miércoles, 24 de julio de 2013

PECADO CAPITAL 4. Ira


Potro alzó a Tabay y lo montó en su hombro, Guanta ayudó a África a levantarse. Montados en la camioneta, Potro los llevó a la clínica propiedad de Tabay donde a ambos los atendieron.



Dos días después África era atendida en su casa por sus hijos, aunque de mala gana pero no les quedó más remedio.  Guanta estaba en el apartamento de Tabay. –Esta no te la perdono, ¿Ahora te metiste a lesbiana? Le reclamaba a ella. –No me reclames mi amor que tú estabas de novio con ella y no me lo habías dicho, yo tengo tiempo conociendo a África, y si, me gusta ella ¿qué importa? Tú no eres un santo pero eres mi macho y eso no va a cambiar–Le agarró con fuerza el pene y comenzó a hacerle sexo oral. Tabay olvidó todo por unos instantes. Guanta lo tenía dominado.



***

–Bueno papasito usted ya sabe lo que tiene que hacer, quiero algo bien hecho, limpio, como te enseñe–Hablaba Orinoco con Federico. –Así será padrino jejeje–No me digas padrino, eso déjalo para lo legal, soy tu jefe carajito–Si, si ya, bueno me voy con Trinidad a su casa para que busque sus vainas y luego a hacer lo nuestro–¿Llevas el arma?–Sí–.



Se consiguió con Trinidad en la plaza O’leary par air de ahí a casa de este. –Vamos a agarrar el metro aquí son 5 estaciones–¿Tas loco?–le dijo Federico–Nos vamos en carro, ven acá–. Buscaron un carro no muy llamativo, Federico hizo dos maniobras en la puerta y la abrió–Bingo, sin alarma, ve a la otra puerta–partió lasuichera y encendió el carro. Arrancaron rumbo a la Cota 905.



Llegaron a la zona y Federico estacionó el carro. –Yo te dejo aquí y te recojo más tarde por aquí también, me avisas por mensaje, yo tengo un asunto pendiente– Trinidad se bajó del coche y comenzó un torrencial aguacero. Cerca de ahí estaba la iglesia y entró para esperaa que pasara la tormenta. Federico arrancó a toda velocidad.



Atabapo terminó la misa y fue a retirarse a la sacristy cuando comenzó la lluvia, la gente que pudo salió de la iglesia, otras se quedaron a esperar que escampara. Una mujer salió corriendo hacia la parte de atrás de la iglesia buscando al cura. –¿Padre, se acuerda de mi? soy la mamá de Iris, la niña que jugó con usted la otra vez ¿se acuerda?–Sí claro, ¿cómo está usted y la niña?–Bien padre, ella está con su papá ahora–¿En que la puedo ayudar señora?–Dime, Flavia. Vine a jugar contigo ahora–¿Perdón?_Lo que oiste padresito, quiero que juguemos los dos– mientras hablaba se desabotonaba la blusa–Lo siento, pero creo está equivocada señora, le voy a pedir que se retire–.



–¿Me vas a botar de aquí? Yo lo pensaría antes de hacer eso…puedo contar en el barrio lo que haces con los niños de la zona y bueno con mi hija también, que no es mi hija es de mi marido, así que poco me importa lo que hagas con ella. Lo que quiero es hacer contigo lo que haces con esos niños–Le apretó el pene por encima de la sotana. Se quitó la sotana y quedó en unos shorts de trotar y una franelilla–se disponía a correr luego de la misa–Le bajó de un tirón la falda a Flavia, le rompió las pantaletas y se bajó el short. La tumbo boca arriba en el escritorio y la penetró. Con cada empujón que le daba ella gemía, –¿Me vas a denunciar?_Volvía a empujar más duro, una penetración profunda. La agarró del cabello y le dió con más fuerza. –¿Ah, vas a abrir tu boca y contar qué?, si no teienes pruebas de nada–Volvía a empujar. Flavia comenzó a gemir con más fuerza, estaba teniendo un orgasm que la estremeció y comenzó a gritar, Atabapo le tapó la boca, volvió a sacudirle un par de veces más y se corrió dentro de ella. –Lárgate, esto era lo que querías, ya te cogí, ahora vete–.



