La vida que se pone juguetona
–Bueno, al fin nos conocemos luego de varios días de chateo por el
Grindr. -Rompía el hielo Diego mientras pedían un café.
–Si vale, que gusto.
El gusto es mio, eres guapo.
–Gracias. Tú también.
Diego tiene 23 años, estudiante de derecho y vive con sus padres y una
hermana, en su casa no sabe que es gay, siempre ha llevado a una que otra amiga
“para disimular”. Entra en Grindr para buscar sexo express pero no descarta
conocer a alguien para algo serio, aunque Le gusta Calixto, sabe que tiene
pareja.
–No entiendo que haces metido en Grindr si tienes pareja. ¿Por qué no
buscas amistad por Facebook?
–Nunca borré la aplicación pero siempre se consigue gente interesante
por ahí.
–¿Y de verdad no quieres portarte mal conmigo?
–Jajaja, eres insistente chamo. No, estoy muy bien con mi pareja.
–Bueno, ni modo yo igual insistiré. ¿Dónde estudias ingeniería?
–En la Universidad Central, mi novio…”No se te ocurra decirle a
nadie que tú y yo salimos, ni dar mi nombre, mucha gente me conoce”
–Calixto recordaba las palabras que una y otra vez le repetía Nestor.
–Tu novio, ¿que?
–No, nada
–Mi papá da clases ahí, a lo mejor te da clases, se llama Luis
Hernández.
–Mmmmm oye no me suena, pero averiguo, te decía que mi novio es mayor
que yo, creo que te lo dije.
–Si, pero no me dijiste que tan mayor.
Calixto con mucho orgullo le dice que tiene 55 años y que está feliz
con su pareja, aunque no se ven mucho. Diego abre los ojos al escuchar la edad.
–Verga tiene la edad de mi papá, ¡Es un viejo pana! ¿en serio te gustan los
viejos? ¿en serio?
–Coño no está viejo, esta bien plantado además no los aparenta y se
cuida.
–¿Y te lo coges o él a ti?
–No es tu problema.
Una pausa… –Disculpa.
Siguieron conversando de política, de sus carreras y volvió el tema
del sexo.
–Marico estás divino, ¿de verdad que no te quieres escapar y echamos
una tiradita tú y yo?.
–No vale, te dije que yo quiero solo amistad, no sé porqué no lo
entiendes.
–Pero tu novio no tiene porque enterarse o dile y hacemos un trío.
–Nooo chico ¿estás loco? Menos, a mi no me gusta eso y a él creo que
tampoco.
–Eres un viejito, se te está pegando lo de tu novio.
–Pendejo. ¿Y tú? ¿por qué soltero? Debes estar tirando como loco.
–Ojalá je, je pero nada, la gente anda como en otro peo o no sé, he
tirado pero no como quiero.
–Mi novio es mi primera pareja estable y casi con el primero que me
acosté, antes con un pana pero fue una vaina toda rara.
–¿Rara?
–Si, el tipo cuando íbamos a tirar me decía que me quedara quieto, que
no me moviera y siempre, siempre me cogía estando yo boca abajo. Y si se me
ocurría moverme, al pana se le bajaba.
–Coño, que loco.
Duramos 3 meses, terminé cuando un día en su casa me dijo que me
metiera en una urna para cogerme ahí adentro.
–¿Quéééé?.
–Si, chiflado, me fui de ahí y no lo vi más.
Cambiaron de tema para luego pedir otro café, estar otro rato hablando
entre risas por las anécdotas sexuales de Diego y, ya más suelto, hablando de
intimidades de él y su pareja.
Ya para irse Diego le dijo a Calixto para darle la cola a su casa.
–Vives cerca de mi casa, que raro que no nos contactamos por el Grindr
desde nuestras casas je je.
–Si vale, qué cómico, gracias por la cola.
–Eso te va a costar y yo sé como me vas a pagar.
–¿Tú vas a seguir?
–Yo te voy a coger, ya verás, vas a caer.
En la noche Diego le escribe por primera vez al celular de Calixto
luego que intercambiaron números.
–<¿Mañana quieres que te busque y te llevo a la universidad?>
–<No chamo, tranquilo, yo me voy en carrito>
–<No tengo problema, además tengo que ir para allá a dejarle unos
documentos a mi papá>
–<¿Pero tú no vives con tu papá? Dáselos ahora.
–<Si, lo que pasa es que él se va muy temprano a la universidad
para trabajar desde allá para estar más tranquilo y necesito unos datos que me
tienen que enviar ahora en la noche o mañana temprano, montarlo e imprimir y a
esa hora él ya está ido>
–<Ah ok>
Pasaron unos minutos y Diego volvió a escribir.
–<¿Entonces? ¿Te busco?>
–<No chamo, tranquilo, no quiero problemas>
–<¿Pero qué problemas? ¿Tu novio? ¿Es celoso?>
–<No es eso, yo tengo carro pero está malo, yo me voy en
carrito>
–<Anda vale, no me cuesta pasar por tu casa y llevarte, no me
desprecies>
Otra pausa…
–<Ok, dale, sólo por esta vez. Pasa por mi casa a las 7:45 am>
–<Ahí estaré>
A las 7:44 Diego estaba en el edificio esperando que bajara Calixto.
Cuando entró al carro vio a Diego que tenía una rosa blanca y una bolsa de
papel marrón.
–Buenos días, te traje desayuno y un regalo.
–Chamo, ¿tú me estás echando los perros así de frente cara e’ tabla?
–Si, cara e’ tabla, no me importa nada, te dije que te quiero en mi
cama, toma y buen provecho, guarda la rosa en un libro.
Diego le insinuó para buscarlo luego de clases a lo que Calixto le dio
un rotundo no. –¿Tú no estudias? Que puedes ir y venir cuando quieras.
–Los lunes no. Vamos, acompáñame a la oficina de mi papá y te lo
presento.
–Ok.
Caminaron por el estacionamiento y unos metros antes de entrar al
rectorado, Diego ve a lo lejos a su papá que hablaba con unos estudiantes y
otro profesor.
–Ah coño, mira allá está mi papá, vente.
Al acercarse un poco más, Calixto se le congeló la sangre.
–¡Papá! ¡Papá! ¡Ven, ven!
El papá de Diego levantó la mirada hacia donde estaba su hijo y al ver
a Calixto le tembló el cuerpo.
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