Darwin regresa a la habitación con la enfermera, al entrar ven la cama
desecha y movida y no hay nadie en el cuarto. Darwin se acerca al sofá y no hay
nada ahí, la enfermera se dirige a la puerta del baño y está cerrada, golpea la
puerta –¿Hay alguien hay? ¿Doctor Istúriz?, vuelve a golpear.
–¿Usted no tiene llave de ahí?
–No, están en enfermería.
–¿Qué espera? ¡Búsquelas!
Darwin se fija en el marco y ve sangre. –¡Por Dios! ¡Gonzalo, Gonzalo,
abre! -Golpea varias veces la puerta sin recibir respuesta.
Regresa la enfermera con un vigilante, con los nervios se le cae el
juego de llaves y Darwin lo recoge. –¿Cuál es la llave? –La azul -Responde la
enfermera.
Pasa la llave y le da vuelta al pomo. Un charco de un rojo fuerte se
escurre por el piso directo al desagüe, el doctor Istúriz está tumbado en el
suelo. La enfermera grita, el vigilante se echa para atrás y Darwin le toca el
cuello y una muñeca.
–Tiene pulso, tiene pulso ¡Coñoooo muévanse busquen a alguien!.
Caminando por la calle pasa por una esquina llena de basura y deja ahí
la bata blanca y el estetoscopio que traía en el bolsillo de la misma. Busca un
cajero automático de su banco, al llegar saca 2 tarjetas de crédito y saca todo
el efectivo que puede de ambas. Va a otro banco y con otra tarjeta de crédito
hace lo mismo. Entra al banco y retira dinero de su cuenta con un cheque.
Ya con el dinero encima entra a un peluquería. Busca al primero que
está ocupado. Un muchacho alto, moreno con unos brazos fuertes, pelo corto y
lentes de contacto verdes.
–Hola buenas tardes, ¿se va a cortar el cabello señor?
–Si, y quiero ponerme el cabello rubio.
–¿En serio? – lo miro por el espejo. –Le debe quedar bien con su color
de piel.
–Házlo entonces. -El estilista cargaba una franela que dejaba ver lo
bien definido que tenía los pectorales y abdominales.
–Tienes el cabello sano, no deberías pintártelo. -le guiñó el ojo
–Tú hazlo. –Gonzalo le guiñó el ojo también.
–Nunca te había visto por aquí. Que bueno ver gente nueva y
guapa.
–Gracias, no, no soy de por aquí, pasaba y decidí hacerlo, te vi y
quise que tú me atendieras.
–¿Ah sí? Que bueno escuchar eso -Se pasó los dedos por la tetilla
izquierda que comenzó a notarse por la franela. –Ya vengo, voy a buscar la
fórmula para decolorarte el cabello.
Gonzalo se quedó mirando la repisa que tenía enfrente.
El estilista volvió y comenzó con la decoloración. Mientras lo hacía
hablaba con Gonzalo que ya reía y bromeaba con el muchacho.
–No mi amor vivo solo pero con gente alrededor, son varias
habitaciones, hay que rebuscarse donde sale más barato, pero ahora estoy casi
solo ahí pues se fueron 2.
–Ah eso suena bien, podrías llevarme para allá estoy buscando
habitación.
–Claro papá yo te llevo, ¿puedes hoy? -Volvió a guiñarle el ojo.
–Si, claro.
–Pero tienes que esperarme, salgo a las 8 de aquí y vamos para allá.
–Yo hago otras cosas y te busco aquí luego. ¿me podré quedar contigo?
Debe ser peligroso salir a esa hora de ahí.
–Claro papi, te puedes quedar conmigo pero te advierto que sólo hay
una cama.
–Dormimos juntos. –Le guiñó el ojo.
Luego de decolorarle el cabello, procedió a cortárselo como le había
dicho Gonzalo.
–Toma mi número para que me avises cuando estés listo y venga para
acá.
–Ok, toma mi tarjeta y agrégame al WhatsApp papi
Gonzalo fue a la caja a pagar, cuando regresó al puesto del estilista,
le dio 3 billetes de 100 –Gracias Yorman, me dejaste como quería. Esta noche te
compenso.
