jueves, 2 de enero de 2014

PECADO CAPITAL 7. Recato. Temporada Final


Coromoto llevaba a su casa a Tobago, mientras iban hablando. –¿Pa’  que quieres hablar con mis papás?– Porque voy a pedí’ tu mano jejeje, te vienes  vivir conmigo y mis suegros tienen que saberlo, además es tu familia y tu familia también es la mia carajo y esos jefes mientras yo este contigo no les va a faltar nada y les tengo una sorpresa.–



Llegaron a la casa y Tobago abrió la puerta, estaba más nervioso que de costumbre. Bolivia estaba en la cocina preparando el almuerzo. Orlando, su padre, en el cuarto viendo television y gritándole a su esposa cosas que no se entendían. Bolivia al ir a saludar a su hijo vieron que tenían un moretón en la cara. –Mi amooor tanto tiempo sin venir a casa, ¿cómo has estado?–¿Qué te pasó en la cara? ¿Qué te hiciste?– Nada mi amor me caí limpiando la casa– al fondo se escuchó un fuerte grito. –COOOOOÑOOO NO JODA  ¿HASTA CUANDO TE VOY A REPETIR QUE ME TRAIGAS LA CERVEZA?– Orlando gritaba desde el cuarto.



Maldito hijo e perra le pegó a la doña” pensaba Coromoto mientras corría hasta el cuarto. Orlando estaba tirado en la cama con unos boxer puestos mirando la televisión y varias latas de cerveza y cigarros esparcidos en la cama.



–Coño ‘e tu madre ¿por qué no vienes y me golpeas a mi? maricón, te desahogas con una mujer– Lo agarró por el cuello, lo soltó y comenzó a golpearlo en la cara. Lo tiró al piso y empezó a darle patadas hasta que entraron  al cuarto Tobago y su madre. –PARA COROMOTO NO LO VAYAS A MATAR– gritaba el muchacho, pero Coromoto no lo escuchaba hasta que Tobago le lanzó una lata directo en la cabeza.



–¿Desde cuando le cae a coñazo este mal nacido doña?–Fue solo una vez joven–¿DESDE CUANDO?–gritó Coromoto –Desde hace más de dos meses casi todos los días…se la pasa borracho…–¡Puta! Pero dile porqué te pego ¿ah? ¡¡¡¡Te tiras a tu jefe zorra!!!!–Coromoto le lanzó otro golpe que le partió la nariz y lo dejó casi inconsciente.



–Recoja todas las mierdas de este cobarde doña y lo sacamos de la casa y yo me encargo de que no vuelva a molestarla–no lo vayas a matar mi amor por favor– le susurró al oído Tobago –Tranquilo mi negrito que eso no va a pasar, es tu papá, una basura pero tu papá–.



Unos minutos después Orlando salía con dos bolsas negras de la casa. Coromoto llamó por el celular  a un compinche del barrio. –Encárguense de él, pero no lo quemen, pero encarguense, luego cuadramos–.



–Bueno doñita, yo venía para hablar con los dos, pero bueno el pana recibió su merecido así que la sorpresa es pa usté’ y su hijo. Primero que su hijo se viene a vivir conmigo porque yo soy el macho que lo cuida y lo mantiene  y lo pone a gozá jejeje usté’ me entiende…así que viviremos juntos, peeero viviremos juntos los tres porque vamos a vivir en una quintota–¿Cómo que en una quinta?–dijo Tobago –Ah pues si, la casa era del curita que la compró con sus negocios de los que ya sabemos…me encargué de ponerla a su nombre doñita, así que esa casa es suya pero viviremos los tre y bueno si su otro hijo quiere, también, cuando regrese–.



–No sabré como pagarte lo que estas haciendo por nosotros Coromoto, gracias por todo. Pero igual tengo miedo de Orlando que se vaya a aparecer y nos haga algo.– Tranquila suegra que ese man no se va a acercar a usté’ lo hará pa firmá el divorcio y punto. Y no me debe nada, usté es familia mia y a la familia se le apoya– Terminaron de hablar, Coromoto y Tobago fueron al cuarto mientras Bolivia terminaba de cocinar lo que había dejado hace tres horas.



–Quiero hacerte el amor mi putico–le decía Coromoto a su novio. –Cógeme pues, estamos solos en mi cuarto–No me has entendido cabezón, te estoy diciendo que quiero hacerte el amor– Lo cargo hasta la cama y comenzó a quitarle la ropa. Suavemente iba besándolo por el cuello, bajando lentamente a su pecho hasta su entrepierna. Comenzó a chupar su pene hasta que tuvo una erección, le levantó las piernas y comenzó a chupar su culo abriéndose paso con la lengua, dilatando la zona. Una vez terminado comenzó a jugar con su pene suavemente entre las nalgas de Tobago.



El muchacho se estremecía y gemía tratando de no gritar para que su mamá no escuchara. Coromoto ya estaba listo para penetrarlo; lo hizo despacio, muy despacio. Una vez dentro de Tobago comenzó a mover su cadera hacia arriba y hacia abajo. Tobago no paraba de gemir y apretar las sábanas. Mientras lo tenía enetrado lo besaba profundamente. Sus cuerpos se fundieron entre el calor y la pasión que le ponía Coromoto al acto.



Bolivia se acercó lentamente hasta el cuarto y entreabrió la puerta. Los observó como  estaban ambos juntos disfrutando del sexo. Ella solo veía las nalgas de Coromoto, dos gluteoos redondos y grandes duros como rocas moviéndose con ritmo mientras su hijo no paraba de decir cosas. Bolivia tenía una sonrisa en sus labios. Los dejó solos. Al rato les gritó: –Muchachos vengan a comer–.



–Mi amor hoy ha sido el mejor sexo que he tenido en mi vida– le dijo Tobago. –Y esto solo es el comienzo mi putico, eres mio para toda la vida, te voy a amar hasta que me muera y te voy a proteger y cuidar a ti y tu mamá. Le dio un beso en la boca se puso el interior y salió al comedor a comer.


–¿Dónde me siento suegra? Coromoto cargaba un interior blanco ajustado que marcaba su enorme bulto. –Así no te vas  a sentar a comer, te vistes– Tobago se reía desde el cuarto.

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