Arévalo llegaba al
edificio donde vive Diego, le pasó un dinero al vigilante para que lo dejara
entrar y le marcara el ascensor para subir. Apenas llegaba al piso salía del
apartamento Alfonso, el tío de Diego. El policía aprovechó y lo agarró del
cuello de la camisa y lo estrelló contra la pared.
–Te puedes acostar hasta
con el papa si quieres pero con el novio de mi amigo te equivocaste. –Un fuerte
golpe en el estómago hizo que Alfonso se doblara del dolor. Diego le gritó a
Arévalo que lo dejara pero con las mismas el policía entró al apartamento y cerró
la puerta.
Sin esperar, se le
abalanzó a Diego y comenzó a golpearlo. –¡Te advertí que no jodieras a Orlando
y no te importó coño de tu madre! -Uno y otro y otro golpe recibía Diego en su
cara hasta que empujó al policía que tenía la respiración agitada y la cara enrojecida.
Diego comenzó a llorar. Arévalo también.
–Me voy a coger a Orlando
ahora, me lo pidió, quieres estar conmigo, yo sé que lo hace por arrechera,
pero yo deseo estar con él y lo voy a hacer, Orlando va a ser mio y me voy a
empatar con él.
–Deja de decir
estupideces, estás con mi papá. ¿O es que vas hacer lo mismo que hice yo? ¿esta
mal que lo haga yo porque es tu amigo, pero para ti si está bien hacerlo?
Mamaguevo, malandro de mierda! –Arévalo se le fue encima de nuevo pero Diego le
lanzó un golpe.
–Tu papá está claro que
yo me acuesto con otros y no le importa pero a Orlando sí y quiere algo bonito
contigo, algo serio y la sigues cagando. –Diego comenzó a llorar y le pidió a
Arévalo que se fuera.
–No te acuestes con él,
no lo hagas, lo está haciendo por la rabia.
–Me sabe a mierda, me lo
voy a coger, me lo pidió, no sabes las ganas de tenerlo en una cama desnudo y
hoy llegó el día.
–No lo hagas.
–Jódete maricón, Orlando
va a ser mío a partir de hoy, ni se te ocurra acercarte porque te mato.
Arévalo se fue y Diego
recibió una llamada desde la oficina.
–<Diego, necesito que
vengas ya a la oficina> -Diego se tocaba la cara que la arrugaba por el
dolor de los golpes.
–<¿Qué pasó?>
–<Ven a la oficina y
te cuento>
–<No estoy para
sorpresitas, adelántame, no estoy de humor>
–<Bueno esto va a
empeorar tu humor, hay un desfalco en las cuentas del restaurante donde trabaja
tu tío, no te digo más y vente ya>
Diego cerró los ojos y de
su boca salió una grosería, se vistió rápido sin ducharse y se fue al trabajo.
Arévalo llegaba al local
de comida rápida.
–¿Por qué tardaste tanto?
–Estaba resolviendo un
peo antes.
–¿Trabajo?
–Personal.
–Me hubieses dicho y nos
veíamos luego.
–Le entré a coñazos a
Diego y a su tío.
Orlando cerró los ojos,
respiró profundo, no se alegró por lo que hizo Arévalo pero le recorrió un
fresco por el cuerpo. –Vámonos.
–Por aquí hay un hotel
papá, le damos de una, tengo unas ganas de verte desnudito.
Se montaron en la moto y
rodaron cuatro cuadras al hotel.
–Marico justo hoy nos
depositaron un bono así que yo pago el hotel.
–Como quieras, te espero
aquí mientras pagas. –Volvió a sonar su celular. Era Diego nuevamente. No
contestó.
Entraron a la habitación,
apenas cerraron la puerta Orlando le quitó la camisa a Arévalo mientras se
besaban apasionadamente, se quitaba la ropa desesperado. Le desabrochó el
pantalón, sus manos le temblaban.
–Hey, hey calma mi pana,
deja el desespero, ya vamos a tirar.
–¡Cógeme de una vez!
Quiero saber que se siente montar cachos, métemelo.
Arévalo se detuvo, bajó
la cabeza mientras sostenía a Orlando por los hombros.
–Ya va chamín, ya va.
Vamos a tirar porque queremos, no te voy a coger porque estás arrecho con el
mamaguevo de Diego, yo no quiero cogerte así.
Orlando comenzó a llorar
y se abrazó al policía que cerró los ojos y le puso la mano en la cabeza
mientras lo abrazaba.
–Ya, ya mi pana,
tranquilo, desahógate, llora, suelta esa arrechera.
–Discúlpame, soy un tonto
por pedirte esto y llegar hasta aquí. Soy un guevón no joda, intentando
ayudarlo, sentir que avanzamos y luego me hace eso.
