martes, 31 de diciembre de 2013
PECADO CAPITAL 7. Serenidad. Temporada Final
–Bueno ya estoy aquí–¿Por qué tardaste tanto papá?– Catia
llamó a su padre para verlo y tener relaciones con él. –No me llames papá que
ya me contaron la historia…tu mamá me dijo todo antes de morir–Ah bueno ya
puedes cogerme sin remordimientos– Le dijo Catia a Coro.
–Mira lo que traje, quiero que disfrutes al máximo– Sacó del
bolso un pene de goma de 30 cms. –¿Qué estamos esperando? Vamos al cuarto, no
tenemos mucho tiempo, Potro llega en un rato–Coro se quitó la ropa lo más
rápido que pudo, llevaba un interior de cuero. –Quítamelo con la boca–Catia se
arrodilló y comenzó a bajarle el interior con sus dientes. Al dejar al
descubierto el pene de su padre, vio que tenía puesto un aro en el pene que se
lo mantenía erecto, más de la cuenta. Catia comenzó a sentir húmeda su
entrepierna.
Un avez el interior en los tobillos Coro la tomó del cabello
y l alzó hasta colocar su cara frente a su pene. –Ahora mámalo como tú lo sabes
hacer– Catia introdujo el pene en su boca y comenzo a mamarlo. Coro comenzó a
darle cachetadas mientras lo hacía. _Eres una perrita divina– le dio una
cachetada y otra y otra, cada vez más fuerte, algo que a Catia no le
desagradaba más bien la ponía más excitada.
La tomó con fuerza del pelo y la obligó que se metiera todo
el pene en la boca hasta ahogarla. Catia se le salían las lágrimas por el
esfuerzo pero siguió con el sexo oral. Las cachetadas seguían mientras Coro la
insulta: –Eres una perra, una maldita perra que voy a violar ahora– y
continuaba pegándole. Comenzó a penetrarla con fuerza sin soltarle el cabello y
seguía pegándole.
Mientras continuaba violandola sintió en su cabeza algo que
lo tocaba. –Va a ser mejor que dejes de
hacer lo que estás haciendo–Le dijo Potro mientras lo apuntaba con su arma.
Coro se detuvo y Potro lo jaló arrastrándolo hasta la pared. –¡Catia! Vete al
cuarto y no salgas de ahí, le dijo su verdadero padre. Mientras Potro estaba
distraído con Catia, Coro marcó el número de Tabay y dejó el cellular a un
lado.
–Te llegó tu hora desgraciado, enfermo, a mi hija no le vas
a poner un dedo más encima– Vete a la mierda maldito negro–Potro vio el
cellular con la pantalla iluminada y le dió un disparo que rebotó en la cadera
de Coro haciendo que este gritara del dolor. –¿A quién llamaste? ¿a tu amante
Tabay?–Si, que es tu jefe y va a acabar contigo–.
Coro estaba sangrando por la herida en la cadera y no podía
moverse. –Sí me cogí a tu hija y lo volvería a hacer cada vez que quiera porque
a ella le excita que se la cojan y la tarten como la perra que es–Potro cmenzó
a disparar su arma directo a la cara de Coro. Uno, dos, tres y hasta seis balas
que destrozaron su cabeza.
Se deshizo del cadáver con la ayuda de dos escoltas de Tabay
que eran aliados de Potro. Se llevó a Catia a otro apartamento al otro lado de
la ciudad, ya donde estaban no era seguro. En la camioneta Potro iba con las
venas en la sien brotadas y muy molesto con Catia. _¿Cómo es posible que
llamaras al tipo ese para que viniera a cogerte, me provoca darte unos
correazos, los que no te dí cuando niña…Ese tipo vino a matarte, quería acabar
contigo sabiendo que no eras su hija, lo trajista para que te matara–. Catia
estaba muda mirando por la ventanilla del coche, corrían las lágrias por sus
mejillas.
Potro frenó de repente y la llamó. –Ven acá, dame un abrazo
mi niña– Se abrazaron, retomaron el camino rumbo al Nuevo escondite.
“Tu final está cerca
Tabay…no sabes lo que te viene” Pensaba Potro.
martes, 24 de diciembre de 2013
miércoles, 18 de diciembre de 2013
PECADO CAPITAL 6. Avaricia. FINAL de TEMPORADA
Federico cogió rumbo al lugar donde estaba seguro que lo
apoyarían; las oficinas de Tabay. Como
pudo se detuvo la hemorragia en la nariz y se la cubrió con adhesive y gasa.
Esta vez subió con su arma, nadie lo revisó.
