Eran las 11:30 de la noche, tenía 4
llamadas perdidas de Gonzalo y un mensaje de voz.
<<Darwin por favor ¿dónde estás?,
escríbeme aunque sea, ¿estás bien? La ciudad está peligrosa, es muy
tarde>>
–<Estoy bien, con unos amigos>
-Le escribió.
–<No llegues borracho de nuevo por
favor>
Lo que voy a llegar es cogido y con
plata. –Decía mientras se detuvo en la esquina de la calle que apenas estaba
iluminada por el poste de luz de la otra esquina.
–¿Tú qué? –Un muchacho que apenas se
llega a la mayoría de edad se le acercó a Darwin.
–Trabajando papá.
–Piérdete, este es mi zona y mis
clientes.
–La calle es grande, vete a otra
esquina. –El muchacho sacó una navaja y se la apoyó en el abdómen.
–Te arrancas o te saco las tripas aquí
mismo.
Darwin palideció y se recriminó
el no haber traído su navaja de cuando vivía en la calle. Empujó al muchacho y
salió corriendo a la siguiente esquina. Ahí habían unas mujeres, eran
transexuales.
–Mi niño, tú eres nuevo aquí. Ten
cuidado con ese, es peligroso. Es un menor pero no come cuento para matar a
alguien, saliste caballo blanco, un instante más y te deja frío en la calle.
–Gracias por el dato.
–No me des las gracias, en la calle no
hay amigos, cuídate. –Se alejaron de él para atender a unos clientes.
Se apoyó del poste y ahí como si fueran
las 3 de la tarde sacó el celular para revisar los mensajes. Le respondió a
Gonzalo. –<Estoy matando unos tigritos con unos panas>
–<Es casi la 1, ¿a que hora piensas
venir?>
–<No sé>
Un carro se detuvo en la esquina justo
donde estaba Darwin, bajó la ventanilla del copiloto.
–Chamo, ¿Cuánto?
Darwin estaba distraído con el celular
cuando el hombre lo abordó. –Eh… 4.000 con todo.
–Móntate. –Se montó en el carro y al
ver al tipo le recordaba a alguien pero no sabía a quién. Un señor de casi 50
años, el cabello gris, con un abdómen abultado, estaba de traje pero se había
quitado la corbata.
–Estas tiernito, si te portas bien te
doy algo más. –Le puso una mano en la pierna y el brillo del anillo dorado le
advirtió que era casado.
–¿Estás casado?
–¿Eso te importa?
–No para nada. –Miro en el bolsillo de
la puerta y había un volante, era de propaganda política y ahí se acordó quien
era. Cogió con cuidado el volante y lo leyó:
“Somos PSU, somos mayoría
–Rogelio Beltrán DIPUTADO–“ –La foto
del volante era del hombre que tenía al lado.
–¿Tú eres diputado?
–¿De dónde sacaste ese volante?
–Disculpa estaba aquí en la puerta.
–Dame acá. –Se lo quitó de la mano, lo
arrugó y lo botó por la ventana.
–Mosca carajito con una vaina.
–Tranquilo, yo vine por sexo y dinero,
yo ni sé quien eres.
-El hombre le dio 2000 por
delante –Luego te doy el resto.
Llegaron al hotel, cuando estacionaron
–Mosca carajito, como cuentes algo te vas a acordar de mi.
Entraron al cuarto, era mínimo, las
paredes estaban pintadas con gotelé blanco bien marcado, sólo la decoraba un
cuadro de un paisaje de río y un cable medio caído que iba al televisor
desvencijado en una mesita en el peor estado. El aire acondiconado sin la
carcaza delantera. La cama achinchorrada con sábanas de flores desteñidas y
percudidas. El baño con un pequeño lavamanos sujetado con unos tubos, la poceta
manchada por el uso y la ducha sin cortina y un tubo que salía de la pared sin
baldosas. No había agua caliente.
–Quítate la ropa. –El hombre se
desnudó, su interior era blanco de los clásicos, que le tapaba todo, las
pantorrillas llenas de várices. Una barriga algo grande y dura, cubierta de
vellos. Su pene era pequeño pero grueso, los vellos lo hacían ver aún más
pequeño de lo que realmente era.
