Atabapo como pudo se levantó
y poniéndose la mano en el pene para detener la hemorragia salió del
baño, pero una vez afuera se desploma. La gente del local llama a una
ambulancia y lo tienden mientras esperan. En la clínica terminaron de quitarle
el prepucio, 10 días de reposo, declaraciones en la policía, retomó a los 15 días su trabajo en la iglesia.
***
Macuto ya llevaba casi 3 semanas en su nuevo trabajo, ya
estaba aburrido y con mucho sueño, pensaba que iba a ser más sencillo ser la
mano derecha del jefe que sacar números y cuadrar cifras.
–Coño sifrinito, ¿a quién le diste culo pa que sacara a la
mami que estaba aquí y te pusieran a ti?–A nadie, me hicieron una entrevista y
quedé en el cargo guevón–Aaay mariquito, deja el insult que aquí tengo una
navajita pa redibujate esa carita majunche, en cualquier momento te doy palo de
nuevo, ¿no hay nada pa mi?–Toma, todo esto es para entregarlo en la mañana y
este lote en la tarde, tienes que salir ya–Si jefa, lo que usted diga jejeje–
Suena el teléfono.–Ven
a mi oficina–Le dice Berlín a Macuto. –Que
ladilla, este carajo quiere tirar otra vez– pensaba Macuto. –Voy al
despacho–Ay papa te van a dar lo tuyo jeje–. Macuto entra al despacho
–Hola–Quítate los pantalones y ponte en el escritorio de pie pero acuesta el
cuerpo boca abajo.
Macuto se quitó los pantalones y se disponía a quitarse la
camisa. –No, no, no la camisa no, ponte ahí– Sacó un consolador de 9 pulgadas y
grueso con vibrador, le puso un condon y lo llenó de lubricante. Coromoto que
estaba afuera se acerca a la puerta y pega la oreja para escuchar, pero no oye
nada y decide abrir lentamente la puerta.
Berlín iba pasando el consolador por el ano de Macuto sin
meterlo, quería dilatarlo. Lo alza un poco más en el escritorio y le quedan las
piernas colgando sin tocar el piso. Poco a poco va introduciendo el consolador
mientras Macuto casi dormido sin sentir nada, no se movía. Coromoto estaba
dentro de la oficina pero lo astante lejos para que no se dieran cuenta que
estaba ahí, ambos estaban de espalda.
Metió completo el consolador y empezó a moverlo, de vez en
cuando lo scaba par aver que tan dilatado estaba el ano, volvió a introducirlo
junto con su pene, una doble penetración que Macuto no sintió, no movió ni un
músculo. Coromoto ya tenía su pene afuera y se estaba masturbando, se relamía
mientras veía, lo poco que podia por el ángulo que estaba ubicado. Se acercó un
poco más y se puso hacia la izquierda de ellos pero a una distancia en la que
no lo podían ver todavía.
Berlín penetraba a Macuto solo con su pene y de momentos
introducia el consolador activando la vibración. –Jefe– Coromoto habló y Berlín
brincó del susto. –¿Qué coño haces aquí?, salte–No, no, no mi pana déjame ver,
quiero ese culito viejo–Espera que apenas comienzo–Soltó el consolador y
comenzó a embestir a Macuto que seguía inmóvil. Mientras lo penetraba con sus
dos manos abrió sus nalgas invitando a Coromoto a que lo penetrara a él. –Aaaaaay vale el panita es jevita le gusta
que le den, pues yo le daré–Pensaba mientras se bajaba el pantalón y el
boxer.
Berlín se colocó lubricante en el ano esperando ser
penetrado por su motorizado. –¿Te pusiste condón? Preguntó Berlín mientras el
motorizado ya lo tenía penetrado –Claro panita yo me cuido–mintió–Solo tenía la
mitad de su pene adentro cuando agarró a Berlín por los hombros con todas sus
fuerzas y lo penetró completo, lo que hizo que pegara un grito seco. –¡Coño!
Despacio–Aguanta cabrón–unos instantes más y Coromoto le pidió para penetrar al
muchacho, Berlín se retiró y el motorizado comenzó con Macuto –Guevón no tienes
puesto el condón–Se habrá quedado en tu culo, revisa–Agarró por los hombros a
Macuto y deslizó hasta el fondo su pene y no para de golpearlo duro. Macuto
reaccionó ante el dolor pero el otro le bajó la cabeza. –Quietico papa que no
acabo todavía–.
El jefe de ambos contemplaba como penetraban a Macuto y le
dio un morbo todo aquello, tomó el consolador y se fue detrás de Coromoto para
introducirle el aparato. Apenas sintió algo entre sus nalgas, Coromoto soltó a
Macuto se volteó y agarró a Berlín –QUÉ COÑO TE PASA MARICON A MI NO ME VA A
TOCAR NI METER NADA POR EL CULO MAMAGUEVO– Le dió un puñetazo que hizo
tambalear a Berlín sin caerse. Coromoto se vistió y salió de la oficina dejando
a los otros aturdidos.
Coromoto salió de la oficina pero su pene seguía en erección
y necesitaba descargar, bajó un piso y fue donde una secretaria amiga. –Ven
mami, acompáñame al baño–No puedo, estoy trabajando–La jaló del brazo y la
metió en el baño, la empujó a la pared, le subió la falda y apartó hacia un
lado el hilo que cargaba. Tomó su pene, ubicó la vagina y la penetró. La
secretaria comenzó a gritar del dolor y Coromoto le tenía tapada la boca. Unas
cuantas sacudidads contra la pared y el motorizado derramó su semen fuera de la
vagina.
Los hilos del líquido bajaba por el muslo de la muchacha que
quedó adolorida, se sentó en el piso mientras se le pasaba el dolor. Coromoto
quería más.
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