Febrero de 2004, las semanas
pasaban contándole a los amigos y familiares las anécdotas del viaje,
reuniones, almuerzos, cualquier excusa era buena para echar los cuentos y mostrar
fotos.
Un amigo de
Cristóbal estaba buscando habitación para vivir. Le ofreció
una en su apartamento para que se quedara y compartir los gastos. Todo era perfecto los
primeros días. No se imaginaron lo que vendría.
Elías
no conocía las palabras orden y limpieza. Al principio era
gracioso –Jajaja Elías deja las cosas tiradas– de ahí David pasó a decir: –¿Cuando le vas a decir que arregle el cuarto?–. No limpiaba, no fregaba
platos, nada. Sólo se echaba a ver televisión por cable, porque eso sí
tenía, cable.
Se
le encargó la tarea de pagar el condominio y colaborar con el
mercado, que él no hacía. Siempre tenía una excusa cuando se le pedía
el recibo de pago. –Lo tengo en la oficina, no, lo tengo en la casa pero
no se donde, si está en la oficina pero traspapelado–.
David entró en cólera y le reclamó a Elías. Lo más decente que le
dijo fue irresponsable. A todas estas Cristóbal no decía nada, pero
luego solos en el cuarto le reclamaba a David. –Esta es mi casa y él es
mi amigo, si tengo que resolver algo con él, seré yo quien lo haga– Esa respuesta puso peor a David pero se quedó callado. Elías y David
cortaron toda comunicación.
Pero
como si no hubiesen problemas con el inquilino, llegó un amigo del
interior –a quedarse unos días– en el apartamento. Se convirtió en
semanas, el chamo era peor que Elías y, cuando estaban solos armaban
escándalos, gritaban y no les importaba que David estuviera ahí.
Por lo menos no hubo sexo entre ellos.
David
no aguantaba la situación y le dió un ultimátum a Cristóbal: –O estos
dos se van del apartamento o yo no regreso hasta que se vayan– Casi que le dijo a David que se podía ir, que estos amigos no tenían
donde ir…eso fue el detonante para discusiones tras discusiones hasta que por fin se
fue el muchacho y a las semanas se fue Elías. Las aguas se calmaron, todo
volvió a la normalidad de siempre.
La
relación entre ambos ya estaba resquebrajada, el sexo ya era casi
inexistente, se iban a dormir y cada uno por su lado, salían y casi no
hablaban. Se había vuelto una relación de amigos casi hermanos y ni eso
porque casi no se comunicaban.
Ya
corría el 2005, Cristóbal citó a David para verse y hablar. Ya se
sentía en el ambiente que eso se terminaba. Hablaron, se dijeron lo que
tenían que decir. Cristóbal le dijo a David que lo quería muchísimo pero
ya no lo amaba. David sabiendo que eso estaba a punto de terminar no
paraba de llorar y pedía una y otra vez que no terminaran. Manotazos de ahogado. No
había marcha atrás. Cristóbal llevó a David a su casa luego de seguirlo en el carro cuando este se fue a caminar para estar solo.
El primer fin de
semana fue una tortura, no se imaginaba la vida sin Cristóbal…No sabía que hacer de nuevo en su casa un fin de semana. Pero ya todo
había terminado
Que fuerte!
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