"La
voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad
sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y
honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no
conocen a Dios"- 1 Tesalonicenses 4:3-5.
Después
de haberse masturbado y duchado, volvía a abrir la biblia para leer lo que le
deparaba hoy.
Gonzalo
se llevó a Darwin a la iglesia para que le pidiera perdón al hermano que le
ofreció el trabajo en la zapatería y lo reenganchara de nuevo.
–Yo
no quiero seguir en esa zapatería.
–Mientras
consigues otra cosa, te quedarás ahí. Ve a hablar con él y pídele perdón.
Gonzalo
Terán tiene 35 años, trabaja en una empresa textil como jefe de inventario. A
los 22 años se casó con una vecina que dejó embarazada una noche que bebieron
hasta la madrugada. Siempre le llamó la atención las personas de su mismo sexo
y para evitar comentarios y rechazos, decidió casarse con la muchacha
aprovechando que iba a ser papá.
Luego
de tener a su primer bebé, ambos se hicieron testigos de Jehová, tuvieron a una
niña y, luego de cumplir 30 años y a la espera de su tercer hijo se divorciaron.
Una
tarde en la que Gonzalo regresaba de la iglesia solo, pues su esposa estaba en
casa cuidando de los niños, consigue a su mujer teniendo relaciones con uno de
los pastores de la iglesia.
Al
verlos en la cama Gonzalo fuera de sí, saca a empujones a su esposa de la habitación
y luego de la casa, los gritos se escuchaban en la calle, los niños lloraban,
mientras la mujer intentaba a gritos que la dejara entrar y llevarse a sus
hijos.
–¿Cómo
pudiste hacerme eso? Yo confié en ti, te abrí mi casa, conociste a mis hijos, nos
involucramos en secreto porque nos amábamos y te acuestas con mi mujer.
–Tú
no amas a tu mujer, no la tocas, tuviste relaciones para tener hijos más nada.
Tú sabías que me gustan las mujeres y tu mujer se me puso fácil, ya sabías que
nos llevábamos bien.
–Yo
me iba a divorciar de ella para estar contigo, pero ahora con esto no quiero
saber de ti. Voy a contar en la iglesia todo esto.
–Tú
hablas y yo cuento que somos amantes, a mi no me importa que la iglesia lo
sepa. La gente me ama y diré que fuiste tú quien me llevó a esto. Me creerán.
–No
diré nada y tú tampoco dirás nada, nos debemos a Jehová, yo haré lo que tenga
que hacer para que me perdone por todo esto que he estado haciendo por más de 5
años contigo.
Inventando
que se agotó el amor entre ambos y la relación no iba a ningún lado, se
divorciaron. Esa fue la versión para los hermanos y pastores, en los Tribunales
el divorció salió rápido por adúltera.
Se
encargaría de sus tres hijos en la manutención compartida, pero a ella no le
tocó nada. Se fue a vivir a otra ciudad y en las vacaciones Gonzalo visitaría a
sus 3 hijos.
–Me
tienes que pedir disculpas no por lo que hiciste en mi negocio jovencito, sino
porque no me dijiste nada para yo estar ahí y gozarte a ti ahí adentro. El otro
tipo lo boté pero te voy a reenganchar para que te entregues a mi y me hagas
gozar.
–Vaya
¿y usted no es testigo de Jehová?
–Si,
pero lo que yo haga contigo se queda entre tú y yo, al tonto de Gonzalo dile
que ya te perdoné y que no se vuelva a repetir bla bla bla, esas tonterías de
dignidad que a él le gustan.
–Ustedes
son doble moral, tienen este parapeto montado y todos son unos sinvergüenzas
que se tiran a mujeres que no son sus esposas o a otros hombres cuando ustedes
odian a los gay y el adulterio.
–Jovencito,
te quedas calladito. Vas a trabajar conmigo de nuevo y yo te lanzo una vainita
extra cada vez que quiera tenerte conmigo.
–No
tengo problema.