Federico llegaba a su casa, ya era de noche, no muy tarde pero ya todos dormían, pues al día siguiente era día de trabajo y estudio. Entró al apartamento con mucho cuidaddo y sin encender las luces, se fue hasta el cuarto principal, abrió la puerta y encendió la luz. –Papá, mamá, estoy de regreso– La madre se incorporó en la cama, vio a su hijo y este le disparó un tiro certero en la cabeza, su padre se despertó y también recibió otro disparo. Ambos quedaron tendidos en la cama tiñendo las sábanas blancas de un rojo intenso.



Se acercó a los cuerpos y sin tocar nada, les dio un beso a cada uno en la mejilla. –Adiós, pronto seré dueño de todo esto y de tu empresa– Orinoco al ser el padrino de bautizo de Federico se haría cargo de él por ser menor de edad y es, como lo había decidido el padre, el abogado, administrador y albacea universal de su fortuna, hasta que cumpliera la mayoría de edad su hijo.

Federico se fue directo al otro cuarto, el de su Hermana, dos años mayor que él. “Te tengo que matar porque necesito ser el heredero universal de todo esto hermanita” pensaba Federico mientras apuntaba a la cabeza de su Hermana.



Salió del edificio igual como entró, oculto sin que lo viera nadie y sin levantar sospechas. “Mañana regreso a la carcel y como si nada”. –Dónde coño estará La negra esta que no me llama, me voy directo al barrio– “Estoy en la iglesia aún, aquí llueve mucho, no he podido moverme” decía Trinidad por el celular–Ok, te busco y vamos pa tu casa–.

Mientras esperaba a Federico decidió entrar a la iglesia, se persignó y fue a sentarse en los asientos cercanos al altar. En eso ve salir al cura, queda impactado por la belleza y cuerpo de este. Se pone nervioso al ver que se acerca a él con demasiada confianza.

–Ah caramba negrito volviste, ¿quieres repetir?–¿Repetir? No, yo, yo espero a alguien–Vente espéralo allá atrás, así me bajas el queso que tengo–Trinidad no entendía nada, estaba impactado del cura que había en su barrio.



Atabapo volvió a quitarse la sotana, se bajó el short y agachó a Trinidad para que le realizara otra felación como aquella vez. –Dale Tobago, trágatelo que luego te quiero coger, la otra vez no puede–¿Tobago? “Me está confundiendo con mi hermano, ¡ya se lo tiró!”. Pensaba Trinidad mientras estaba concentrado en el pene que tenía en su boca. –Coño, pero lo estás mamando mejor que la otra vez carajito…uuuf sigue que ahora te voy a coger–Atabapo lo tenía aprisionado contra su entrepierna.



Federico luego de estar en un congestionamiento vehicular llegaba al barrio y estaciona cerca de la iglesia, ya no llovía. Tomó el arma se la colocó en la parte de atrás del pantalón y entró a la iglesia. Atabapo tomó del brazo a Trinidad y lo apoyó a la pared, se escupió varias veces la mano y se la pasó  entre las nalgas al muchacho. Le abrió las nalgas y deslizó su pene hasta sentirlo completamente adentro. Pasaron pocos segundos cuando se abre la puerta de la sacristía. Entra Federico. Se saca el arma del pantalón y apunta. –Curita, es mejor que dejes quieto al chamo, vente Trinidad, sal de ahí–Atabapo, se voltea de repente y Trinidad se suelta y se viene donde Federico. –¿Trinidad? ¿Tú no te llamas Tobago? Baja el arma chamín–.


Federico lo sigue apuntando, baja un poco el arma y le dispara en la pierna. –Vámonos que tenemos que ir a tu casa. Luego me explicas quien es Tobago, ¿tienes un gemelo?.

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