Una vez que tomé la ducha, salí a dar una vuelta encontrándome con un
conocido de delicioso y apretado cuerpo, sin un solo vello, de pene
grueso y grande, quien de inmediato me reconoció y saludó con un beso,
juntos nos fuimos de la mano, dándonos pequeños
besos, recorriendo el lugar. En una de las habitaciones, con la puerta
semi abierta, se encontraba recostado un hombre velludo, fornido, de
unos 35 años, deliciosa figura, semi erecto, con un pene bastante grande
y grueso, al cual ya viéndolo erecto, medía
como 21 cms y su grosor era bastante bueno.
Mi compañero empezó a
acariciar al hombre quien se terminó de excitar y nos indicó que
cerráramos la puerta. A su lado, sobre la cama, se encontraban unos
preservativos y lubricantes, lo que me indicó de inmediato
que ese hombre estaba dispuesto a la batalla. Nos empezamos a besar y
acariciar entre los tres y él se engolosinó con mi amigo, por lo que yo
me dediqué a mamarlos a ambos, de pronto, el hombre comenzó a poner a mi
amigo en cuatro y lamió furiosamente su
culo, por lo que mi amigo empezó a gemir y sollozar de placer, entonces
me coloqué un preservativo, me lubriqué y sin que nadie lo esperara,
penetré a mi amigo con suavidad pero con placer, situación que lo excitó
aún más y al hombre delicioso y velludo que
nos acompañaba. El hombre me hizo sacar la verga del culo de mi amigo,
me puso en cuatro patitas y me pidió que mamara el culo de mi amigo
mientras él se comía con su lengua mi ano, tembloroso y sediento de
placer. Así pasamos algunos minutos, mamando nuestros
anos, besándonos, chupandonos entre los tres, hasta que mi amigo se
volvió a poner en 4 y me pidió que lo penetrara.
Yo se la hundí de un
solo golpe y ante su gemir, nuestro acompañante se preparó y me penetró
suave, deliciosamente, como adivinando lo que
mi culo ardiente deseaba. Así empezó el movimiento y mi placer
absoluto, yo me movía hacia adelante y hacia atrás, dando en un culo
delicioso, apretado y tibio, oyendo los gemidos de mi amigo con cada
arremetida y al echar hacia atrás, me comía esa deliciosa
verga que me llenaba de placer.
El éxtasis estaba cerca, sudábamos,
gemíamos, mi amigo se masturbaba mientras yo lo penetraba y yo estaba a
punto de correrme de tanto placer, mi amigo gritó, gimió y empezó a
regarse lo que motivó que yo me regara copiosamente
y al sentir mi ano abriendo y cerrando, prensando ese pene que me abría
y quemaba por dentro, nuestro extraño empezó a gruñir mientras
descargaba la cantidad de leche más grande que haya sentido dentro de mi
cuerpo. Exhaustos descansamos, nos besamos y acariciamos
suavemente y nos fuimos a duchar los 3.
Relato cedido gentilmente por Armando
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