En el piso del despacho se consiguió con Falcón que también
esperaba para hablar con su jefe. “A este
yo lo conozco pero ¿de dónde?” pensaba el muchacho. Se anunció con la
secretaria y esta avisó a Tabay. –Van a entrar los dos cuando les avise– les
sonrió pero no recibió respuesta de ambos.
–¿Y este pana quién es que me parece conocido?– Le preguntó
Federico a Tabay. –Él era el novio de la carajita con la que yo salía, que por
cierto está desaparecida y la quiero encontrar…me tiene que responder algunas
cosas. ¿Tú sabes algo Falcón?– Falcón se encongió de hombros negando con la
cabeza, aunque sabía que Potro la tenía pero no dijo nada.
–¿Y a ti que te pasó en la nariz?–De eso vengo a hablarte,
necesito tu ayuda. Orinoco me dejó en la callle, no me va a dar lo que me
corresponde de la herencia de mis padres, necesito recuperar ese dinero y matar
a ese viejo. Me dijo que no me iba a dar nada y su matón me cayó a coñazos
luego de cogerme–.
–Bueno yo también te voy a coger ahora y luego hablamos de
negocios, yo igual quiero sacar del camino a Orinoco–. Se apretó el pene entre
el pantalón y le hizo una seña a Federico para que se desvistiera. –Falcón,
acércate, ven pa que te cojas a esta pasiva que es bien perra y aguantadora–Yo
no soy gay jefe, hágalo usted–Pero ponlo a que te mame el guevo mientras yo me
lo cojo–. Tabay scó su pene por el cierre del pantalón mientras Federico estaba
desnudo y de pie con la espalda echada al frente esperando ser penetrado.
Falcón se acercó e hizo lo mismo; por entre el pantalón dejó salir su miembro y
puso a Federico a hacerle sexo oral.
Tabay se colocó un condón. –Te vy a coger con capucha porque
tu debes de tener más infecciones que el río Guaire– Le colocó lubricante y lo
penetró hasta el fondo. Falcón lo tenía tomado del cabello y lo aprisionaba
hacia su pene sin dejarlo respirar mientras Tabay lo penetraba con fuerza.
Abría sus nalgas y empujaba cada vez más duro. Sacaba completamente su pene y
lo volvía a meter. –Ven acá, cógetelo≤ este culito está divino– Falcón no le
hizo caso, disfrutando de la felación que le daba el muchacho.
Falcón estaba a punto de correrse y se estremeció. Hizo el
intento de salirse pero Federico lo agarró por sus nalgas dejó que el semen inundara su boca para luego
tragar todo el líquido. Tabay retiró su pene y se sacó el condón, fue hasta la
cara deL jóven mientras seguía disfrutando del pene del matón y acabó en la
cara de Federico, algo que el muchacho disfrutó. Pasó su mano por la cara y
lamió todo el semen que se quitó. Federico se vistió y le habló a Tabay. –Aja,
¿me vas a yudar o no? ya me cogiste ahora quiero tu ayuda–.
–Bueno carajito, te vas a ir con Falcón, el te va a llevar
al banco y va a darte una fuerte cantidad de dinero, yo voy a llamara hora para
que hagan el desembolso. Luego te escoltará a tu casa, ya hablaremos tu y yo de
lo que vamos a hacer con Orinoco, ahora déjame solo con Falcón y espéralo
afuera.
Se quedaron solos y Tabay vió a los ojos a Falcón. –Mátalo,
me sabe a mierda cómo, simplemente mátalo y desaparece el cuerpo. Este niñato
no me va a quitar el dinero que he
invertido con Orinoco jeje, esa herencia nos cayó de perla, un dineral que no
pienso compartir con meas nadie–. Falcón salió y se reunió con Federico.
–Yo te sigo, traje carro, bueno, me lo robé pero no me voy
contigo, voy detrás de ti– Falcón no estaba muy convencido pues ya tenía planes
para matarlo pero ya encontraría la manera de hacerlo.
Cada uno en su carro, Falcón iba delante del muchacho
pensando cómo deshacerse de él y de repente se topa con una pick up cargada de
materiales y en la parte de arriba unas cabillas de acero inclinadas hacia
abajo y sujetas a la baranda del camion con un mecate. Comenzó a seguirlo,
Federico seguía atrás. En una de las tantas vueltas que dió el camion giró en
una calle que era en subida, una pendiente muy pronunciada y a Falcón se le
ocurrió una idea. “vas a morir de la peor
manera imbécil” pensaba. La calle estaba sola, solo ellos tres y un par de
carros que estaba a unos cuantos metros alejados de Federico. Falcón se acercó
lo más que pudo al camion. Con un rápido
movimiento sacó medio cuerpo de la camioneta y disparó justo en el mecate. Giro
bruscamente la camioneta hacia la derecha, la pick up frenó al escuchar el
disparo y las cabillas comenzaron a deslizarse. Federico frenó en seco y puso
el freno de mano. Cuatro cabillas atravesaron el parabrisas del carro robado.
