Mientras Diego terminaba de trabajar ,conversaban, David revisaba la oficina viendo los cuadros, los otros cubículos que habían, enviaba mensajes en su celular, etc.
Ya
desocupado, se acercaron y se besaron, tocándose y de repente empezaron a
quitarse la ropa, de la nada apareció un condón y no
hubo lugar donde no lo hicieran, hasta parados en el marco de la
puerta, Diego carbaba a David mientras lo penetraba.
Una vez terminado el acto, salieron de la oficina y fueron a cenar. Conversaron de todo, su
matrimonio ya terminado, sus dos hijos, la parejita y David contando su
vida también y de su trabajo, fue agradable la velada. Diego dejó a David para que tomara
un taxi a su casa, en el trayecto se escribían.
Los encuentros eran esporádicos pero se veían todas las semanas, salían a cenar, cine, se hablaban durante el día. Llegó
el día de quedarse a dormir en el apartamento, Diego preparó la
cena, se sentaron en la mesa con la particularidad de comer ambos
desnudos.
Por
supuesto hubo sexo, hablaron, vieron televisión, Diego le mostró fotos de
sus hijos–su mayor orgullo– le echó cuentos y anécdotas sus hijos,
de la exposa de sus exparejas hombres, se ducharon y se acostaron. Al día
siguiente se ducharon juntos y desayunaron, Diego lo llevó a su trabajo.
David se estaba entusiasmando, le gustaba, le agradaba su compañía para él iba bien la cosa.
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