–Ahora
dame la mano para que vea que hemos solucionado todo.
Darwin
se fue y Gonzalo se acercó al pastor Benito.
–¿Qué
tal con Darwin? Lo readmitió?
–Si,
el muchacho me pidió disculpas, fue un arrebato, cosas de muchachos, ya sabe.
Darwin hay que meterlo de cabeza en el Salón y quitarle esas ideas locas de la
cabeza.
–En
eso estoy pastor, ¿al otro muchacho lo readmitió también?
–Eeeh
no…él ya había cometido otras faltas y decidí prescindir de él. Darwin está
empezando y hay que educarlo.
–Me
encargaré de eso.
–Más
te vale, ese muchacho puede ir en malos pasos si no se le guía, yo te voy a
ayudar.
En la
tarde, Gonzalo llegaba a su casa, minutos después de entrar al apartamento,
llegaba Sebastián.
–Hola
Sebastián, ¿cómo estás? ¿Sabes donde está Darwin?.
–Hola.
-Abrazó a Gonzalo. –Ni idea, no he podido hablar hoy con él, llámalo al celular.
Gonzalo
se había quedado inmóvil. –¿Y ese abrazo a que se debe?
–Mmmm
nada, me provocó abrazarte.
–Nunca
lo haces.
–Hoy
lo hice Gonzalo, deja darle vueltas, un simple abrazo.
–Ok,
ok, pero me parece raro.
–¿Te
agradó o te incomodó? Si quieres no lo hago más.
–Es
que ese abrazo me pareció…
–¿Qué?
–No
sé, eso es de gente gay, hombres que se gustan.
–Marico,
los hombres se abrazan, los padres abrazan a sus hijos, los hermanos se
abrazan. ¿qué estupidez estás diciendo?
–Pero
me abrazaste raro, afectuoso, me sobaste.
–Ay
Gonzalo, ¿sabes qué? Olvida el abrazo, me voy a mi cuarto que estoy cansado.
Gonzalo
se fue a su habitación y llamó al celular a Darwin.
–<<Hola,
estoy con unos amigos tomándome unas birras, ya voy a casa>>
–<<Te
he dicho que no me gusta que estes tan tarde en la calle, está peligrosa>>
–<<tranquilo,
me dan la cola>>
–<<No
bebas mucho, eso es malo>>
–<<si,
si, chao, chao>>
Colgó
la llamada y notó que tenía una erección, se fue a duchar con agua fría pero su
pene seguía rígido, tomó gel de baño y comenzó a masturbarse.
Con
cada expulsada de semen, un gruñido acompañado de un gemido de llanto, al
finalizar se sentó en el piso mientras caía el agua y comenzó a llorar.
Salió de la ducha y, a medio secar buscó la biblia y la abrió.
Levítico 20:13 “Si un hombre practica la
homosexualidad, al tener relaciones sexuales con otro hombre como si fuera una
mujer, ambos han cometido un acto detestable. Ambos serán ejecutados, pues son
culpables de un delito de muerte.”
Cerró la biblia y comenzó a rezar y rezar y rezar hasta que se durmió.
Cuando abrío los ojos derepente, escuchó la puerta del apartamento. Se había quedado
dormido con la luz encendida y desnudo. Vio la hora, eran las 3 de la mañana,
se puso una toalla y salió.
Darwin apenas podía sostenerse en pie, Gonzalo lo llevó a su habitación y
lo lanzó a la cama. Comenzó a desvestirlo.
–Estoy rasca’o pero no me regañes coño.
–Recuéstate anda para quitarte la ropa.
–No abuses de mi, yo sé que me tienes ganas.
–¿Te quieres callar y dejarte quitar la ropa?
Lo terminó de desnudar para ponerle un boxer pero antes se quedó viendo su
cuerpo, le tocó el torso, al llegar a la cadera se acercó para darle un beso en
la boca pero en ese momento Darwin tuvo una arcada y devolvió todo lo que se
había comido.
–¡Que desastre! Ahora a limpiar y bañarte.
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