miércoles, 12 de septiembre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 63


Arévalo llegaba al edificio donde vive Diego, le pasó un dinero al vigilante para que lo dejara entrar y le marcara el ascensor para subir. Apenas llegaba al piso salía del apartamento Alfonso, el tío de Diego. El policía aprovechó y lo agarró del cuello de la camisa y lo estrelló contra la pared.
–Te puedes acostar hasta con el papa si quieres pero con el novio de mi amigo te equivocaste. –Un fuerte golpe en el estómago hizo que Alfonso se doblara del dolor. Diego le gritó a Arévalo que lo dejara pero con las mismas el policía entró al apartamento y cerró la puerta.

Sin esperar, se le abalanzó a Diego y comenzó a golpearlo. –¡Te advertí que no jodieras a Orlando y no te importó coño de tu madre! -Uno y otro y otro golpe recibía Diego en su cara hasta que empujó al policía que tenía la respiración agitada y la cara enrojecida. Diego comenzó a llorar. Arévalo también.
–Me voy a coger a Orlando ahora, me lo pidió, quieres estar conmigo, yo sé que lo hace por arrechera, pero yo deseo estar con él y lo voy a hacer, Orlando va a ser mio y me voy a empatar con él.
–Deja de decir estupideces, estás con mi papá. ¿O es que vas hacer lo mismo que hice yo? ¿esta mal que lo haga yo porque es tu amigo, pero para ti si está bien hacerlo? Mamaguevo, malandro de mierda! –Arévalo se le fue encima de nuevo pero Diego le lanzó un golpe.
–Tu papá está claro que yo me acuesto con otros y no le importa pero a Orlando sí y quiere algo bonito contigo, algo serio y la sigues cagando. –Diego comenzó a llorar y le pidió a Arévalo que se fuera.

–No te acuestes con él, no lo hagas, lo está haciendo por la rabia.
–Me sabe a mierda, me lo voy a coger, me lo pidió, no sabes las ganas de tenerlo en una cama desnudo y hoy llegó el día.
–No lo hagas.
–Jódete maricón, Orlando va a ser mío a partir de hoy, ni se te ocurra acercarte porque te mato.
Arévalo se fue y Diego recibió una llamada desde la oficina.
–<Diego, necesito que vengas ya a la oficina> -Diego se tocaba la cara que la arrugaba por el dolor de los golpes.
–<¿Qué pasó?>
–<Ven a la oficina y te cuento>
–<No estoy para sorpresitas, adelántame, no estoy de humor>
–<Bueno esto va a empeorar tu humor, hay un desfalco en las cuentas del restaurante donde trabaja tu tío, no te digo más y vente ya>
Diego cerró los ojos y de su boca salió una grosería, se vistió rápido sin ducharse y se fue al trabajo.

Arévalo llegaba al local de comida rápida.
–¿Por qué tardaste tanto?
–Estaba resolviendo un peo antes.
–¿Trabajo?
–Personal.
–Me hubieses dicho y nos veíamos luego.
–Le entré a coñazos a Diego y a su tío.

Orlando cerró los ojos, respiró profundo, no se alegró por lo que hizo Arévalo pero le recorrió un fresco por el cuerpo. –Vámonos.
–Por aquí hay un hotel papá, le damos de una, tengo unas ganas de verte desnudito.

Se montaron en la moto y rodaron cuatro cuadras al hotel.
–Marico justo hoy nos depositaron un bono así que yo pago el hotel.
–Como quieras, te espero aquí mientras pagas. –Volvió a sonar su celular. Era Diego nuevamente. No contestó.

Entraron a la habitación, apenas cerraron la puerta Orlando le quitó la camisa a Arévalo mientras se besaban apasionadamente, se quitaba la ropa desesperado. Le desabrochó el pantalón, sus manos le temblaban.
–Hey, hey calma mi pana, deja el desespero, ya vamos  a tirar.
–¡Cógeme de una vez! Quiero saber que se siente montar cachos, métemelo.

Arévalo se detuvo, bajó la cabeza mientras sostenía a Orlando por los hombros.
–Ya va chamín, ya va. Vamos a tirar porque queremos, no te voy a coger porque estás arrecho con el mamaguevo de Diego, yo no quiero cogerte así.
Orlando comenzó a llorar y se abrazó al policía que cerró los ojos y le puso la mano en la cabeza mientras lo abrazaba.
–Ya, ya mi pana, tranquilo, desahógate, llora, suelta esa arrechera.
–Discúlpame, soy un tonto por pedirte esto y llegar hasta aquí. Soy un guevón no joda, intentando ayudarlo, sentir que avanzamos y luego me hace eso.
–Un imbécil, ese mamaguevo me las va a pagar y al tío lo voy a reventar a coñazos.
–Vámonos de aquí, perdóname.
–Tranquilo nene, perdí los reales pero no voy a dejarte solo, ven acuéstate vamos  a dormir un ratico, que se te pase eso que tienes, voy a procurar que no se me pare el guevo, pero tranquilo no te voy a coger a menos que me lo pidas.