Las cabillas atravesaron el pecho de Federico que quedó aprisionado en el
asiento. Aún vivo, agonizando y sangrando.
Los dos vehículos que venían atrás pasaron lentamente pero
no se detuvieron. El chofer de la pick up se bajó y vió el desastre. –Mierda
¿qué pasó? ¿y ahora? ¿qué hago? ¡Hay que llevar al muchacho a una clínica!–
Falcón se acercó al hombre apuntándolo con su arma –Usted no va a hacer nada,
va a garrar las cabillas que faltan, las monta y sigue su camino o si prefiere
se queda aquí y van a ser dos los muertos–. Se sacó del bolsillo un fajo de
billetes. –Tome esto por las molestias ocasionadas y lárguese, usted no ha
visto nada–.
viernes, 13 de diciembre de 2013
miércoles, 11 de diciembre de 2013
PECADO CAPITAL 6. Soberbia
15 días después Icoa se recuperaba de la agresión con los
cuidados de Asuán. El guardaespaldas había averiguado con sus contactos quienes
eran los cuatro tipos que golpearon y violaron a Icoa. Uno a uno los mató. Ella
no supo de eso y él tampoco quiso decirle. –Mi amor, tenemos que irnos de este
país pero antes tengo que arreglar unos asuntos, tengo el dinero y los
contactos y cuento con tu apoyo para lo que quiero hacer– decía Icoa a su
novio– Cuéntame, sabes que cuentas conmigo para lo que sea–Icoa comenzó a
decirle su plan.
***
Federico, que aún le quedaba año y medio encerrado en el
reclusorio, falsificó sus documentos para ser mayor de edad y salir libre. Lo
logró. Fue a su casa, buscó documentos, dinero, se duchó se puso ropa nueva y
se fue directo a las oficinas de su padrino. Quiere que le de lo que le
corresponde de la herencia de sus padres.
Llegó a la recepción de la torre y ahí lo despojaron del
arma que cargaba. –Esta arma está
decomisada–Soy el ahijado del dueño de esta maldita torre y empresa así que
cuando salga me la devuelven–Si, si, lo que tú digas niño, sube–. En la
antesala al despacho lo detuvo la secretaria –Mia mor no puedes pasar a menos
que te anunce pero el señor Orinoco está ocuapdo, reunido–No me interesa, yo
voy a entrar– siguió de largo y abrió la puerta, en el despacho estaba Orinoco
y un escolta.
–¡Padrino! Aquí me tienes, ¡¡¡ya estoy libre!!! ¿Cómo
estás?–Federico, no puedes venir a mi oficina así cuando te dé la gana, tienes
que esperar a que autorice tu ingreso–Ay padrino que tanto ya estoy aquí,
además vine por algo importante y urgente–Lo abrazó pero no recibió el abrazo
de vuelta. –Quiero que me des lo que me toca de mis papas, necesito dinero para
mis negocios–¿Qué negocios imberbe? Tu no sabes ni manejar tu mesada, deja que
yo te administer ese dinero hsta que cumplas los 18–Y tengo 18 con estos
documentos que me saqué, anda Orinoco deja el peo y dame lo que me
corresponde–Orinoco vió los documentos y los arrojó al escritorio.
-Deja el apuro chamito, vamos a relajarnos primero, tu
padrino tiene ganas de cariño por parte de su ahijado–Se tocó la entrepierna
mientras miraba a Federico.–Bájate los pantalones que quiero cogerte–EL
muchacho comenzó a desvestirse.–Te dije que te bajaras los pantalones nada más,
obedece– Esperó unos segundos. –Date la vuelta y baja tu cuerpo– Le dio la
espalda a su padrino, mirando de frente al escolta que no se movía de la puerta.
Orinoco también se bajó los pantalones, sacó su diminuto
pene, se acercó al cuerpo de su ahijado y comenzó a dilatarle la zona con sus
dedos. Una vez con su pene erecto escupio el ano del muchacho e introdujo su
pene. Agarró fuertemente del cabello a Federico y lo penetró sin soltarlo. –Así
que quieres el dinero de tus papas–Volvía a embestir al chico con fuerza, pero
este no sentía ni placer ni dolor. Siguió con el forcejeo y con el cabello
agarrado con sus manos dio otro empujón y se corrió.
–Maldita sea–gritó Orinoco. “Viejo verde y encima no agaunta 3 minutos tirando” pensaba
Federico mientras veía al escolta con ganas de hacerlo con él, que ya sabía que
eso venía ahora.
