lunes, 31 de octubre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 6. Capítulo 6


Llegando al límite.



Carmelo estaba a punto de realizar lo que más le gusta, pero el grito de los vecinos lo sacó de su trance momentáneo.

­–¡Ahí está el asesino! -Gritó una de las personas y a la vez todos corrieron a la calle. Carmelo se subió el pantalón y tomó el arma.

–Se acercan y comienzo a disparar, quédense donde están y nadie resultará herido.

La calle estaba oscura y la gente no podía distinguir el rostro de Carmelo. Mientras seguía apuntándolos iba caminando en retroceso hacia su carro que estaba cerca del motorizado y los vecinos.



Al estar cerca del carro, la luz de un poste iluminó por completo su cuerpo, sobre todo su cara.

–¿Carmelo? -Una vecina lo reconoció. ­–Carmelo, lo conozco, es él, es él. -Carmelo apuntó y le disparó a la mujer y enseguida entró al auto, lo encendió y se fue a toda velocidad.



Entre los gritos de la gente y auxiliando a la mujer herida nadie se fijó en el carro ni cuando Carmelo se fue. La bala pasó por el cuello de la mujer lo que hizo que se desangrara en minutos. No hubo chance de nada.

–Carla dijo el nombre del tipo, ¿alguien se acuerda?

–¿Te vas a poner  a pensar en eso? Tenemos una vecina muerta.

–Y un asesino prófugo.

–¿Pero en que estás pensando?

Comenzó una discusión entre 3 de los vecinos mientras otros se llevaban el cuerpo de la mujer a la acera. Entre la discusión escucharon unos gritos que venían del otro lado de la calle, era la mujer que tuvo el accidente.

Se acercaron para ayudarla.

–Un hombre, un hombre, me violó. -La mujer estaba semidesnuda.

–Aquí hay unos guantes.

–NO LOS AGARRES, pueden ser del tipo este, hay que llamar a la policía.



Carmelo manejaba sin rumbo, el cuerpo le temblaba y tenía taquicardia

Llegó al edificio. Al estacionar se fijó que a su lado estaba el arma que le quitó al motorizado, la guardó en la guantera.

Subió a su apartamento. Abrió la puerta y se fue directo al cuarto de sus padres. Los vió ahí, acostados, inmóviles y se colocó entre ellos. Los cuerpos estaban cubiertos de polvo pero eso no le molestó y sacó su celular. Revisó su correo.



<<Todo listo doctor, ya tiene los boletos para su viaje al congreso en Tinajero. Le envié el recibo de su pago. Buenas tardes.>>

Se levantó y le dio un beso a su madre y a su padre, salió del cuarto y se fue a hacer una llamada.



–<Hola belleza, ¿cómo estas?>

–<Hola Carmelo, estoy con mi esposo, no puedo hablar mucho>

–<Tranquila solo te llamo para decirte que en 5 días nos vamos a Tinajero, tengo un congreso sobre Medicina Forense, ve pensando que le vas a decir al  gay de tu marido para escaparte, te queiro a mi lado.

Bertha sintió como su entrepierna se humedecía. Cada vez que hablaba o veía a Carmelo sucedía lo mismo.

–<Ok, iré contigo>

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