miércoles, 27 de marzo de 2013

PECADO CAPITAL. Temporada 1: Gula



Todos sentados en la mesa redonda, Tabay tenía a su izquierda a Macuto, a su derecha a África y casi de frente a Catia. Senta da en su silla la sangre le hervía pensando en que su hermano tambien formaba parte de las personas que Tabay se llevaba a la cama.


Macuto tenía su mano derecha en la entrepierna de Tabay y este bajo la falada, ya levantada de África. Sus dedos jugaban con su vagina mientras ella controlaba sus emociones y gemidos.



–Permiso, voy un momento al baño, ¿dónde está?–Usa el de mi cuarto mi amor, es más cómodo, arriba a la izquierda está el cuarto–Le señaló África. –Catia, acompáñalo para que sepa donde es– Ay sí, así aprovecho y yo voy también–sonrió.



Entró al baño del cuarto y enseguida se coló Catia. –¿Tu piensas tirarte a toda mi familia? Primero me coges a mi– Se levantó la falda y se quitó su ropa interior. –Yo solo vine a orinar mi hembra bella– Le apoyó la mano en el hombre y la hizo agacharse, –Abre la boca que se que tienes sed–¿me vas a orinar?–Shhhhhh calladita– Comenzó a orinar en su boca mientras ella iba tragando aquel liquid. Al comienzo le desagradó pero luego pudo más el morbo que se introdujo el pene en la boca mientras el seguía descargando. Terminaron y bajaron con unos segundos de diferencia.



Terminó la cena y África lo invite a quedarse a dormir, el aceptó. Catia estaba molesta y Macuto feliz de pensar que esa noche podría ser la noche.



***

Llegó el domingo y Catia salió a pasear con su novio Falcón que esa mañana se enteró que el amor de su vida tenía un novio contemporáneoa a ella. Respiró hondo y se fue con su novia a recorrer la ciudad. Se encontrarían con un amigo de Catia, Trinidad.



Trinidad y Tobago hermanos gemelos afrodescendientes, viven en una zona popular de la ciudad. Aunque no son de mucho dinero viven modestamente cubriendo sus gastos. Sus padres trabajan; Orlando es mecánico, trabaja cerca de casa, los que lo conocen dicen que es excelente en su trabajo y conoce mucha gente. Sus clients son de distintas partes de la cudad, tanto del este como del oeste. Bolivia trabaja de doméstica en varias casas, algo que no le hace gracia a su esposo pero necesitan el dinero. Sus hijos estudian con mucho esfuerzo en un colegio privado, donde estudia también Catia.



Los gemelos tienen 16 años, son homosexuales y por su condición tienen muchos problemas en su entorno. Sus papás los apoyan aunque a veces Orlando se molesta y grita –¿Por qué coño me salieron maricones mis varones, que carajo hice mal?– Pero lo dice de la boca para afuera, los ama y protege, aunque ellos no les hace mucha gracia que salga a defenderlos.



Trinidad es más afeminado, más inclinado a vestirse de mujer y comportarse como tal. Tobago es más serio. Son tan exactos que hasta que Trinidad no habla o se mueve no saben quien es quien. Lo único que los diferencia es una incipiente marca blanca, producto del vitiligo que padece Tobago, en la punta del glande.



Tobago no quiso acompañar a Catia y compañía de paseo. –Me voy a ver con unos amigos del colegio–mintió –nos vemos luego. Al igual que su hermano, Tobago tiene un document de identidad falso que dice que son mayores de edad, -esto a espaldas de sus padres- con lo que entran y salen de cualquier antro por las noches y compran alchol y cigarrillos.



Gracias a esto, Tobago decidió pasar el día en un sauna que queda en la zona más cutre de la ciudad: Plaza Venezia. Este sauna es mejor conocido como La Cochinera, es una sauna deprimente, poco higiénico y va gente de todo tipo. Está abierto desmuy temprano en la mañana y es visitado por gente trasnochada y con Resaca, malandros amanecidos, policías y vigilantes hasta mendigos y recogelatas. Es tan económico que el público es varipinto y es lo que puede pagar Tobago.



Entró, pagó, se despojó de toda su ropa quedando sólo con una diminuta tela que parecía papel de fumar de lo desgastada que estaba. Se dirigió al vapor. El lugar estaba lleno de todo tipo de gente. En un descuido que entra  aun pequeõ cuarto de vapor, se encuentra con siete hombres, entre flacos, gordos, viejos y un afrodescendiente.



Uno de ellos le arranca el pedazo de trapo que lo cubría y lo toma de un brazo acercándolo a su pene hasta que Tobago se agacha y comienza la felación. Los demás se van acercando mientras tocan y jalan sus miembros para ponerlos firmes. Tobago se aparta del hombre flaco y se va hacia el de su color y repite lo que hizo antes –coño que rico lo mamas, ven tú pa que te lo mame– decía el afrodescendiente.



Y asi fue, Tobago iba pasando de pene, se los introdcía en su boca hasta el fondo, unos le tomaban de la cabeza para que lo tragara completo, lo que hacía que tuviera arcadas que no le molestaba en lo absoluto. Pasaba de un hombre a otro y su mandíbula la sentía tensa y desencajada. Descansaba lamiendo los testículos. El Viejo aprovechó y lo levantó por la espalda hasta que sus nalgas quedaron frente a su miembro. Lo penetró; bastó apenas un leve empujón y aquel pene se deslizó como si entrara un cuchillo en la mantequilla.


Tobago estaba excitadísimo. Así como pasaba de mamar un pene, también cambiaba de persona que le diera por detrás. El cuarto se llenó de gente curiosa, habían como 20 personas viendo el espectáculo. En ocasiones tenía en su boca dos penes mientras un tercero jugaba atrás. Llegó el momento de que toda esa carga sexual, explotara y Tobago quería que ocurriera en su cara y en su boca. Tenía hambre, hoy quería sexo y lo tuvo con siete. Cuando estaba a punto de recibir toda ese semen colectivo, entró una persona que no iba a irse sin llevarse algo de ese regalito azabache.

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