________

Diego llegaba a su oficina, estacionaba el carro de manera automática, su mente estaba en otro lado, Orlando no atendía sus llamadas ni respondía los mensajes, caminó a la puerta que conduce a su despacho.

–Estos son los números. Mercancía perdida, dinero no incluído en caja, gastos operativos abultados, arreglos ficticios y todo esto desde que está tu tío.
–¿Y por qué no me habían dicho nada?
–Queríamos tener las pruebas y los documentos para que nos creyeras, no estuvimos de acuerdo con tu decisión pero era tu familia y aquí están las consecuencias, el local está casi en quiebra.

Diego cerró los ojos, le dijo a la de Recursos Humanos y a dos de los socios que salieran y se quedara uno de ellos.

–Mi tío me pidió ayer para quedarse en mi casa porque lo botaron supuestamente de la habitación y esta mañana…tuve sexo con él y Orlando nos vio cuando se regresó a buscar su celular.
–Maaarico, que fuerte, pero lo tuyo es de estudio. ¿Cómo se te ocurre acostarte con el tipo ese? Independientemente que te pillaran. Chamo deja esa fijación.
–Lo tengo cerca y hace su voluntad, hace conmigo lo que quiere. Con él tengo esa confianza en el sexo, se me van los miedos y tabúes. Mierda te cuento esto a ti y me da vergüenza.
–De bola que te debe dar vergüenza, estás enfermo, necesitas ayuda. Desde que me contaste lo tuyo te lo he dicho y lo de este chamo también, busca ayuda, vas a perder a ese carajito por esto.
–¿Puede ir preso mi tío si metemos la denuncia?
–Si, no creo que le den mucho, pero puede ir preso, vamos con todo para que por lo menos vaya un año a la cárcel, sin antecedentes no creo que le den años.
–Házlo, mételo preso, no quiero saber nada, simplemente que me digas que va a la cárcel. Quiero que siga trabajando aquí.

__________

Arévalo llegaba al edificio donde vive Orlando con su mamá.
–¿Estás bien? ¿quieres que suba contigo?
–No, tranquilo, mi mamá se pone necia y tengo días sin verla, está con la enfermera, nos vemos otro día.
–¿Me prometes que vas a estar bien? No hagas ninguna locura.
–Tranquilo, no estoy loco, ve tranquilo, avísame cuando llegues a tu casa.
–Voy a la oficina, me escapé cuando me dijiste que querías tirar, dejé todo, me van a venir botando.
Arévalo le puso las manos en las mejillas y le dio un beso en la boca. –Te quiero mucho chamito, no se te olvide, no voy a permitir que te hagan daño.
–Gracias, voy a ver a mi mamá y más tarde voy al gym a drenar.

Orlando subió al apartamento. Entró y se fue directo a la habitación de su mamá.
–Hasta que por fin apareces mijito, ni una llamada a ver como estoy, yo aquí sola y tú ni te dignas a dar señales de vida.
–Hola mamá. -Le dio un beso en la frente y se sentó en la cama. –Hola chica, si quieres puedes irte yo me encargo, vienes mañana.
–Mañana estoy libre viene otra temprano.
–Ok, gracias. ¿Cómo estás mamá?
-¿Cómo crees? Jodida, ya casi no puedo caminar, quiero fumar, estoy débil, no tengo hambre, sola, nadie me llama ni mi propio hijo, el único que me ha llamado y no quería hablar con él fue tu padre.
Oralndo le tomó la mano a su mamá y la vio a los ojos mientras los suyos se llenaban de lágrimas.
-¿Qué te pasa?
–Encontré a Diego en la cama con otro tipo, con su tío.
La mamá de Orlando abrió los ojos sorprendida. –Dios mio pero ¿qué clase de aberración es esta? ¿Y ese es tu novio?-Abrazó a su hijo y el chico comenzó a llorar.
–Por eso es que los gais los tildan de promiscuos y enfermos, no me extraña, no van a salir de ese mundo de perdición, espero que tú no estés en las mismas.

Orlando se separó de su madre. –Me voy al gimnasio a ver si me despejo y pienso en otra cosa. Te hago la cena y te la traigo, lo que necesites me lo dices antes de irme.
Se fue a su habitación a acomodar el bolso, su madre tragó saliva y sus ojos se inundaron

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