–Ven acá, termina de cogerte al mariconsito este, quiero
verlos–El escolta agarró al muchacho por la camisa, lo alzó y lo montó en el
escritorio, le arrancó el pantalón y lo puso al borde. El escolta un negro de
1.95 mts se bajó el cierre y con dificultad sacó su pene entre el pantalón, un
pene grueso de unos 20 cms casi erecto comenzó a rozar el ano de Federico hasta
que se puso tan duro como una roca. Este si no iba a tener contemplaciones con
el adolescente, lo agarró del cabello y sin perder tiempo introdujo su pene
completamente. Federico tensó todos los músculos y apretó su ano involuntariamente
con fuerza, cosa que el escolta no le gusto y le dio una fuerte cachaetada que
aturdió al jóven.
El negro siguió violando a Federico, se detuvo. Lo volte´
poniéndolo boca abajo y siguió penetrándolo. El Viejo Orinoco estaba sentado a
un lateral de ellos. –Dale coño, dale duro al carajito pa que aprenda a
respetar las órdenes–Federico tenía la cabeza aprisionada al escritorio y intentaba
gritar por el dolor pero no podia. –Tu dinero ahijado no te lo voy a dar ni hoy,
ni mañana ni nunca, eso ya está invertido y generando dinero para mi, tú,
querido ahijado búscate la vida. ¡Listo! No te lo cojas más–El escolta no se
detuvo siguió penetrando a Federico hasta que Orinoco lo apuntó con un arma.
–Te dije que basta, sácale el guevo y dale su regalito–. Se detuvo, lo bajó del
escritorio lanzándolo al piso. –Vístete– Se colocó el pantalón y el escolta lo
volvió a agarrar del pelo y le dió un fuerte golpe en la cara partiéndole la
nariz.
lunes, 9 de diciembre de 2013
sábado, 7 de diciembre de 2013
TRIPLE EQUIS. Sexo express
Nos
cruzamos caminando en el centro comercial y cada quién siguió su
camino, al rato nos volvimos a tropezar e hicimos un gesto cómplice de
seguirnos.
Fuimos
a unas escaleras que conducen a los estacionamientos superiores donde
no había mucha gente, era sábado, él traía ropa deportiva. Al detenernos,
voy directo a su pene que ya estaba totalmente erecto, metí la mano y
aquello era muy grande, cabe destacar que el muchacho (21 años) era moreno, comencé a sacarlo del bermuda y se lo mamé suave y
profundo, casi no me cabía en la boca pero como pude me lo tragué.
Mientras
ocurría la felación el tomaba suavemente mi cabeza y con delicadeza
empujaba para que me lo metiera todo en la boca. Sus bolas eran pequeñas en comparación con las dimensiones de aquello. No aguantó más, sostuvo mi cabeza y
expulsó un buen chorro de leche, parecía que el niño no había tenido sexo
en días –“qué rica estuvo esa mamada”- dijo con una sonrisa, el chamín. Hablamos un rato, intercambiamos números y cada quien cogió por
su lado. Nunca más supe de él.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
PECADO CAPITAL 6. Envidia
Icoa estaba ganando mucho dinero, era la reina del mejor
local de prostitutas de Sarrebruck.
Llamaba más la atención de los hombres el saber que era hombre aunque ya estaba
operada. Sus compañeras, aunque también hermosas, tenían esa desventaja, sumado
a que Icoa era afroamericana algo exótico en esas tierras. Solo una de ellas
era su verdadera amiga, de las otras tenía que cuidarse.
Asuán, estaba en
el local las veces que no tenía trabajo con sus jefes y así cuidaba de Icoa que
nadie se propasar con ella. Aunque le hervía la sangre saber que estaba en
brazos de muchos hombres, sabía que era por trabajo. Cairo a veces lo
acompañaba, esa noche estaban juntos en el local.
En un momento de
la jornada Asuán tuvo que ausentarse, no sin antes despedirse de su amada.
Cairo se quedó solo y tenía planes de sexo para esa noche. Cuadró todo con el
administrador para que el esperara a la prostituta en el cuarto. –No quiero que
sepa quien soy hasta que haya terminado de cogérmela, así que quiero el cuarto
oscuro, voy a pagarte bien así que no quiero reclamos de la tipita–“Vas a ser mía putica no solo Asuán va a
comer de ahí, yo también te voy a disfrutar”– pensaba Cairo.
–Quiero el cuarto
22–Sabes que ese cuarto es reservado de Asuán e Icoa– le dijo el
administrador–Lo sé pero es un cuarto de uso para los clientes también y además
Asuán no creo que venga en unas cuantas horas, está en comisión así que dame
las llaves y me mandas a la negra en 20 minutos–.
