La venganza toca a gente inocente.
Adolfo tenía 4 meses sin trabajar y no conseguía empleo a
pesar de inundar la red con su curriculum en cuanta página de empleos
encontraba, pero nada. Jorge era culpable de eso. Interceptaba los correos de
Adolfo, cada curriculum que enviaba lo eliminaba del sistema.
Quería acorralarlo que dependiera sólo de él para poder vivir.
Vivian juntos de nuevo.
Jorge cobró el dinero de Carmelo por transferencia electrónica
a una cuenta en el extranjero. Le dijo para pagarle una parte con sexo pero
sabiendo de los gustos de Carmelo, Jorge no aceptó dándole un chance para que
le pagara el resto más adelante.
En su afán de venganza, Jorge consiguió a otro compañero del
colegio cómplice de Adolfo. Leonardo, comerciante, tiene varios locales de
comida rápida que, con la ayuda de sus padres y un par de socios logró montar y
ahora los maneja él junto a los socios. Está casado y tiene una hija de 3 años.
Jorge se encargó de vaciar las cuentas de los locales, las cuentas
de Leonardo y su esposa y la del padre. Transfirió todo el dinero a unas
cuentas fantasmas para luego transferir ese dinero a fundaciones para niños que
sufren maltrato o con enfermedades.
Los socios dudaron de esas operaciones y lo culpaban de robo
de las cuentas, emprendieron una demanda. Como pudo le pagó a los empleados ese
mes pero no había manera de pagarles nuevamente, no había liquidez y sí muchas
deudas acumuladas.
La esposa se Leonardo se había casado con él porque quedó
embarazada y todo estaba dispuesto para que él la mantuviera y ahora que estaba
en la quiebra y luego de 4 meses le pidió el divorcio. Leonardo no podía creer
lo que le estaba pasando, tantas cosas en tan poco tiempo.
Dejó el hogar que compartía con la esposa para irse a vivir
con los padres y ella quedarse con la hija a vivir ahí. No podía mantener a su
hija, el poco dinero que había era para pagar deudas y a los empleados que poco
a poco iba liquidando.
Los socios le dieron la espalda y se desentendieron de todo.
Intentó pedir préstamos a los bancos pero nadie lo ayudó. El agobio lo
consumía. Su mujer también estaba mal, no tenía dinero y su hija pasaba hambre.
Como ultimo recurso, habló con su esposa para vender el
apartamento e invertir el dinero, ella se negó, Leonardo vio a su hija y
comenzó a llorar.
–Quédate con la niña voy a comprar leche para ella.
Leonardo la cargó y la abrazó, le dio un fuerte beso. Desde un
piso 12 la vista siempre es maravillosa. Leonardo vio el horizonte con su hija
en brazos y sin pensarlo se lanzó al vacio abrazando con fuerza a la niña.
–<Aló…¿Qué, cómo…pero si yo hablé con él hace unos meses y
todo iba bien. Mierda>
Adolfo colgó, se levantó de la cama, estaba mareado y con el
estómago revuelto, las medicinas contra el VIH le estaban sintiendo fatal en el
organismo. Fue al cuarto de Jorge.
–Me acaban de avisar que se suicidó un amigo del colegio.
Otro. ¿puedes creer eso? Otro pana que se mata. ¿Qué está pasando que nos
estamos suicidando?, yo quise hacerlo también.
–Jorge estaba viendo la noticia de un suicidio en la televisión
y al escuchar lo que le decía Adolfo hizo conexión. Jorge no tenía ni
idea de lo que había ocasionado todo el movimiento de dinero a otras cuentas,
simplemente hizo eso para perturbar a otro más involucrado en lo que le
hicieron.
–No han dicho nombres pero están diciendo por la televisión
que una persona se suicidó en la urbanización Las Lomas. –Jorge estaba pálido,
Adolfo desconcertado y con la cara desencajada por la noticia y los
medicamentos.
Jorge se ofreció a llevarlo al cementerio al día siguiente.
Cuando iban en el carro, Adolfo se retorcía del dolor de estómago y seguía
mareado.
–Tenemos que ir al médico, no es normal que las medicinas te
están poniendo peor.
–Menos mal que tú no has tenido que empezar tratamiento, esto
no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Mi amor gracias por estar conmigo en todo
esto, la semana que viene vamos al médico.
Era la primera vez que Adolfo le decía mi amor y Jorge se
estremeció, la manera que lo dijo le hizo temblar la voz. Frenó el carro.
–Es primera vez desde que nos empatamos que me dices mi amor.
Adolfo, a pesar del dolor se acercó a Jorge y lo besó en la
boca. Jorge respondió el beso efusivamente.
Adolfo se apartó. Tenemos 4 meses juntos y no aguanto más
quiero hacerte el amor.
–Esta noche amor, esta noche lo haremos, te lo prometo. -Le
dijo Jorge que no podía disimular como su cuerpo temblaba. 4 meses de
convivencia donde Adolfo a pesar de estar sin trabajo y sintiéndose mal, se
desvivía por atender a Jorge llenándolo de detalles.
Estacionaron el carro y caminaron hacia el lugar del entierro.
Había un buen grupo de gente y la mayoría era del colegio, del mismo salón
donde estudiaba Jorge, que al verlos se frenó y por un instante tuvo temor de
acercarse pero lo hizo.
–Adolfo viniste…Coño, yo te conozco -Dijo uno d elos compañeros
al ver a Jorge –tú estudiaste con nosotros, claro, claro veeeerga, aaaaañales
sin verte vale, Adolfo donde se encontaron.
–No, él no estudió con nosotros.
–Coño claro que si, a él lo jodía todo el mundo, bueno lo
jodíamos, ¿te acuerdas? ¿cómo es que te llamas?
–Jorge
–Mmm no recuerdo, pero eres tú mi pana, que bueno que
vinieron, esto es una tragedia, es el segundo pana que se nos va del mismo
modo.
Adolfo no entendía nada pero entre estar en el cementerio, el
malestar que tenía no podía pensar.
–¿Cómo es eso que tú eres el carajito que molestábamos en
clases? ¿Por qué no me dijiste nada? Yo sabía que te conocía de algún sitio. No
entiendo porque no me dijiste nada cuando fui a buscar trabajo en la empresa.
A Jorge se le revolvió el estómago. Había revivido toda
aquella pesadilla del colegio al verlos reunidos en el cementerio. Vomitó.
–Nos podemos ir, no me siento bien.
–¿Qué te pasa amor?
–Vámonos Adolfo.
–Tengo que quedarme, ¿te sientes muy mal? Espérame en el carro
ahora te llevo una manzanilla
Jorge se fue al carro y al cerrar la puerta no paró de llorar.
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