De vacaciones en la
finca de mi familia, ya estaba con ganas de sexo de una vez. Bajo mi boxer
estaba mi pene a punto de reventar. Me encontraba en un cuarto grande de la
finca, la habitación estaba llena de sacos de dormir, esa era la habitación de
los jóvenes. Primos de todas las edades tendidos en el suelo en el más profundo
sueño. Y yo preguntándome que iba a hacer… Quería aunque sea masturbarme. Pero
la incomodidad de ese saco de dormir no ayudaba mucho. Tenía que atravesar la
habitación para así poder llegar al baño y pajearme allí.
Me levanté decidido,
antes de que me arrepintiera, y a tientas, con la poca visibilidad que había,
crucé el piso lleno de cuerpos dormidos. Tomé la manilla de la puerta y la
empujé con cuidado, un chirrido muy sonoro salió de las bisagras resecas de la
puerta de madera. En el pasillo había una luz tenue, hasta el baño, ubicado al
final del pasillo a la derecha.
Al llegar al baño ví
que estaba ocupado. –Maldita sea –pensé en ese momento. Se abrió la puerta del
baño y salió uno de mis primos. Amante del gimnasio, macho, con cabello rapado
y una mirada pícara. Su torso desnudo me hizo tragar grueso. Desde el ombligo
bajaba una línea de vellos hasta ahí abajo DIOS. En el short corto que llevaba
mi primo se marcaba un bulto, mi cara se enrojeció y comencé a sentir calor. Me
mordí ellabio inferior. Mi primo se tocó el paquete. Asumí que quería tema.
Me acerqué y de una
entramos los dos entráramos al baño. –Espera, calma –dijo poniendo una mano en
mi pecho- Te aviso que yo no beso. -Y quién te dijo que iba a besarte -¿Ah no?
Y entonces, que ibas a hacer?
Me arrodillé frente
a su guebo parado. De un tirón le bajé el short y en mi cara apareció un trozo
de al menos 22 cms. Lo metí en mi boca, apenas me cabía. Con mi mano derecha
tomé el guebo firmemente, mientras mi boca babeaba. Él cerró la puerta y con sus
dos manos tomó mi cabeza y comenzó a empujarme.
Dejé de mamarlo y
comencé a chupar sus bolas. Mordía suavemente su escroto. Subí mi mirada sin
dejar de mamar, con mi mano libre comenzaba a pajearme. Estaba en extremo
excitado.
Seguimos así por un
rato, hasta que decidí que era el momento de ir más allá.-Necesito que me cojas,
pero ¡YA!–
Mi primo reaccionó
tomándome por las caderas y me montó en el lavamanos, abrí y levanté mis
piernas para que me tuviera a punto para penetrarme. Sin vacilar me penetró. Un
gemido salió de mi garganta. Me lo metió hasta el fondo, su estómago tocó mi culo.
Me agarró las piernas y me jaló hacia él. Allí comenzó a darme duro y yo a
disfrutar. Comencé a gemir, no me importaba que alguien pudiese oírnos, pero
todos dormían y estábamos lejos de las habitaciones. Él si estaba incómodo con
la situación, se acercó a mi boca y me besó salvajemente.
-¿Tú y que no
besabas?no besabas” –le susurré. -Estás haciendo mucho ruido –
Su ritmo se
intensificó. y eso me excitó más. -¡Para, para! –le dije-¿Qué pasa? Saqué su pene de mi culo y me bajé.
-Acuéstate en el piso -le dije- Me senté sobre su guebo
y me lo metí de una sentada, él solo puso los ojos en blanco y de su boca salió
un “uuuf”. Comencé a cabalgar. Subía y bajaba a toda velocidad, mientras me
inclinaba hacia él para besarlo. Sus manos se ubicaron en mis nalgas. Ya sentía
que me venía así que me agarré el guebo y commence a darme, solo bastó tres o
cuatro sacudidas y derramé la leche sobre el pecho del primo, fue intenso. Él
me embistió un par de veces más para luego derramar su semen dentro de mí. Terminamos
agotados, sudados y jadeando. Estuvimos unos minutos tirados en el piso, luego
me levanté, me puse el boxer y salí del baño. Lo dejé dormido en el piso.
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