Comenzó a jalárselo para excitarse.
–Acércate y ponte a mamar. –Darwin se sentó en la cama, tomó con sus dedos
índice, medio y pulgar el diminuto pene y se lo llevó a la boca.
Rogelio apenas sintió la humedad de la
boca se estremeció y botó aire por la boca haciendo ruidos. Sonó su celular.
Darwin había logrado poner el pene duro y estaba concentrado en su trabajo,
estaba cómodo, el pene ocupaba sólo una parte de su boca.
–<Aló, hola mi amor ¿cómo
estás?>
–<Bien cariño, ¿Dónde andas?>
–<Sigo en el Congreso>
–<¿Todavía? pero si te estoy
llamando a tu oficina y no atiendes? –Rogelio le empujaba la cabeza a Darwin
para que se lo mamara completo.
–<Mi amor estoy en uno de los
salones con unos compañeros del partido, más tarde salgo, acuérdate que mañana
hay sesión> Mama, trágate las bolas también. -Le sususrraba a Darwin que
seguía en lo suyo sosteniéndose de las caderas de Rogelio.
–<A que raro eso mi amor porque
yo vi tu carro entrando al hotel Orly>
A Rogelio se le cayó el celular de la
oreja.
–ÁBREME LA PUERTA COÑO DE TU MADRE,
MARICÓN, ¿SESIONES EN EL HEMICICLO? SESIONES DE SEXO CON CARAJITOS, PERVERTIDO.
–Voy a abrirle, es mi esposa, toma tu
dinero y esto más por los inconvenientes pero yo abro y te largas, vístete YA.
Rogelio abre la puerta. Un mujer
enfundada en unos leggins de leopardo y una blusa negra, su cabello recogido en
una cola, de su cuello guindaban 3 collares de oros con incrustaciones de
piedras preciosas, sus manos la adornaban varios anillos y unas acrílicas
decoradas.
Darwin no esperó que la mujer entrara
y salió corriendo de la habitación, en el pasillo varios huéspedes habían
salido para ver que pasaba, a los lados de la puerta estaban 2 guardaespaldas,
uno de ellos detuvo a Darwin sosteniéndolo de la franela.
–Déjalo ir Yorman. –dijo el diputado.
–BIEN BONITO, ME MONTAS CACHOS CON
UNOS CARAJITOS Y TE LOS TRAES A ESTA POCILGA. ¿TUS AMIGOTES DEL PSU SABEN QUE
ERES MARICO? LO SABE EL PRESIDENTE? SI QUIERES YO LE HABLO.
–¿Quieres bajar la voz? –Darwin se
quedó en la escalera escondido escuchando todo.
–NO BAJO LA VOZ UN COÑO, QUE LA GENTE
SE ENTERE, SEÑORES EL CANDIDATO ROGELIO QUE SE RELANZA PA DIPUTADO ES UN ROLO
DE MARICO, UN MARICO QUE SE COGE A CARAJITOS, Listo mi amor lo dije, ahora te
vistes y te espero afuera.
Darwin bajó corriendo las escaleras y
se volvió a esconder en el estacionamineto.
–BASTANTE RIAL QUE TE HE DADO PA TU
CAMPAÑA PARA QUE TE GASTES LOS REALES CON CARAJITOS, ACUERDATE QUE LA QUE
TIENE LA PLATA AQUÍ SOY YO, TE PUEDO CORTAR EL CHORRO E PLATA A VER QUE VAS A
HACER, A VER SI ME RESPETAS UN POCO.
–¿Tú puedes callarte? No tienes que
gritar.
–MAÑANA VOY A MANDAR A CERRAR TODOS
ESTOS HOTELES A VER DONDE VAS A IR, MONTATE EN EL CARRO.
–Estás borracha otra vez.
–Para aguantarte a ti hay que estar
borracha.
Salieron del estacionamiento. Darwin
tenía el corazón acelerado. Salió del hotel y se fue a una arepera. Eran las 4
de la mañana. Se puso a contar el dinero que le dio el diputado. 5 mil, no lo
podía creer.
–Que arrecho por una media mamada me
dieron 5 palos, ojalá fuera así siempre. Pidió un par de arepas y una cerveza
para luego irse a casa.
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