Gonzalo con dificultad abría los ojos con el sol entrando por
su ventana, el pantalón de su piyama estaba tenso en su entrepierna, se estiró
y se bajó el pantalón para masturbarse, unos segundos después, tres lenguas
blancas se posaban en su barriga que brillaban con la luz natural. Se fue al
baño para limpiarse e ir a desayunar, pero antes abrió la Biblia y leyó lo
primero que vio:
"Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad
conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen
inmoralidades sexuales."- Hebreos 13:4
Cerró la Biblia y salió de su habitación. Fue a la cocina y
estaba Sebastián sentado desayunando.
–Por favor Sebastián, ponte una franela y un bóxer, te he
dicho que en mi casa no puedes estar así.
–Bueno, bueno, disculpa, pensé que aún no te levantarías.
–No es el hecho de que me levante tarde o no, en mi casa no
puedes estar así, esté yo o no.
Sebastián puso los ojos en blanco y lanzó un suspiro pero fue
a vestirse. Regresó.
–Buenos días Gonzalo, ¿cómo amaneces? –Algo le llamó la
atención y bajó la mirada hacia la entrepierna de Gonzalo, tenía una mancha. Se
sonrió. –Tienes el pantalón mojado creo que te orinaste.
Gonzalo bajó la mirada y vio la mancha, se puso rojo y se fue
a cambiar.
Al regresar preguntó por Darwin.
–Tú sabes que él los sábados sale a correr, debe venir cerca
del mediodía.
–Ese muchacho está en malos pasos, voy a tener que hablar con
él, ya ni quiere venir al Salón conmigo.
–¿Por qué dices eso?
–Ha llegado borracho a casa, llega tarde y la otra vez lo vi
desnudo saliendo de tu cuarto, que se quería duchar y se había masturbado. Por
más que le digo que esas cosas son inmorales insiste en hacerlo.
–Gonzalo, es un carajito, déjalo quieto, ¿para que quieres
convertirlo a tu religión?
–Porque me ofrecí a ayudarlo y le di casa cuando su familia le
dio la espalda, pero él viene con muchos vicios de la calle y quien sabe de su
propia casa y Jehová lo puede ayudar.
–Jehová, Jehová, a mi me sacaron de la iglesia y no me
ayudaron nada.
–Tú sabes muy bien porque te sacaron y porque estás aquí
conmigo.
–Deja a Darwin que viva su vida, es un muchacho sano como
cualquier otro.
–Va por el camino de la perdición, sexo, alcohol y quien sabe
si drogas.
Sebastián terminó de desayunar y se fue a duchar.
–Voy a salir a comprar unas cosas para la casa, ¿quieres algo
en especial?
–Trae huevos y detergente si consigues por favor yo te lo pago
aquí.
–No vale tranquilo.
–Yo voy a estar en el Salón todo el día, tenemos trabajo con
los hermanos y los pastores. Y vamos a recorrer un barrio.
–Ok, me saludas a todos los hermanos, dile que los extraño
mucho.
–No te burles y no me vengas con ironías Sebastián.
–Me voy al baño.
–Déjame ver si hay alguien, espérame aquí. -Entró, revisó el
apartamento y estaba solo. –Entra, no hay nadie. –Cerró con doble llave la reja
y la puerta.
–Vamos a mi cuarto.
–Mámamelo aquí. –El hombre se bajó el cierre y sacó su pene
por la abertura, Darwin se puso en cuclillas y se lo metió en la boca mientras
se desabrochaba el pantalón.
–¿Trajiste condón?
–No, ¿cómo voy a tener? Soy casado, no hago estas cosas.
–Ah ok, ya veo, yo tengo uno en el cuarto, vamos.
Darwin se desnudó por completo pero el hombre solo se bajó el
pantalón. Darwin le puso el condón, buscó una crema humectante y se puso un
poco en el culo y en el pene del hombre.
Se puso al borde de la cama, se agachó apoyándose con sus
manos en la cama para que lo penetrara.
–Me hiciste caso, tienes el culo afeitadito, como me gusta,
que se vea como de hembra, eso me excita.
–Mételo pues que no tenemos todo el día.
El hombre comenzó a penetrarlo poco a poco, cuando lo metió
completo Darwin se montó en la cama para quedar en 4, se abrió las nalgas y
comenzó a moverse.
–Que rico culo, que rico culo, apretadito y caliente, me vas a
hacer acabar. –Darwin apretaba para que el hombre se viniera. Seguía
embistiéndolo cuando de pronto detrás de él una sombra. El hombre voltea.
–Caramba Pastor, en estas estamos.
El hombre sin detenerse, estira el brazo y lanza la puerta
para cerrarla, le da unos cinco empujones a Darwin y acaba.
–Mierda, es Sebastián, mierda, mierda, mierda.
–Ay ya cálmate, ¿qué tanto?.
El hombre se subió el pantalón y salió.
–¿Cómo está Pastor Germán? ¿todo bien? ¿Y su esposa e hijos?
–No te atrevas a abrir la boca, ¿cuánto quieres? ¿10, 20, 30
mil?
–40 está bien así se me olvida todo todo lo que vi.
–Ok, ok, ok te doy 40, hoy te deposito en tu cuenta. Mándamela
por mensaje
–Váyase ya que por ahí viene el hermano Gonzalo.
Se fue y Sebastián entró al cuarto.
–Dame esos cinco pedazo de puta jajajaja, eres un bicho.
–Coño, pensé que te ibas a tardar más.
–Vístete que Gonzalo está por venir en cualquier momento, eres
bien osado viniendo a tirar acá.
Darwin se fue a bañar, mientras Sebastián guardaba las cosas
del mercado que trajo.
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