que la sorpresa es pa usté’ y su hijo. Primero
que su hijo se viene a vivir conmigo porque yo soy el macho que lo cuida y lo
mantiene y lo pone a gozá jejeje usté’
me entiende…así que viviremos juntos, peeero viviremos juntos los tres porque
vamos a vivir en una quintota–¿Cómo que en una quinta?–dijo Tobago –Ah pues si,
la casa era del curita que la compró con sus negocios de los que ya sabemos…me
encargué de ponerla a su nombre doñita, así que esa casa es suya pero viviremos
los tre y bueno si su otro hijo quiere, también, cuando regrese–.
–No sabré como pagarte lo que estas haciendo por nosotros
Coromoto, gracias por todo. Pero igual tengo miedo de Orlando que se vaya a
aparecer y nos haga algo.– Tranquila suegra que ese man no se va a acercar a
usté’ lo hará pa firmá el divorcio y punto. Y no me debe nada, usté es familia
mia y a la familia se le apoya– Terminaron de hablar, Coromoto y Tobago fueron
al cuarto mientras Bolivia terminaba de cocinar lo que había dejado hace tres
horas.
–Quiero hacerte el amor mi putico–le decía Coromoto a su
novio. –Cógeme pues, estamos solos en mi cuarto–No me has entendido cabezón, te
estoy diciendo que quiero hacerte el amor– Lo cargo hasta la cama y comenzó a
quitarle la ropa. Suavemente iba besándolo por el cuello, bajando lentamente a
su pecho hasta su entrepierna. Comenzó a chupar su pene hasta que tuvo una
erección, le levantó las piernas y comenzó a chupar su culo abriéndose paso con
la lengua, dilatando la zona. Una vez terminado comenzó a jugar con su pene
suavemente entre las nalgas de Tobago.
El muchacho se estremecía y gemía tratando de no gritar para
que su mamá no escuchara. Coromoto ya estaba listo para penetrarlo; lo hizo
despacio, muy despacio. Una vez dentro de Tobago comenzó a mover su cadera
hacia arriba y hacia abajo. Tobago no paraba de gemir y apretar las sábanas.
Mientras lo tenía enetrado lo besaba profundamente. Sus cuerpos se fundieron
entre el calor y la pasión que le ponía Coromoto al acto.
Bolivia se acercó lentamente hasta el cuarto y entreabrió la
puerta. Los observó como estaban ambos
juntos disfrutando del sexo. Ella solo veía las nalgas de Coromoto, dos
gluteoos redondos y grandes duros como rocas moviéndose con ritmo mientras su
hijo no paraba de decir cosas. Bolivia tenía una sonrisa en sus labios. Los
dejó solos. Al rato les gritó: –Muchachos vengan a comer–.
–Mi amor hoy ha sido el mejor sexo que he tenido en mi vida–
le dijo Tobago. –Y esto solo es el comienzo mi putico, eres mio para toda la
vida, te voy a amar hasta que me muera y te voy a proteger y cuidar a ti y tu
mamá. Le dio un beso en la boca se puso el interior y salió al comedor a comer.
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