El Karma.
–Fue culpa mía lo que le pasó a papá. –Habló Caín entre
llantos con su cabeza apoyada en sus manos.
–No digas eso, estábamos borrachos, y bueno cometimos el error
de tener sexo los 4 y tu papá ya había sufrido un infarto, no te culpes.
–Caín llevó a un amigo que consume y vende droga. Nosotros nos
metimos una raya de coca y el carajo le ofreció a mi papá y como estaba con un
amigo le dijo para recordar viejos tiempos. –Comentó Abel que estaba serio.
–¿Ustedes y Humberto estaban drogados? Ya me parecía que por
más borrachos que estuvieran no podían haber tirado así sin problema, Dios.
Carajitos ¿qué coño hicieron?. “Y que hice yo, que tiré con los 3 y estoy con
Jack y prometí comportarme”. Ahí viene el doctor, que nos explique que pasó.
–Hola muchachos, su padre sufrió una hipotermia a causa de la
mezcla de droga y alcohol, cayó inconsciente y su corazón comenzó a bombear muy
despacio y debido a eso sucedió lo que ya saben.
–¿Pero va estar bien? ¿Se va a recuperar?
–Está estable pero delicado, no se va a morir, tuvo suerte que
no pasó mucho tiempo entre que lo que le pasó y la llamada al 911, unas
horas más y hubiese sido fatal. Está de más decirle que su padre no puede beber
alcohol, ni fumar y ni mucho menos consumir drogas.
Abel y Caín comenzaron a llorar. –¿Podemos verlo?
–No, Mañana, ahora está en terapia intensiva, como evolucione
hoy, mañana lo pasamos a una habitación.
Dejé a los gemelos en su casa con la promesa de buscarlos más
tarde para que vieran a Rebeca, tenía que llegar a casa para relevar a Jack que
se quedó con mi hija desde anoche y sólo he hablado con el por mensaje y
teléfono.
Me detuve en una estación de servicio para echar gasolina y
que le revisaran el aceite al carro. De repente se me pega de la ventana un
pordiosero pidiendo plata, saco unas monedas y bajo la ventana para dárselas.
–Mi pana, no tienes más fuerza, tengo hambre y necesito
piedra, anda dame 100 bolos.
–No tengo viejo.
–Te mamo el guebo, pero dame más plata porfa, te lo mamo. –Lo
vi a los ojos.
–Móntate en el carro. –Se montó y salí de la bomba para
estacionarme.
–¿Te lo mamo aquí? ¿Ah? ¿Si? Dame los 100 bolos y te lo mamo
dale.
Me saqué el guebo y comencé a llorar. –Tomás detente por
favor, no sigas.
Tomás se detuvo, se levantó y me vio a los ojos y se puso a
llorar también y me abrazó. Estaba demacrado, muy flaco, con la barba larga y
la piel bronceada, cargaba una pestilencia espantosa pero no me importó que me
abrazara.
–AYUDAMEEE POR FAVOR, AYUDAME FRANÇOIS, SÁCAME DE AQUÍ, CÓMPRAME
PIEDRA TENGO HAMBRE QUIERO PIEDRA, AYUDAME.
Recliné el asiento y lo recosté, se quedó dormido. No podía
manejar, ver a mi amigo en esas condiciones me derrumbó, se me agolpaban en la
mente lo que habíamos hecho en la madrugada los gemelos, Humberto y yo, todo el
sexo que había tenido, las muertes que tenía a mis espaldas, el engaño a Jack y
ahora esto, en parte por mi culpa de dejarlo solo.
Antes de llegar al apartamento, le avisé a Yesenia que viniera
y le dije a Jack que traía a Tomás, que me preparara la ducha para bañarlo.
Jack me recibió y quedó sorprendido de ver a Tomás en esas
condiciones. Cuando lo desnudamos le vimos cicatrices en todo el cuerpo, en los
brazos pinchazos, se le marcaban los huesos de las caderas y las clavículas.
Lo sentamos en una silla de metal y lo bañamos sentado, casi
no se podía sostener. La ropa se la botamos y le di un pantalón y una franela
junto con ropa interior y zapatos.
Jack se encargó de vestirlo, yo fui a darle de comer a Rebeca
para acostarla. Jack acostó a Tomás luego de comer algo, le dio unas pastillas
para dormir y le quitara la ansiedad por droga.
–Tengo amigos que pueden trasladarlo a Cuba y lo desintoxiquen
y lo ayuden con lo del VIH, yo lo veo muy mal. -Me dijo Jack que me miraba con
cara de saber algo más. –Quiero que me expliques lo de Humberto y porque ayer
no respondiste mis llamadas ni mensajes.
Le expliqué lo que le había pasado a Humberto y luego el
porqué le pasó. Jack me miraba y apretaba los puños, una vena de la sien le
latía, estaba brotada.
–Discúlpame Jack, estaba borracho y los gemelos peor que yo y
se pusieron fáciles y bueno…pasó, sé que no tengo justificación pero pasó y me
siento mal, muy mal.
Jack no abrió la boca, sólo me miraba, se dio la vuelta y se
fue a la cocina, escuche varios golpes en la pared, luego lo escuche buscando
algo como un vaso, buscó hielo y se sirvió algo, salió de la cocina con una
botella de whisky en la mano y el vaso lleno, me volvió a ver y se bebió todo
lo del vaso.
–Mañana vamos a resolver lo de tu amigo y luego vamos a
resolver lo tuyo. Necesitas ayuda François, lo tuyo es enfermizo, patológico,
tienes que salir de ese espiral de sexo. Si vas a estar conmigo y yo
contigo debemos respetarnos. Una cosa es que en algún momento te tires a
alguien así de repente, pero otra cosa es que lo hagas a diario con cualquiera
y donde sea. Basta François, basta.
Luego de escucharlo acepte que necesitaba ayuda e iba hacer lo
que tenía que hacer. Le dije que necesitaba de su apoyo.
–Y lo tienes, lo sabes, estoy aquí contigo, quiero que salgas
de eso y seamos felices y plenos.
Nos abrazamos y yo no puede contener el llanto, nos quedamos
abrazados un buen rato hasta que mi niña Rebeca demandó nuestra presencia. Fui
a buscar a los gemelos y pasamos la tarde/noche juntos.
Al día siguiente muy temprano, Jack ya estaba despierto
llamando a sus contactos, movió a un gentío para que mañana Tomás viajara con
sus padres a Cuba.
Una semana después Humberto salía de la clínica, Tomás estaba
en los peores días del tratamiento pero estaba en Cuba bien atendido, sus
padres estaban de vuelta, sólo pudieron quedar 24 horas con él.
Yo tenía mi segunda cita con mi psiquiatra, Jack me acompañaba
pero entraba yo solo.
Me perdí el lanzamiento de mi nueva película porno, era parte
de mi tratamiento, cortar con todo vínculo sexual, incluso con Jack.
Una semana después Caín regresaba a Estados Unidos y Abel de
nuevo solo con su padre pero estudiando también.
Semanas duras para todos, pero me reconfortaba que a mi lado
seguía Jack a pesar de todo.
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