Coromoto la tomó del pelo y la alzó hasta llevarla a la
altura de su pene para que siguiera con el sexo oral. Mientras ella hacía la
felación, Coromoto ayudaba masturbándose. Acabo de unos cuantos segundos volvía
a acabar esta vez en la boca de la adolorida secretaria, que se apartó hacienda
un gesto de asco al recibir el viscoso líquido. El motorizado la empujó –Eres
una perrita mami, pero mamas rico–. Se subió el cierre del pantalón y se fue.
***
Luego del mediodía Tabay llamó a Coro para proponerle algo
para la noche –¿Quieres tirarte a una chamita que cuadré mientras yo te cojo? –Ok, pero tiene que ser en la noche, ¿dónde
nos vemos?–En el apartamento de las cochinadas, el Potro te busca donde
siempre– Al final de la jornada Tabay buscó a Guanta a su oficina para llevarla
a su casa.
Ya en el coche, Tabay iba tocándole los pechos a Guanta
–Mámame el guevo mientras manejo, me tienes prensado, anda–No tengo ganas
ahora, no quieres dormir conmigo esta noche, pues no hay mamada–Anda vale mira
como me tienes– Su pene estaba aprisionado en el pantalón y una pequeña mancha
de lubricación se notaba en la tela. –Te masturbas cuando llegues a casa y
cuando de verdad quieras hacerme el amor pues me buscas–Decía esto mientras
subía su falda para mostrarle su vagina depilada –Te vas a perder esto por
gafo–Él intentó meter la mano entre las piernas y ella lo detuvo,–Déjame aquí,
yo me voy caminando a mi casa–Yo te llevo a tu casa y te cojo ahí, me tienes
mal–Están mis hijos– No me importa, te hago el amor en tu cuarto–.
Llegaron, se bajaron ambos del carro y se fueron hasta la
casa de ella. Al llegar a la puerta ella lo detuvo. –Hasta aquí, no vas a
entrar–Pero te dije que te haría en el amor y llegamos hasta aquí, no seas coño
‘e madre carajo, me tienes encarpao–Adios mi amor, sera otro día– cerró la puerta
y dejó al hombre ahí. Unos metros más allá Potro, sonriendo tras el embarque
sufrido por Tabay.
–Vámonos Potro, déjame en casa, buscas a esta niña y luego
subes a Coro que estará esperando en la estación de servicio de abajo de la
casa–. Ya en casa comenzó a darle instrucciones a la chama que iba a ser de
juguete sexual de dos hombres.
–Vas a estar encadenada a la cama con la cara tapada y no
vas a hablar ni gritar, mudita no pueden saber tu identidad, viene otro tipo y
yo, vamos a cogerte hasta que te canses, ¿ok?–Siiii, ya me lo dijiste–Se colocó
en la cama y la encadenó por las muñecas y los tobillos, las cadenas eran
bastante cortas para que no tuviera chance de moverse mucho.
–Epa, no menciones mi nombre ni tú el tuyo, total discreción
que tratamos con una menor ¿ok? –Si amor–Ahora ponte estas pantaletas y estas
medias de nylon y píntate la boca, quiero verte perra mientras te cojo y tú te
coges a esa niñata–. Coro accedió y se colocó la lencería que le dijo y se
pintó los labios de un rojo encendido.
Coro entró al cuarto donde se encontraba la muchacha
encadenada, esta tenía puesta una capucha con una abertura a la altura de la
nariz con una fina malla para poder respirar, El cuarto estaba a media luz pero
se podia observer bien el cuerpo de la muchacha que estaba vestida con un traje
de cuero negro de patente ceñido al cuerpo que dejaba al descubierto su vagina
y su trasero. Estaba en posición de perrito esperando por ambos hombres.
Él estaba con unas medias de nylon hasta el muro sujetas con
liqgueros y una pantaleta de hilo. Su pene apenas cabía en la diminuta tela
delantera. Echó a un lado la tela y dejó su pene libre y erecto, comenzó a
tocarlo. En ese momento entra Tabay –Ponte condón y cógetela–. Se colocó el
preservativo y se montó en la cama, se colocó lubricante y comenzó a rozar la
piel de la niña que gemía débilmente, Tabay sin decir nada la había dopado para
que se quedar quieta. –Méteselo en la cuca y luego en culo y no uses tanto
lubricante que a esa perrita le gusta el dolor.
Coro empezó a penetrarla lentamente, Tabay se acercó y lo
empujó para que se lo introdujera de una vez. –Dale coño, dale duro– Tabay
comenzó atocar a Coro entre las nalgas y jugaba con su ano, iba quitándose la
ropa. Él se mantuvo de pie pues estaba a la altura del trasero de Coro. Le
abrió las nalgas y separó el hilo, derramó un choro de lubricante e introdujo
su pene.
–Vamos méteselo por el culo, dale duro, ponla a chillar–
Tabay le decía regañando a Coro algo que le excitaba. Éste sacaba el pene de la
vagina y lo introducía en el ano de la jóven y asi iba intercambiando, cada vez
le daba más duro. Tabay penetraba con fuerza a Coro, este gemía mientras
penetraba a la muchacha con fuerza. Aquella excitación hacía que Coro apretara
las caderas de la niña que aún gemía suavemente a pesar de las embestidas que
le propinaban.
Tabay retiró su pene y fue hacia la cara de la niña, le
levantó un poco la capucha y le introdujo su pene en la boca. –Mama–le dió una
cachetada para que reaccionara y comenzó a hacerle sexo oral. Coro mientras la
penetraba por la vagina introducía varios dedos en el ano, hacía lo mismo
cuando la penetraba por el ano y deslizaba su mano por la húmeda vagina.
Tabay seguía follándose a la niña por la boca, empujándole
la cabeza para que tragara todo su pene. En dos oportunidades la hizo vomitar,
algo que no lo detuvo y siguió un rato más. Se retiró y volvió a penetrar a
Coro con la misma intensidd que antes.
Suena un celular y Tabay advierte que es el suyo, se acerca
y es el Potro quien llama, –Coño Tierra 2 ¿que pasa?...El coño de su
madre, ya voy para allá–Mi oso me tengo que ir, quédate y gózate a la carajita
que luego te vas a impactar del final, dale duro hablamos ahora que tengo un
asunto urgente que arreglar “tu mujercita por cierto” pensó– Tabay–Dale yo me
quedo, que ahora es que me falta para acabar– decía Coro que estaba endemoniado
de la excitación.
Una vez Tabay fuera del apartamento, Coro comenzó con más
agresividad el sexo, intercambiaba su pene entre los dos orificios que tenía a
la vista que ya estaban bien dilatados y enrojecidos. Aprovechó y se quitó el
condón y siguió con la penetración. La tomó con fuerza por las cadera y al cabo
de un rato retiró su pene y derramó su semen en el ano de la niña, frotando su
pene y dándole fuertes nalgadas.
–¡Coño que acabada más buena!, “voy a aprovechar
que lo tengo parado para que me lo mame”– pensaba Coro ya frente a la cara de
la muchacha y levantaba un poco la capucha. –Dale mámalo chamita– se lo metió
en su boca. –Uf que rico, a ver te voy a quitar la capucha pero no digas un
coño, estamos solos–. Le quitó la capucha pero la poca luz no lo dejaba ver
bien la cara. Se detuvo y fue a encender la luz.
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