Se fue a la
habitación y esperó a Icoa en la cama desnudo, había muy poca luz, la
suficiente para no distinguir con quien se acostaba ella. Y ella entró. –Estas
son mis condiciones, quiero el cuarto con poca luz y que ella entre ya desnuda
sin hablar, se monte en la cama y haga lo que sabe que tiene que hacer: que me
lo mame,se deje coger por el culo, por la cuca y listo, se acaba el asunto y se
va del cuarto–. Y así fue, Icoa se montó en la cama y así en la penumbra tomó
el pene de Cairo, grueso y largo, un prepucio prominente que a Icoa le daba
repulsión pero igual se lo introdujo en la boca.
–Mama viene ese
guevo, trágatelo todo que tú eres bien perra y sabes hacerlo–Le decía mientras
le empujaba la cabeza hacia abajo para que le entrara todo en la boca. Estuvo
un rato haciendo el sexo oral hasta que tomó de la mesita d enoche un
preservativo –No, no no no, sin capucha, pagué bastante plata por ti y no
quiero capucha quiero sentir esa cuca construída, móntate que esto va a rin
pela’o.– La voz le resultaba familiar pero lo atribuyó a algún cliente asiduo
con el que ya había estado.
Se montó sobre él
y con bastante destreza introdujo completamente el pene dentro de su vagina y
comenzó a moverse. Se agitaba, sacudía las caderas haciendo que Cairo
enloqueciera de placer mientras le estrujaba las tetas.
–Epa Carache,
¿dónde está Icoa? ¿Con uno de estos babosos? Jejeje–Saludaba Asuán que había
regresado.–Eh si si, está con un cliente ahora–Bueno dile que la espero en la
22–No creo que sea posible…eeh está ocupada…hay mucha gente–¿Cómo que ocupada?
Te dije que no la ocuparas a menos que fuera necesario– Lo agarró por la camisa
levantándolo a centímetros del piso.–Ese cuarto es de Icoa y mío, ¿Quién está
ahí ahora?– Es un pesado Asuán–¿Quién es y con que muchacha está?– Asuán, ya
va, ya va…es Icoa la que está adentro, pero ella no abe con quien está metida
ahí–¿Con quien coño esta tirando mi mujer ahí dentro? Dime¡¡¡_ soltó a Carache
y se fue directo al cuarto.
Cairo la estaba penetrando por el ano cuando ya estaba a
punto de venirse. –ya me vengo volteate que quiero echarte la leche en tu cara
maldita negra– Ella se volteó y recibió su semen complete en la cara. La puerta
se abrió de golpe con una patada de Asuán. Encendió la luz. Cairo volteó. Los
ojos de Asuán se llenaron de furia, Icoa estaba impactada, se acababa de
enterar que tuvo sexo con el mejor amigo de su amante.
Asuán se le lanzó encima, Icoa se apartó de un brinco de la
cama. Comenzaron a pelear y Cairo recibió varios golpes en la cara hasta que no
se movía más. Terminó de golpearlo y comenzó a llorar. –¿Por qué lo hiciste,
por qué si tú eres mia, por qué con él por qué?– Mi amor yo no sabía que se
trataba de Cairo, eso fue una de las condiciones que puso, que estuviese
oscuro, yo entrara desnuda y de una vez comenzara a hacer lo mio…te juro, te
juro que np sabía que era Cairo, te lo juro mi amor– Icoa comenzó a llorar y se
abrazaron. Ambos lloraron por un rato, sacaron a Cairo del cuarto y lo dejaron
inconsciente en el pasillo. Ambos se desnudaron y se acostaron abrazados y así
amanecieron, esa noche no hicieron el amor pero se seguían amando.
Él tuvo que salir temprano y ella se iba a hacer unas
diligencias cercanas al negocio. Asuán arrancó primero, a los minutos salió
ella. Cairo ya no estaba en el local.
Cairo llegaba a su apartamento, solo cargaba los interiores
puestos y así llamó a la casera para pedirle una copia de sus llaves y poder
entrar. Abrió la puerta, entró y se fue directo a su cuarto con la intención de
darse un baño y salir a trabajar pero no estaba solo. –La traición se paga con
sangre Cairo, eras mi hermano del alma y te metiste con alguien sagrado para
mi– Un tiro certero en la frente acabó con Cairo, no hubo tiempo de hablar, de
perdonar ni de volver a discutir. Gracias señora por el favor– Le dió 50 euros
a la casera para que lo dejara entrar en el apartamento.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
PECADO CAPITAL 6. Gula
Atabapo y Tabay estaban en el pequeño estudio donde grababan
sus videos pornográficos con niños y niñas menores de 8 años. La mayoría de
ellos recibían sustancias alucinógenas para poder manejarlos a su antojo.
