lunes, 24 de octubre de 2011

SEXORAMA. En lugares poco comunes


Todas las mañanas cuando llegaba a mi oficina, el chamo de la limpieza me miraba mientras limpiaba los amplios vidrios que abarcaban del techo al piso.
Un día me decido a sacarle fiesta y me voy al baño que está en la otra ala de ese piso y lo espero, entra y me dice que mejor entremos en el cuarto de la limpieza. Diminuto como el baño de un avión entramos primero él y luego yo sin que nadie me viera (eso creo).
Una vez adentro me bajo el panatalón hasta las rodillas junto con el interior, el solo se saca el guevo por el cierre del uniforme azul rey, agarra mis nalgas, las separa, escupe su guevo y va directo al grano. Ahí los dos parados, él cogiéndome, yo agarrado de la batea sin hacer ruido pero con cientos de escobas y tobos estorbándome. No tenía grandes dimensiones pero sabia usar aquel pene, dándome duro y yo sudando, pensando en como iba a salir de ahí, las escobas se movían y chocaban entre ellas mientras el seguía empujando hasta que llegó el mmento de acabar, lo sacó y gracias a Dios tuvo la preacaución de echarse hacia atrás y derramar todo su semen en el piso, yo lo hice en la batea. Me subí el pantalón, abrí la puerta, no había nadie y corrí al baño a refrescarme y quitarme la cara de sexo que cargaba encima…
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 Nos cruzamos caminando en el centro comercial y cada quién siguió su camino, al rato nos volvimo a tropezar e hicimos un gesto cómplice de seguirnos.
Fuimos a unas escaleras que conducen a los estacionamientos superiores donde no había mucha gente, era sábado, él traia ropa deportiva, al detenernos voy directo a su pene que ya estaba totalmente erecto, metí la mano y aquello era muy grande, cabe destacar que el muchacho ( era un chamo de 21 años) era moreno, comencé a sacarlo del bermuda y se lo mamé suave y profundo, casi no me cabía en la boca pero como pude me lo tragué.
Mientras ocurría la felación el tomaba suavemente mi cabeza y con delicadeza empujaba para que me lo metiera todo en la boca. No aguantó más y expulsó aquel chorro de leche, parecía que el niño no había tenido sexo en días –“que rica estuvo esa mamada”- dijo con una sonrisa, aquel chamín. Hablamos un rato, intercambiamos numeros y cada quien cogó por su lado.
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Entré con un desconocido a un baño de un restaurant y nos metimos en el cubículo de la poceta, nos desvestimos y empezamos a besarnos y meternos mano, de repente escuchamos que le pasan llave a la puerta
–“¡Nos encerraron!”- dije.
–“¡Que importa! Siéntate y métetelo”
Ya tenía puesto el condón y me senté, el hombre me alzaba y me bajaba mientras senía como entraba aquella verga gruesa, me daba nalgadas, me besaba y seguía alzandome, salía y entraba una y otra vez. Me detuvo me levantó y me dijo:
 “Sácame la leche con la boca”
Obediente lo hice, intentó acabarme dentro de la boca pero como pude me zafé y se vino encima. En eso aben la puerta pues un cliente iba al baño, me visto y salgo primero disparado. El mesonero al verme me grita:
“Fuera de aquí maricones, voy a llamar a la policía”
Aceleré la marcha y me perdí. Del tipo no supe más.

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