sábado, 14 de febrero de 2015

5 AMORES, 5 HISTORIAS. Cristóbal & David 6

Ya instalados en el apartamento, lo único que había era una nevera, la cama, King por supuesto, televisor, una puerta que se le cambió el uso a mesón donde iban todo los utensilios de cocina y una cocina eléctrica de dos hornillas, mucha ropa regada por todos lados y polvo…mucho polvo pues el piso está en obra limpia.
Cristóbal quería arreglar todo ya: Cocina, piso, cuartos, muebles. David lo aterrizó, que tuviera calma que todo va a salir poco a poco, –Si estamos juntos que importa donde estemos viviendo y como– Esta frase se volvería en contra muy pronto…
Lo primero fue la cocina, unos meses después, buscando, probando, caminando, regateando, se consiguió una bonita, buena y ajustada al presupuesto de Cristóbal. Al comienzo de la instalación el muchacho, inexperto, que enviaron  para la instalación rompió una tubería de agua taladrando la pared, hubo que cortar el agua y al día siguiente retomar la instalación. El piso de la cocina otra tortura, se echaron semanas en eso.
Ya con nueva cocina instalada se eliminó el mesón improvisado y hubo un pequeño orden. Semanas después llegó la hora de colocar el piso de todo el apartamento. Otra tortura; tierra por todos lados, el trabajo iba lento, cada vez que llegaban a casa había una novedad. Cerámicas mal puestas, huecas, sin careteo, en fin, polvo y más polvo. David andaba molesto y eso que no vivía ahí, Cristóbal estaba contento y eso lo molestaba más.
Ya el apartamento tomaba cuerpo con la instalación de los closets, cero ropa regada y embalada, colocaron ventanas panorámicas y alguno que otro mueble. Ya bián pasado unas cuantas semanas.

La compra de los muebles de la sala fue un punto de honor; después de ver por todos lados, comparar precios, modelos, colores, por fin consiguieron unos  perfectos, tanto David como Cristóbal estaban contentos con unos de mimbre espectaculares que consiguieron en Caucagua hacia el Oriente del país, pero, siempre hay un pero, la mamá de Cristóbal –testigo de Jehová– se mudó al mismo edificio que ellos, quería intervenir en la compra de los muebles. Y lo hizo. Ella escogió cual se compraba, cabe destacar que fueron los tres al sitio donde los vendían, David quedó relegado de la escogencia y no omitió opinión.
Una vez los muebles en la casa, cambió el panorama de todo.  Ahora era un hogar, poco a poco vendrían los accesorios y sería todo (casi) perfecto.

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