Mientras Atabapo estaba con un niño completamente desnudo y
él solo tenía puesto el cuello clerical, sostenido con una liga por detrás de
su cuello. Tabay grababa hacienda acercamientos y sn enfocar la cara del niño y
del cura.
–Ábrele las nalgas, que se vea como le entra y dale duro que
le duela– le decía Tabay mientras grababa. De vez en cuando enfocaba la cámara
hacia otros niños que se estaban tocando y jugando gracias a la droga
suministrada. –Ponlo a mamar o ya va que voy yo y dejo grabando para que me lo
mame a mi–.
Luego le tocó a Tabay, esta vez con una niña. Atabapo
grababa. Dejó la cámara fija mientras a él le hacían sexo oral dos. Les tomaba
fotos niños, eso formaba parte de la galeria para la página web.
Al rato, luego de que ambos lo hicieran con dos niños cada
uno, – Tabay se fue, tenía reunion con
Orinoco que ya había regresado de viaje. –Quédate tú gravbando ya sabes
ponlos a hacer de todo–Tranquilo primo que esto está cuadrado, tú vete que
luego te muestro. Tabay salió del edificio abandonado, pequeño, de tres pisos,
estaba en una zona alejada del bullicio y los mirones pero alguien estaba cerca
vigilando todo. Esperó que Tabay arrancara en su camioneta y entró al edificio.
En la calle había un autobús escolar, al parecer trasladaron
a los niños en el. Llegó al tercer piso, la puerta estaba apoyada y la abrió
lentamente, el primer cuarto que vió a mano derecha habían tres niños desnudos
tirados en un colchón moviéndose de manera extraña y riendo. Siguió caminado y
encontró a su izquierda otro cuarto, solo habían niñas y estaban en la misma
situación.
Lo que era la sala, era un lugar amplio y con muy pocos
muebles, solo un sofá, una cama y una mesa. Habían tres focos para la grabación,
un par de cámaras, preservativos, dildos y lubricantes. Se acercó hasta un
punto donde todavía no lo podía ver el cura, que estaba sosteniendo a un
pequeño, que lo violaba a pesar de los gritos de dolor.
–Ay curita, usté no escarmienta, le gusta la guevoná–Atabapo
soltó al niño que qedó tendido en el sofa sin moverse. –¿Qué…qué haces aquí…qué
vas a…a.. hacer?–Bueno panita ahora sí llegó tu hora de rendirle cuentas al
jefe allá arriba–Coromoto levantó el bate que traía y comenzó a partir las
luces y las cámaras. –Sal de aquí menor, ve pal cuaro y dile a todos que se
vistan que nos vamos, mételos en un solo cuarto y cierra la puera. No salgan
hasta que yo les diga, ¿ok?– Si, si– respondió el niño sollozando, que no
superaba los 7 años.
Cuando dejó todo el material audiovisual inservible, le dió
una patada a Atabapo que lo tumbó al suelo. –Ahora vas sufrí un poquito, pa que
sientas lo que sienten esos menores cuando te los coges maldito enfermo–Comenzó
a darle batazos en las piernas con toda la fuerza que pudo hasta que sientiera
como se le partían los huesos. Siguío por el abdomen y el pecho, una y otra vez
mientras que Atabapo gritaba del dolor. Un batazo fue directo a su cara que lo
desmayó.
Coromoto aprovechó y lo amarró con una soga que estaba en
uno de los cuartos. Ayudándose con dos alcayatas de la pared, lo sostuvo por
los brazos. Las pernas las amarró juntas. Esperó que despertara.
Sacó su navaja. Le colocó en la boca una cinta de embalar.
Con una mano tomó el pene del curo y lo estiró. –La otra vez te bole el
pellejo, pero ahora te vas a quedá si guevo becerro– Jaló aún mas la piel y de
una sola vez y de manera casi perfecta le seccionó el pene. Atabapo no podía
gritar, se puso rojo del dolor y las venas de su sien estaban a punto de
estallar. Coromoto le arrancó la cinta de la boca, marcó el número de cellular
de Tabay en el cellular de Atabajo y se lo pegó en el ído con otra cinta.
–Habla con tu primo a vé si llega a tiempo y no te
desangras. Chao panita, me llevo a los menores–Sacó a todos los niños del
edificio y con la ayuda de Tobago que esperaba Escondido en la acera de
enfrente, montaron a los chicos en el autobus. Coromoto subio la moto también. Bajó del autobus y volvió a entrar al
edificio con un bidón de gasoline. Fue al tercer piso, colocó el bidón en la
entrada del apartamento y lo tumbó. El líquido entró rapidamente por el
pasillo. Coromoto soltó un fósforo y todo se convirtió en una bola de fuego lo que hizo que el motorizado
saliera disparado hacia atrás por la combustion. Corrió por las escaleras y
salieron de la zona a llevar a los niños al barrio.