–Un imbécil, ese
mamaguevo me las va a pagar y al tío lo voy a reventar a coñazos.
–Vámonos de aquí,
perdóname.
–Tranquilo nene, perdí
los reales pero no voy a dejarte solo, ven acuéstate vamos a dormir un ratico, que se te pase eso que
tienes, voy a procurar que no se me pare el guevo, pero tranquilo no te voy a
coger a menos que me lo pidas.
________
Diego llegaba a su
oficina, estacionaba el carro de manera automática, su mente estaba en otro
lado, Orlando no atendía sus llamadas ni respondía los mensajes, caminó a la
puerta que conduce a su despacho.
–Estos son los números.
Mercancía perdida, dinero no incluído en caja, gastos operativos abultados,
arreglos ficticios y todo esto desde que está tu tío.
–¿Y por qué no me habían
dicho nada?
–Queríamos tener las
pruebas y los documentos para que nos creyeras, no estuvimos de acuerdo con tu
decisión pero era tu familia y aquí están las consecuencias, el local está casi
en quiebra.
Diego cerró los ojos, le
dijo a la de Recursos Humanos y a dos de los socios que salieran y se quedara
uno de ellos.
–Mi tío me pidió ayer para
quedarse en mi casa porque lo botaron supuestamente de la habitación y esta
mañana…tuve sexo con él y Orlando nos vio cuando se regresó a buscar su
celular.
–Maaarico, que fuerte,
pero lo tuyo es de estudio. ¿Cómo se te ocurre acostarte con el tipo ese?
Independientemente que te pillaran. Chamo deja esa fijación.
–Lo tengo cerca y hace su
voluntad, hace conmigo lo que quiere. Con él tengo esa confianza en el sexo, se
me van los miedos y tabúes. Mierda te cuento esto a ti y me da vergüenza.
–De bola que te debe dar
vergüenza, estás enfermo, necesitas ayuda. Desde que me contaste lo tuyo te lo
he dicho y lo de este chamo también, busca ayuda, vas a perder a ese carajito
por esto.
–¿Puede ir preso mi tío
si metemos la denuncia?
–Si, no creo que le den
mucho, pero puede ir preso, vamos con todo para que por lo menos vaya un año a
la cárcel, sin antecedentes no creo que le den años.
–Házlo, mételo preso, no
quiero saber nada, simplemente que me digas que va a la cárcel. Quiero que siga
trabajando aquí.
__________
Arévalo llegaba al
edificio donde vive Orlando con su mamá.
–¿Estás bien? ¿quieres
que suba contigo?
–No, tranquilo, mi mamá
se pone necia y tengo días sin verla, está con la enfermera, nos vemos otro
día.
–¿Me prometes que vas a
estar bien? No hagas ninguna locura.
–Tranquilo, no estoy
loco, ve tranquilo, avísame cuando llegues a tu casa.
–Voy a la oficina, me
escapé cuando me dijiste que querías tirar, dejé todo, me van a venir botando.
Arévalo le puso las manos
en las mejillas y le dio un beso en la boca. –Te quiero mucho chamito, no se te
olvide, no voy a permitir que te hagan daño.
–Gracias, voy a ver a mi
mamá y más tarde voy al gym a drenar.
Orlando subió al
apartamento. Entró y se fue directo a la habitación de su mamá.
–Hasta que por fin
apareces mijito, ni una llamada a ver como estoy, yo aquí sola y tú ni te dignas
a dar señales de vida.
–Hola mamá. -Le dio un
beso en la frente y se sentó en la cama. –Hola chica, si quieres puedes irte yo
me encargo, vienes mañana.
–Mañana estoy libre viene
otra temprano.
–Ok, gracias. ¿Cómo estás
mamá?
-¿Cómo crees? Jodida, ya
casi no puedo caminar, quiero fumar, estoy débil, no tengo hambre, sola, nadie
me llama ni mi propio hijo, el único que me ha llamado y no quería hablar con
él fue tu padre.
Oralndo le tomó la mano a
su mamá y la vio a los ojos mientras los suyos se llenaban de lágrimas.
-¿Qué te pasa?
–Encontré a Diego en la
cama con otro tipo, con su tío.
La mamá de Orlando abrió
los ojos sorprendida. –Dios mio pero ¿qué clase de aberración es esta? ¿Y ese
es tu novio?-Abrazó a su hijo y el chico comenzó a llorar.
–Por eso es que los gais
los tildan de promiscuos y enfermos, no me extraña, no van a salir de ese mundo
de perdición, espero que tú no estés en las mismas.
Orlando se separó de su
madre. –Me voy al gimnasio a ver si me despejo y pienso en otra cosa. Te hago
la cena y te la traigo, lo que necesites me lo dices antes de irme.
Se fue a su habitación a
acomodar el bolso, su madre tragó saliva y sus ojos se inundaron
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