Débora y Alejo
El
día que abrieron la ampliación del salón de belleza, invitaron a los
vecinos del barrio y Débora le dijo a un amigo que trabaja en un
periódico para ver si podían cubrir el evento aunque saliera en un
pequeño recuadro del periódico. El salón de belleza de Débora era famoso
en el barrio, era un punto de referencia. Pero más publicidad sería
excelente. -Voy abrirle un instagram a la peluquería. -Dijo
Familiares
y amigos compartían unos pasapalos y bebidas al final de la tarde.
Débora estaba feliz por la ampliación de su negocio y todo gracias a su
madre y también a su novio que la ha apoyado en todo y la ayudó con la
reforma.
–¿Qué primito, celebrando los logros de Arquímedes? Te arrimaste bien, de buhonero a novio de empresario.
–¿Qué coño haces aquí?
–Invitaron a mi vieja, yo vine en representación de la familia.
–Te voy a pedir por las buenas que te vayas.
–¿Qué pasó primo? Yo estoy legal aquí tengo mi invitación–Sacó la tarjeta de su bolsillo y se la pegó del pecho–.
–Te voy a estar vigilando.
–Bien bello pues.
Afuera del local estaban los amigos de Rendel bebiendo alcohol, hasta que pasó la policía y se metieron al local , junto con otra gente que estaba en lo mismo.
–Amor ¿por qué invitaste a mi tía a esto?
–Bueno porque es amiga de mi mamá gordo.
–Si, pero mi tía no vino, vino Rendel y los malandros que están con él
–¿Qué? Sácalos de aquí.
–No
amor, no quiero que se ponga violento y arruine tu noche, ellos no van a
hacer nada, hay mucha gente y la policía está pasando.
El
periodista que vino se trajo a un fotógrafo que hizo no más de 10 fotos,
entrevistó a Débora. Le dijo que saldría en un pequeño espacio de la
revista del domingo pero dentro de dos semanas. Ella misma vio las fotos
con Alejo y le gustaron, le pidieron al fotógrafo que luego de escoger
la que iba en la revista que se las pasaran. Le dio al periodista la cuenta de instagram aunque no había colocado todavía ninguna foto.
Le
preguntó a Débora si podía poner que ella era transexual –Eso puede ser
publicidad para tu negocio, la gente le da curiosidad–. Débora se negó
rotundamente, le pidió que no dijera nada,–No soy atracción de circo,
que manía de la gente de vernos como fenómenos. Tú eres gay y yo no te
estoy diciendo que salgas del closet mañana en el periódico–
El joven quedó impresionado con lo que dijo Débora, hasta se puso rojo pues sabía que tenía razón.–Tranquila, no diré nada–.
El
periodista se fue y con él varios de los invitados pero aún quedaba
gente. Alejo conversaba con algunos vecinos y con comerciantes de la
zona interesados en el negocio, él no perdió la oportunidad para
conseguir un empleo fijo con alguno de ellos y también para ver como
podrían abrir otro salón de belleza en otra zona.
–No se me olvida el beso que te di en el edificio. Me acuerdo y se me para. –Le dijo al oído Rendel a Débora.
–¡No te me acerques!
–Tranquilo, no te estoy haciendo nada, sólo quería que lo supieras.–Se volvió acercar al oído
–Ese culo va a ser mío–Le apretó una nalga, Débora comenzó a temblar pero fue al baño rápidamente.
Entró
al baño, se lavó las manos y la cara. El baño era pequeño. Rendel le
dio vuelta al pomo abrió la puerta pero Débora empujaba para que no
entrara pero el muchacho pudo más y entró.
Cerró la puerta con llave y sacó una navaja y se la puso en el cuello.
–Hoy no será, pero te voy a coger, ya te dije que me gustas y que jode.
–No me hagas daño por favor -Débora temblaba y sudaba.
Bajó la navaja hasta llegar al sostén y se lo cortó.
–Tranquilo, no te va a pasar nada -Guardó la navaja y la besó.
Le
agarró la mano a Débora y se la puso sobre su pene–Mira como me lo
pusiste, hoy te lo pierdes pero ya pronto vas a probarlo–.
Salió del baño y Débora se sentó en el inodoro a llorar, luego de unos minutos salió.
Alejo la estaba buscando hasta que la vio al fondo del local.
–¿Estas bien amor?
–Si, si, me duele un poco la cabeza.
–Ya te busco algo para eso. Espero que esta noche te sientas mejor porque quiero celebrar contigo esto.
–Yo también. Abrázame por fa.
Alejo la abrazó, Débora aguantaba las ganas de llorar.
Salieron
hacia el otro lado del local para despedir a unas personas que ya se
iban. Rendel se les acercó junto a sus amigos que no eran los mismos de
siempre ni con los que había llegado al local.
–Bueno primito ya me
largo, felicidades Arquímedes, te quedó fina la peluquería, ya vendré
con mis amigos para que me cortes el pelo gratis.
–Lárgate de una vez Rendel.
–Alejo últimamente me estás tratando como si yo fuera un delincuente.
–Es que lo eres.
-Le voy a decir a mi mamá que no te deje entrar a casa más nunca je, je, je.–Le picó el ojo a Débora–.
–¿Pasa algo que yo no sé Débora? ¿Por qué te pica el ojo el imbécil ese?
–Gordo yo que sé, tu primo me da miedo, no lo quiero ver cerca de mi ni de mi local.
–Tranquila mi amor. Rendel te llega a tocar un pelo y lo mato.
–¡No! Lo denunciamos, pero no vas a matar a nadie, él muerto y tú preso, bien bonito.
Alejo besó a Débora y se fueron a un hotel a celebrar y pasar la noche juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario