Dejó a su niña en su casa al mediodía de aquél sábado. Como
cada vez que la dejaba en la puerta de su edificio, ella le practicó el sexo
oral hasta hacerlo acabar y tragar su semen. Una rutina que a ambos le gustaba.
Catia cruzó el carro hacia la ventana del piloto y le dió un
beso a Tabay, a unos cuantos metros de ahí, unas vecinas preocupada por la vida
de los demás y ignorantes de lo que pasa en la suya, conversaban entre ellas,
–Definitivamente esa niña se echo a perder desde que el papá se fue de esa casa,
desde que nos enteramos que era rarito. Que vergüenza de niña y de familia y
encima no le importa exhibirse con ese tipo que puede ser su papá–.
Esperó a que entrara al edificio para irse,–y pensar que en
un rato tengo que regresar aquí–decía mientras cruzaba a una lado de las
vecinas saludándolas cortezmente.
La joven entra a su casa y su madre como siempre en la sala
esperándola.–¿Dónde estabas?– Pasé la noche con Falcón y su familia en su
casa–mintió y su madre lo sabía pues inutos antes Falcón habló largamente con
ella. –Esta noche viene la persona con la que estoy saliendo para que la
conozcan, te voy a pedir que estes en casa y compartamos juntos, ¿Es mucho
pedir?–Noooooo mamá aquí estaré en casa, pero ahora me voy a mi cuarto, me
avisas cuando llegue el tipo–.
El Sol ya se ocultaba y África terminaba de limpiar la casa
para cuando llegara su novio. Entró al cuarto de Macuto y como de costumbre
tumbado en su cama y desnudo. –Mamaaaá ¿por qué no tocas entes de entrar como
hace la gente educada?–¿No te has vestido todavía? Te dije que viene visita y
te necesito en la mesa, por favor–Siii coño, que ladilla, todavía es
temprano…–.
Bajó a la sala, -el apartamento es de dos niveles-, iba a la
cocina a recoger unas cosas cuando suena el intercomunicador; –¿Quién?– ¿Soy yo mi amor, ábreme–.
Atacada, África le abre desde el intercomunicador. Pero
llegó demasiado temprano y no he hecho nada de comer, y ahora tengo una flojera
de cocinar,-pensaba mientras iba a abrir la puerta-.
–Hola mi amor,¿cómo estás?–Bueno, jeje algo sorprendida no
me esperaba que llegaras tan temprano, ni me he duchado–Es que me desocupé
tempranode una reunion en la empresa, disculpa que no te llamé corazón– Se le
acercó y le dió un apasionado beso que se prolongó varios segundos. –Guao, que
beso tan delicioso– le dijo ella. –Dame unos minutos para ducharme y ya estoy contigo,
no me diste chance de nada–Dale mi amor, yo te espero viendo la tele–.
A los segundos el novio sube las escaleras y ve la puerta de
una habitación entreabierta, se asoma y ve a Macuto desnudo y boca abajo. Sus
ojos se posaon en aquellas nalgas redondas, bien formadas y se veían duras.
Blancas, sin un vello. Instintivamente llevó su mano a su entrepierna y apretó
su pene que ya delataba una erección. Observó el cuarto, estaba minado de
tantos clichés e íconos gay que no aguantó las ganas de tener ese cuerpo para
él.
Se quitó despacio los zapatos y se quitó los pantalones
junto con el interior. Macuto abrió los ojos y entre dormido y despierto no
sabía si estaba soñando pero al ver aquel pene casi frente a él, le dijo –¿Qué
haces ahí parado? Sube a mi cama–. Se montó en la cama y se arrodilló justo al
frente de aquellas provocativas nalgas que a lo lejos lo llamaban y ahora
estaban a centímetros de él. Las separó y casi sin pensarlo orinó en el
interior de ellas. Macuto se mantuvo inmóvil, como si estuviera en un letargo.
Macuto, el hijo mayor de África. 25 años, desde que se
graduó no ha conseguido –es lo que le dice a su madre- trabajo. Studio en la
Universidad con Falcón que es uno de sus mejores amigos. Holgazán hasta el
aburrimiento, no mueve un dedo en casa para nada, la mayor parte del tiempo se
la pasa en su habitación, durmiendo, viendo televisión o en internet desde su
laptop metido en su cama. Gay declarado pero no comparte con nadie, su
sedentarismo lo está consumiendo. A pesar de eso tiene buen cuerpo, atlético y
delgado.
Unos cuantos segundos expulsando aquel fluído, despertó el
morbo del hombre, cuando iba a empezar a penetrar al muchacho escucha un grito
de África –Ya voy a estar lista– Se bajó rapidamente de la cama, tomó una
toalla que estaba en un mueble y se secó la entrepierna. Se vistió y bajó.
–Catia, ya llegó la visita, ¿ya estás lista?–Vooooy– Tabay
abrió los ojos de la impression al escuchar aquel nombre -no puede ser que mi hembra sea la hija de África-. Bajó las
escaleras sonriendo y le dijo –Mi amor, me dió flojera cocinar, y además
llegaste rapidísimo, ¿será que pedimos pizza y comemos aquí? –Pero esta mujer siempre tiene flojera de
todo, el hijo heredó la vaina y peor jejejeje- –No hay problema corazón-.
Su hija la menor iba bajando las escaleras, iba con una
minifalda ajustada, maquillada para la noche y unos tacones de vertigo –Ahí
viene mi hija, ven a Catia te presento a… –Tabay– ambas dijeron el nombre
aunque Catia en su mente.
Tabay quedó en blanco al verla bajar, todo iba a una
velocidad muy lenta, apenas se escuchaba algo, cada escalón eran cruzados
segundos después -Qué Hermosa está mi
hembra y es la hija de mi novia…- Catia ya sabía que Tabay, el hombre que
le arrebató su virginidad, era el novio de su madre, pues esta ya había
mencionado el nombre en otras oportunidades.
–Mucho gusto, Catia– le extendió la mano y él le devolvió el
gesto no sin antes rascarle la palma con el dedo por unos segundos antes de
soltarla, Catia se estremeció y sintió humedecer su entrepierna. Tabay sonrió
como si supiera que eso exáctamente era lo que estaba pasando.
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