lunes, 13 de junio de 2016

SODOMITA. Capítulo 8


Gonzalo había pedido el viernes libre para poder irse ese día en la mañana hasta el lunes a la ciudad donde viven sus hijos.

Se quedaría en un hotel modesto para poder estar con sus hijos y salir con ellos a la playa y comer en la calle.



El viernes se despertó temprano para ir primero a misa y al mediodía buscar a sus hijos y comer con ellos.

Aún en la cama y con el pene erecto, buscó su celular, mientras buscaba a un contacto con la otra mano se tocaba.



–<Ya estoy en tu ciudad, ¿nos vemos?>

–<¿En el hotel de siempre?>

–<Si>

–<Me avisas y voy>

–<Estaré con mis hijos en la tarde, ahora voy al Salón, nos vemos allá>

–<Pero quiero estar contigo>

–<Nos vamos a ver>

–<Sabes a lo que me refiero>

–<Eso no puede ser, nos vemos hoy y hablamos> –Gonzalo colgó la llamada, su mano estaba humedecida con toda la lubricación que había salido de su pene. Comenzó a masturbarse, duro y rápido. No tuvo que esperar mucho para correrse y siguió masturbándose hasta venirse de nuevo. Quedó tendido en la cama unos minutos con la respiración acelerada.



Romanos 1:26-28

 Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza. De la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío. Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen.” -Cerró el Nuevo Testamento y se fue a duchar.



Al llegar a la iglesia se encontró con el hombre de los mensajes, Pedro, un hermano de la iglesia, la verlo sintió que su entrepierna cobraba vida, al darle la mano se estremeció.



–Siempre que vienes me dices que esta vez sí y nunca pasa y esta vez me dijiste no de una vez.

–No debemos llevarnos por nuestros deseos carnales e impulsos.

–Ven acá. –Lo haló hacia un pequeño cuarto que colindaba con el salón y ahí lo besó.–¿Tú no entiendes que quiero hacer el amor contigo?.

–No podemos, no debemos Pedro. –Otro beso, pero escucharon voces y Gonzalo salió del cuarto. Entraba la gente al salón, su exesposa estaba entre la gente. Ella lo vio saliendo del cuarto con Pedro y se le quedó viendo.



Luego de la misa, ella se acerca a Gonzalo.

–Dicen que Pedro es homosexual y eso decían de ti también en el salón allá en Caracas. Que yo no me entere que ustedes tienen algo pues le cuento a todos lo que sé.

–No sé de que hablas, yo conozco a Pedro del salón y sólo nos vemos cuando yo vengo para acá al Salón. No inventes cosas mujer.



Gonzalo se fue de la iglesia sin que Pedro lo viera y fue a buscar a sus hijos. Almorzó con ellos y pasó la tarde paseando, con la promesa de ir a la playa el sábado.



–<Ya estoy en el hotel, me vi con mis hijos, me hacen falta, estoy feliz>

–<Que bueno que los viste, ¿me acerco al hotel?

Gonzalo tuvo una erección. Tardó varios segundos en contestar. –<Sí>



20 minutos después llegaba Pedro al hotel.

Entró a la habitación y sin decir palabra se le abalanzó sobre Gonzalo. Se tumbaron en la cama y comenzó el forcejeo mientras Pedro le quitaba la ropa.

Bajó a las tetillas y comenzó a lamerlas, chuparlas y darle suave mordiscos, lo que hizo que Gonzalo se le erizara la piel y su pene se pusiera duro.

Siguió bajando, lamiendo el camino de vellos que bajaba hasta la ingle para luego introducirse el pene en la boca y comenzar a mamar.

Cuando Pedro por segunda vez se metía todo el pene en su boca, Gonzalo se corrió sin poder evitarlo.

–No me diste chance de nada vale. Ponte que te lo voy a meter.

–Mi ex me dijo que en el Salón saben que eres gay. –Le dijo Gonzalo.

–Eso son cosas de tu exmujer, ellos no saben nada.

–También me dijo que eso decían de mi en el Salón allá en Caracas.

–Quiero cogerte.

–No Pedro, esto no va a suceder, nos debemos a Jehová y esto es pecado, un gran pecado.

–Jehová nos ama a todos.

–Pero no nos libraremos en el juicio final, no nos salvaremos, no seremos parte de los elegidos.

–No hables tonterias.

–¿Tú para que estás en el Salón si no cree en esto?

–Tengo mis razones, amo a Jehová pero amo lo que quiero ser.

–Vas a ser castigado.

–Igual que tú, acabamos de estar juntos.

–Vete, vete de aquí por favor, haces que cometa actos impuros.

–Gonzalo, vine hasta acá para pasar la noche contigo.



Llamaron la puerta y Gonzalo se puso una toalla y abrió. Era su exesposa. Al abrir, ella empujó la puerta.

–Lo sabía, vi el carro de Pedro y sabía que estaban juntos. –Pedro se tapó con las sábanas.

–Yovana, no digas nada en el Salón, no vale la pena.

–¿Y que ustedes sigan manchando la imagen de la iglesia?

–Tú lo hiciste en su momento, pero nadie se enteró, tienes el mismo rabo de paja que nosotros.

–Ustedes son homosexuales, eso es peor.

–Yovana, no digas nada por favor, te lo pido.

–Me dejaste sin nada después del divorcio, ¿quieres que me quede callada?

–Yo no dije nada de los cachos que me montaste.

–Tu lo hiciste primero con quien sabe cuantos hombres, maricón. – Se dio media vuelta y se fue.



–Tu esposa es una hija de puta.

–¡NO HABLES ASI PEDRO! Vete de aquí y no quiero verte más.

–Lo siento pero pronto me iré a vivir a la capital. –Se vistió y se fue del hotel dejando a Gonzalo perturbado y confundido.

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