Tabay venía de regreso al edificio sin percatarse que unos
segundos atrás se cruzaba con el autobus y el autor del crimen. El tercer piso
ardía en llamas, era imposible subir. No pudo salvar a su primo. Cuando se
consumieron las llamas, lo único que quedaba de Atabapo eran sus huesos
calcinados. Tabay huyó de la escena antes de que llegara la policía y los
bomberos. Ninguno de los dos llegó. Nadie supo nada, nadie se enteró de nada.
Su primo nunca le dijo quién le había hecho eso.
lunes, 25 de noviembre de 2013
sábado, 23 de noviembre de 2013
TRIPLE EQUIS. Un sobrecargo de droga.
Mientras
esperaba a un amigo en Bellas Artes para ir a un café cercano, entré un
momento al hotel que estaba frente al lugar de espera, a dar una vuelta. Caminando por los pasillos
se me queda viendo un hombre alto medio calvo, de buen porte, volteo a
ver si me seguía mirando y efectivamente, se detuvo y me acerqué.
Nos
saludamos, me dijo que era sobrecargo en una línea aérea comercial,
peruano. Me invitó a su habitación y como mi amigo iba retrasado pues me
daba chance de una escapadita.
Subimos
y el cuarto estaba en desorden, la maleta abierta y los dólares encima
de la ropa como si nada. Comenzamos a besarnos, nos desvestimos y empezó
a meterme mano por todos lados hasta que me llevó a la cama. De la
mesita de noche sacó un condón y un frasquito pequeño color ambar de
esos que traen pastillas muy pequeñas, que este no era el caso.
“Quieres
un poco?” –“no se qué es…” –“es Popper, esto te va a poner a mil”. Y
con las mismas lo inhaló en cada una de sus fosas nasales como si fuera
un descongestionante, no me volvió a ofrecer pero a los segundos estaba
como endemoniado y eufórico “Ponme el condón que quiero metértelo ya” se
lo coloqué y me sentó en su guevo y empezó a moverse con fuerza, más de
lo normal como si le hubiesen inyectado adrenalina: “¡Coño que buena
cogida! Te gusta? ¿Ah te gusta?, ¡me
tienes excitado! ¡Wao que culo, quiero seguir! La verdad es que la
tirada fue muy buena, el hombre tenía energía como para cinco rondas más. Me
volteó, me puso en cuatro y siguió dándole. “¡me tienes excitado, lo tengo
tieso! ¿Quieres más? ¿Te gusta?” yo a todas estas decía sí, sí sí, estaba
un poco nervioso con tanta eufória del tipo pero me gustaba. “¡Voy a
acabar carajo! ¡Voy a acabar!” lo repitió varias veces antes de acabar
hasta que me agarró con fuerza por el cabello y supe que estaba soltando
todo aquello. Me dolió el jalón.
Cuando vi aquel condón, quedé impresionado de la cantidad de semen que salió de ese guevo.
Se
relajó. ¥a más calmado me dio su número de celular, su correo y quedamos en
mantener el contacto para vernos a su regreso el próximo mes,
mantuvimos el contacto varias semanas, luego se desapareció.
Mi amigo ya
había llegado y yo con el cabello aún húmedo…
viernes, 22 de noviembre de 2013
miércoles, 20 de noviembre de 2013
PECADO CAPITAL 6. Pereza
Coro permaneció detenido 72 horas hasta que su hija Catia
rindió declaración. A pesar que dijo quien cometió el crimen, Potro se encargó
de esconder muy bien al jóven para que no lo consigan, de momento. Catia seguía
viviendo en un pequeño apartamento que tiene oculto Potro. –…esa es toda la
historia mi amor, yo soy tu padre, he estado cerca de ti siempre aunque a veces
no he podido y has hecho desastres, siempre he estado cerca–Catia abrazó a
Potro un buen rato, ambos lloraron. Por primera vez en mucho tiempo, aquel
hombre grande y fuerte volvía a sabee que era llorar. –Seguirás viendo a Tabay
evitando contacto con él, luego nos encargaremos de ese imbécil.–
***
–Por el poder que me confiere la ley, los declaro marido y
mujer–Era la voz del alcalde de la ciudad. Guanta había cumplido uno de sus
objetivos, casarse, ser poderosa y con dinero para luego destruir al peor
hombre que ha conocido en su vida.