–Gracias ¿Ah sí? ¿Cómo?
–Sexo, te voy a coger.
–Rico papi, me voy a escapar antes, no quiero perderme eso, mira como
me pusiste. -Le mostró el pantalón y se marcaba una erección y una pequeña
mancha de lubricación. –Me tienes lubricando.
–Aguanta, esta noche te doy.
Istúriz lo tenían en terapia intensiva y en coma. El golpe fue muy
fuerte y estuvo varios minutos sin recibir oxígeno al cerebro. Darwin llamó a
Sebastián.
–<<Marico, Gonzalo se escapó de la clínica y coñaceó al médico,
está en Terapia>>
–<<¿Quééé?, ¡Qué bolas! Por aquí no ha venido>>
–<<¿El carro está ahí?>>
–<<Si, si, está aquí>>
–<<Tengo miedo Sebastián>>
–<<Caga’o estoy yo, que va a venir a matarme>>
–<<Sal de ahí>>
–<<¿Y dónde me voy?>>
–<<Un hotel que se yo>>
–Darwin, te llama el médico de la UCI
–<<Te dejo, chao, vete de ahí ya>>
–Aquí vivo papi, bienvenido a mi pieza. -Una pequeña habitación con
una cama individual con las sábanas revueltas y todo desordenado. En la pared
un afiche de Madonna y otro de Britney Spears, en la otra pared un afiche de un
hombre desnudo.
Gonzalo lo tumbó en la cama y se quitó la franela.
–Quítate el pantalón. –Yorman se fue a quitar la franela.
–Te dije que el pantalón. -Se sacó el pantalón y lo dejó a un costado
de la cama, Yorman hizo lo mismo.
–Yo soy versátil papi, también quiero culito.
–Primero yo. –Se le tiró encima, le llevó las piernas hasta sus
hombros y le escupió el culo.
–Ese culo es tuyo, pártelo.
Gonzalo agarró su pene y lo llevó hasta el culo de Yorman y empujó, el
muchacho sólo tuvo que pujar para que su culo se abriera y entrara por completo
el pene. Se estremeció y sostuvo sus piernas levantando más sus caderas.
Gonzalo se incorporó quedando encima de Yorman y comenzó a embestirlo con
fuerza y rápido.
El calor se apoderó de ambos, las gotas de sudor caían en el pecho de
Yorman que aún tenía la franela puesta.
–Bésame, anda papi bésame. –Gonzalo se detuvo y se agachó colocándose
sobre él. Se acercó a su boca e introdujo su lengua buscando la del muchacho
que se entrelazaron mientras sus bocas salivaban.
Gonzalo se agachó más y sacó el brazo de la cama buscando su pantalón,
ubicó el bolsillo derecho trasero y sacó una navaja de afeitar. Yorman con los
ojos cerrados estaba disfrutando del sexo y apretaba el esfínter con cada
empujón. Gonzalo se cambió la navaja de mano, volvió a agacharse para besarlo,
levantó su cabeza y metió la navaja entre ambos.
–Vas a morir por maricón, Jehová así lo quiere. –Apretó la navaja al
cuello de Yorman y la deslizó con fuerza. Varias gotas de sangre salpicaron la
cara de Gonzalo mientras Yorman se retorcía, con cada espasmo apretaba el pene
de Gonzalo que seguía penetrando al muchacho que poco a poco iba quedando
quieto, inerte.
Con aquel cuerpo inmóvil, Gonzalo seguía moviéndose hasta correrse
dentro de aquel cuerpo. Se levantó de la cama, se duchó, limpió como pudo la
sangre. Le enrolló una parte de la sábana en el cuello y durmió al lado del
cuerpo hasta el día siguiente que salió temprano antes de romper el alba
llevándose el dinero y las tarjetas del infortunado muchacho.
–Darwin, Darwin despierta. El doctor Istúriz falleció.
Darwin se restregó los ojos y luego reaccionó y corrió a la UCI pero
ya a Istúriz lo retiraban de terapia.
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