Asdrúbal y Asier
Asdrúbal
no dejaba de pensar en los recortes de periódico. No podía creer que
detrás de toda una empresa familiar se ocultaba una organización de
crimen organizado, pero no sabía si se trataba de ellos, si se extendía
al narcotráfico u otro tipo de delitos. No sabía que hacer. Pensaba que
lo más sensato sería alejarse y olvidarse de Asier y su familia.
Al
llegar a la oficina, busca a Ramón para que lo acompañe a la cocina. Al
principio no quiso inventándole que tenía mucho trabajo, la verdad era
que después de la escena de las flores, no quería saber de Asdrúbal,
pero no pasó ni un minuto y accedió.
–Tengo que contarte algo de Asier.
–¿Tu novio? ¿Qué me vas a contar que estás enamoradísimo del pana?–Dijo Ramón en un tono irónico–.
–No vale, no es eso, es algo peor. -Ramón arrugó la frente.
–Siéntate
para explicarte. ¿Te acuerdas que te dije que esa gente practicaba la
mendicidad, bueno sigue en eso, pero el sábado me enteré de una vaina
que me asustó.
–Aja echa pa´ fuera no tengo mucho tiempo Asdrúbal.
–Esa gente asalta bancos y camiones blindados que transportan dinero.
–¿QUÉ?
Yo sabía esos carajos no podían hacer una fortuna sólo pidiendo plata
en la calle y robando propinas ¿qué es eso? Pero eso es gravísimo, son
unos delincuentes.
–Si…y la otra vez me dijo que si robaban dinero
pero que no han matado a nadie y en estos asaltos deben haber matado a
alguien o herido. Estoy cagao.
–Chamo aléjate de esa gente, mosca y te descubren, ya va ¿y cómo te enteraste de eso?
Asdrúbal
saca de su bolsillo dos de los recortes de prensa que se llevó de la
casa de Asier y se los muestra, explicándole donde los consiguió.
–Maaarico,
no vuelvas a ver a ese tipo. De pana esto es muy peligroso y tienen que
jode dinero, quien sabe que habrán hecho para que no los descubran.
–Y a mi me encanta ese carajo, me trata bien, le gusto, me gusta, no sé que hacer Ramón.
–Estás loco si te quedas con el pana, pero estás loco mal.
–¿Y si esos recortes son de otra cosa y yo me monté una película? –Pero había un arma– Pensó.
–¿Sabes
qué? Haz lo que te de la gana Asdrúbal, te estoy diciendo que dejes
esa vaina así y te pierdas… A ti te gusta ese pana y yo no puedo hacer
nada con eso, estoy jodido así haz lo que quieras– Se levantó de la
silla y se fue a su escritorio.
–Yo tengo que averiguar que
hay detrás de Agustín Sucre & C., pero es que me gusta Asier, que
vaina ¿y si es un asesino? Un criminal es…eso lo tengo claro ¿y si todo
es verdad, lo dejo, lo perdono? Sería cómplice de un delito grave.
-Pensaba Asdrúbal mientras estaba sentado en su escritorio acomodando
unos datos en la computadora para poder atender a otro cliente.
A las cinco de la tarde Asdrúbal se acercó a la oficina de Ramón.
–Hola Ramón.
–¿Qué quieres?
–Disculpa…coño no me trates mal vale, quería pedirte un favor
–Chamo estoy ocupado, dime.
–Me habías comentado hace tiempo que tu papá conocía un detective privado. ¿me podías averiguar el número o la dirección?
–Verga Asdrúbal –Se levantó de la silla y se acercó hacia él. Lo agarró por los hombros
–DE JA A E SE TI PO EN PAZ, no te metas en peos coño.
–Necesito saber que pasa.
–¿Para
qué? –Hubo una pausa y vino un silencio de varios segundos mientras lo
veía a los ojos –Si…yo sí se para qué, estás enamorado de ese carajo y
quieres por todos los medios que lo que descubriste sea mentira. –Lo
soltó –Tranquilo, esta noche te paso los datos–.
Asdrúbal salió a las seis de la tarde del trabajo y se fue rápido para su casa.
Ya
montado en el vagón no podía creer que estaba Asier pidiendo dinero
nuevamente y tenía barba. Se puso los audífonos y cerró los ojos para no
verlo, pero Asier ya lo había visto.
Llegó hasta su estación y se bajó, Asier hizo lo mismo.
Asdrúbal comenzó a caminar hacia las escaleras.
–Hey hey, mi amor, estoy aquí.
–Hola ¿qué más?
–Bien…¿qué te pasa?
–Nada, estoy cansado
–Te invito un café, ¿quieres? Luego te vas a casa.
–No Asier, estoy cansado.
Salieron ambos del metro y Asdrúbal caminaba rápido.
–Pero. ¿tú puedes caminar más lento mi amor? Estoy hablando contigo.
Se detuvo y vio a Asier a los ojos. –Disculpa, estoy agotado–.
–Bueno, dame un abrazo y nos vemos mañana, creo que no estás de humor
Se
abrazaron, un fuerte abrazo que duró varios segundos. Asdrúbal se
estremeció y recordó la primera vez que había visto a Asier en el metro
hace unos meses hasta que se vieron a los ojos.
Se separaron con la promesa de verse al día siguiente con más calma.
Luego de ducharse y ponerse un bóxer e ir a comer algo, recibió un mensaje de Ramón
<<Aquí están los datos del detective>>
–Jaime
Linares…¿será que lo llamo ahora? ¿y cuánto me cobrará? Seguro que
estas vainas son carísimas. Pero bueno, yo le pregunto, negocio con él
un pago.. Voy a llamar.
–<<Buenas noches>>
–<<Buenas noches, ¿Sr. Linares?>>
–<<Si, con él habla, ¿qué desea?>>
–<<Quería concertar una cita con usted, para un trabajo>>
–<<Mañana llame a mi secretaria y que le de una cita>>
–<<Aaaah bueno, pensé que necesitaba unos datos del caso y quería saber precio>>
–<<Ya le dije señor, comuníquese con mi secretaria, esos asuntos no los hablo por teléfono>>
–<<Ok, bueno muchas gracias, mañana me comunico>>
–Coño…simpático el tipo este vale no joda…esto debe ser caro, pero igual llamo mañana.
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