martes, 21 de julio de 2020

FIEBRE. Capítulo 7

-Te va a buscar a tu casa un taxista de confianza, te pones tu mascarilla, te lavas las manos, vas sin nada, no lleves bolso ni nada. Yo te escribiré por aquí cuando el taxi esté cerca-
-Aja pero no me puedo quedar a dormir-
-Tranquilo, el taxi te regresa a casa luego-
-¿Y si nos paran en la calle una alcabala?
-No los van a parar, si pasa algo me llamas al celular, que te preste el celular el taxista.
-Estoy nervioso-
-¿Por qué?-
-Nunca me he escapado de mi casa, es primera vez que voy a tener sexo y con un desconocido-
-No te pongas nervioso. ¿Todavía soy un desconocido para ti? Después de todo lo que hemos pasado juntos en este mes.
-¿No me vas a hacer daño?
Pasaron unos minutos. Gerardo regresaba a la laptop y leyó. Le escribió una larga risa.
-Estás a tiempo de decirme que no vienes y dejamos esto hasta aquí.
-No, no, yo voy a ir. Quisiera quedarme contigo. Nunca he dormido con un tipo, bueno si, con mi papá pero él no cuenta. Bueno, entonces me avisas cuando venga el taxi. Te quería preguntar algo...personal.
-¿Que será?
-¿Tú hijo es gay, o tu hija?-
-Vaya, que pregunta... Mi hija no creo que sea lesbiana, no lo sé. Mi hijo tengo mis dudas, pero esperaré que me lo diga si quiere.
-¿Y si tu hijo quiere tener algo conmigo?
Gerardo nunca contestó.

-El taxi ya salió para allá, estás pendiente.
Román fue a la habitación de sus padres. Dormían, Diego roncaba.  Se puso el tapabocas y se lavó las manos, cogió las llaves y salió del apartamento.

Román esperaba dentro del edificio hasta ver llegar el taxi.
-Chamo, ¿Tú vas a salir a esta hora? Estamos en cuarentena.
-Tengo que salir para algo importante. Usted no me ha visto salir.
-¿Me das una vainita pa comer o me traes algo de comida?
-Ok, cuando regrese le doy algo.
-Si va, ahí vinieron a buscarte. -Román abrió la reja y salió.

-Buenas noches.
-Buenas noches soy Luis, Me manda el señor Gerardo.
-Soy Román.
Antes de subir el hombre le puso gel antibacterial en las manos y luego lo dejó entrar. -Ponte el cinturón de seguridad.

El chico iba mirando por la ventana mientras jugaba con sus dedos, comenzaba a subirle la temperatura.
-Entonces eres sobrino del señor Gerardo.
-No...si, si, sobrino.
-Mmm ya, es raro que lo vayas a ver a esta hora y en plena cuarentena.
-¿Falta mucho para llegar?
-Estás temblando, ¿Te sientes bien? Falta poco para llegar.
-Estoy bien, estoy bien.

Llegaron al edificio.
-Piso seis apartamento 601, le dices al vigilante que vas donde el señor Gerardo.
-Gracias.
-Me avisan y te busco.

Román estaba frente a la puerta del apartamento esperando que le abrieran. Gerardo abrió, estaba con un bóxer blanco y sin franela. El chico fijó la mirada en el pecho velludo.
-Bienvenido, pasa. Gerardo le quitó el tapabocas y le dió un beso en la boca. Metio su lengua y lo abrazó con fuerza pegándole hacia él. Se separó. -Estás prendido en fiebre nené, ¿Te sientes bien?
Román alcanzó a mover la cabeza afirmando y cayó al suelo.

Gerardo lo cargó y lo metió bajo la ducha fría. Le hizo una limonada caliente con miel y se la dió. Lo tenía en su cama desnudo. Le dió la limonada y el chico se acostó. Gerardo comenzó a pasar sus dedos por la cara, bajando a la barbilla, rozó el pecho y sus tetillas y se detuvo en el ombligo, le dió un beso justo ahí. Con su boca fue bajando hasta su pene que comenzaba a levantarse. Gerardo lo introdujo en su boca, humedeció el pene y comenzó a recorrerlo con la lengua.

El pene del chico crecía en su boca, tocaba sus testículos, se le erizaba la piel y se retorcía en la cama. Gerardo se tragaba todo el pene mientras movía su lengua. Sintió en su boca algo tibio y espeso, Román estaba tenso apretando las sábanas con fuerza.
-Cógeme, por fa, cógeme ya.
Gerardo se sentó para luego acercarse a la boca del muchacho y besarlo pasándole el semen.
-Esta noche va a ser inolvidable para ti.

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