–Mi amor ahora tenemos que celebrar nuestro matrimonio por
todo lo alto, nos espera el avión privado para irnos a París y luego a Dubai,
te espera la mejor luna de miel de tu vida– Guanta le tocó fingir felicidad y
entregarle su mejor beso por tanta felicidad.
Una vez en París, cenaron y se hospedaron en la suite del
Hotel Four Season George V a todo lujo. Ya en la habitación, era el momento de
hacer el amor para sellar esa union. Guanta estaba dispuesta a hacerlo por el
simple hecho de hundir a su peor enemigo. Cerró los ojos y dejó que Orinoco
hiciera el resto.
Guanta conoció hace
tres meses a Orinoco en una de las tantas reuniones de negocios de Tabay con
sus socios. Él desde que vió a Guanta se deslumbró lo enamoró su juvenil
belleza y su actitud altanera, comenzaron a salir; un almuerzo, unas copas, una
cena. Guanta no permitió que la tocara, solo besos; no iban más allá de eso.
Cuando se sintió más
en confianza con Orinoco le contó lo que quería hacer con Tabay, cosa que el
narco no le desagradó para nada pues también quería sacar del camino a su socio
dejándolo en la calle. Con la mayor carga accionaria por parte de Orinoco en
las empresas de Tabay y con un poco de manipilación y venta de acciones oculta,
Guanta pasaría a ser la dueña de last res más grandes empresas de Tabay,
dejándolo practicamente en bancarrota.
Iba quitándole cada pieza de ropa lentamente hasta tenerla
frente a él totalmente desnuda. Guanta abrió los ojos y Orinoco también estaba
desnudo, una barriga prominente que no dejaba ver su pene aún flácido. Él le
tomó sus manos y las llevó hacia su espalda, –tócame las nalgas y apriétamelas–
dijo Orinoco. Tocó y apretó. Una piel flácida que colgaba, a pesar de nos ser
un señor mayor, era un hombre que no hacía ejercicios y sucuerpo lo delataba. –Por lo menos Tabay tiene un cuerpazo, pero
esto hombre es horrible y baboso–pensaba Guanta mientras retiraba sus manos
de aquella zona.
Orinoco se tumbó en la cama, su barriga se expandió hacia
los lados dejando al descubierto su diminuto pene que aún no experimentaba
erección. –Mámalo, pónlo duro–Todo sea
por el maldito Tabay, esto va a ser por ti, te voy a ver en la miseria
desgraciado–pensaba Guanta mientras introducía en su boca aquel pene
dormido y arrugado.
Dentro de su boca comenzó a crecer pero Orinoco la detuvo,
–Para, para que me vas a hacer acabar–ella no se detuvo. Él la apartó de un
empujón. –No quiero acabar, te quiero coger, pónme el condón y te montas– Su
pene no media más de 10 cms, era algo grueso, al preservativo le sobraba goma.
Lo puso y se sentó, apenas iba penetrando la vagina de su esposa, el hombre se
vino. –Coño no joda, no aguanté– arrancó el preservativo y se volvió a tumbar
en la cama. Para no quedar mal con el hombre ella fue a hacerle sexo oral de
Nuevo y la volvió a apartar de un empujón. –Ahora no, estoy cansado, déjame
dormir, toma dinero y ve a comprarte un vestido para mañana–Guanta se vistió y
tomó todo el dinero que había encima de la maleta.
Ya en el lobby estaba indecisa si salir o tomarse primero
algo en el bar. Decidió lo segundo. Un hombre solo sentado en la barra la
observó entrar, ella se sentó junto a él y comenzaron a charlar. También
hablaba español. –Mucho gusto, me llamo Cubiro, eres muy hermosa para que estes
sola en esta ciudad–Estoy con mi marido, recien casados, ahora duerme y yo
vengo a tomar algo, mucho gusto Guanta–Yo estoy solo en viaje de negocios,
soltero y te invito a tomarnos el trago en mi habitación–. Coversaron un rato
más en el bar y luego subieron a su habitación.
Hicieron el amor como nunca lo había hecho Guanta en su
vida, toda la noche, la sorprendió el amanecer entre las sábanas con otro
hombre. Comenzó a vestirse y el se despertó. –Supongo que tienes que ir a
reunirte con tu marido–Así es y creo que voy a tener bronco–¿Hasta cuando te
quedas aquí?– una semana, luego nos vamos a Dubai otra semana–Caramba que
casualidad, o también voy a Dubai, toma mi número, sino nos volvemos a ver aquí
nos vemos allá, ¿te parece?–No lo sé, esto me ha puesto muy nerviosa, yo te
aviso–.
Regresó a su habitación, eran las seis de la mañana y
Orinoco seguía dormido. Con cuidado se quitó la ropa y se metio a la cama y así
estuvieron hasta las nueve de la mañana que despertaron ambos.
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