jueves, 7 de julio de 2016

SODOMITA. CAPITULO FINAL.


Gonzalo al ver lo que había hecho se acerca al cuerpo de Darwin que aún estaba con vida. Con el arma todavía en sus manos se las lleva a la cabeza.

–¿Qué hice, qué hice? ¡mi amoooor, no te mueras!

Se agachó, tocó la cara de Darwin, la frente y su cuello. No paraba de llorar.

Darwin volteó su cara hacia Gonzalo.

–Al final…lo hiciste…me mataste.

–No mi amor, no te vas a morir, no te vas a morir, Jehová te salvará.

–En nombre…de Jehová has matado… a un gentío…y ahora a mí…me voy a morir por tu culpa…

–No, no, no, no, tú no, tú no te vas a morir mi amor, tú no, te voy a salvar.

–LEVÁNTESE Y PONGA LAS MANOS DONDE LAS VEAMOS. –Le gritó uno de los policías que lo apuntaba. Gonzalo estaba viendo a los ojos a Darwin que poco a poco se apagaban.

–Hazle caso…al policía…entrégate y déjame…morir en paz.



–LEVÁNTESE Y PONGA LAS MANOS DONDE LAS VEAMOS. -Repitió el policía

Gonzalo tenía la cabeza de Darwin agarrada cuando este cerró los ojos. Comenzó a temblar y cerró los ojos apretándolos, sacó de su bolsillo una navaja. Soltó el arma y se levantó lentamente.

Mientras lo hacía se cortó las muñecas y extendió los brazos hacia los policías.

–Ya no hay nada que hacer, ha muerto, lo maté y no hay razón para seguir en este mundo, me voy al lado de Jehová.

–NO SE MUEVA Y SUELTE LA NAVAJA.

La gente que estaba en el entierro miraba de lejos la escena sin moverse. Gonzalo levantó su mano y se la llevó al cuello con la navaja. El policía le disparó en la pierna, lo que hizo que se cayera al suelo y sin soltar la navaja cortó su cuello y gran cantidad de sangre corría por el pecho. El cuerpo cayó sobre Darwin y la policía corrió hacia ellos.



La mamá de Sebastián lloraba desconsoladamente, estaba nerviosa y su cuerpo temblaba sin poder creer lo que había presenciado.



Llegó una ambulancia y una furgoneta forense. Levantaron los cuerpos.

–¡ESTA VIVO!, ¡ESTA VIVO! EL MUCHACHO ESTA VIVO.





3 años después…



Luego de los disparos en el cementerio, Darwin pasó 6 meses recuperándose. Gracias a un seguro que había comprado pudo pagar los gastos de la clínica. Gonzalo le dejó en herencia el apartamento. Darwin aceptó pero vendió el inmueble y se compró otro.



Montó por internet el negocio de Servicios sexuales masculino donde ofrecía desde despedidas de solteros, strippers, caballeros de compañía y sexo. El negocio crecía y él estaba involucrado pues también se ofrecía para los servicios.

Después de la muerte de Gonzalo, la gente había pensado que cesarían los crímenes contra los homosexuales que, hasta su muerte, iban 25 personas, pero no, continuaron y cada semana aparecían 2 o 3 cadáveres y el común entre ellos era su orientación sexual. Los crímenes eran iguales a los anteriores como también los escritos religiosos que dejaban en el cuerpo de las víctimas.



Discotecas y bares de ambiente debieron reinventarse para seguir abiertos, ya nadie salía en las noches por temor al nuevo Matagais que seguía azotando a la ciudad, se llegó a pensar que Gonzalo nunca fue el verdadero asesinoo peor aún, que seguía vivo.



Darwin se preparaba para atender a un cliente VIP que pidió todo el servicio, desde que lo acompañara a un evento, hasta sexo.

Luego de acompañar al cliente a una fiesta privada donde se derrochaba whisky 18 años, champaña, bandejas de cocaína y la mejor comida, se fueron a un hotel 5 estrellas.



–Ya estoy listo para que me hagas tuyo carajito, por fin voy a probarte, desde hace años quería estar contigo.

–Bueno, ya me tienes aquí, dame el resto del dinero y te voy a dar el mejor sexo que hayas tenido.

Sacó un maletín con el dinero y se lo entregó.

–Sabes que desde que te ví siento que te conozco de algún sitio. –Dijo Dawin.

–He estado en fiestas donde tú has estado, es probable que ahí me hayas visto.

–No, te conozco de otro sitio.

El hombre se desnudó, se fue a la cama y se puso en 4. –Te di basatnte dinero ahora quiero que me cumplas.

Darwin se sonrío mientras se ponía el condón y se acercaba al hombre que ya pasaba los 45 años.



Luego de una hora teniéndo sexo, Darwin tumba al tipo en la cama.

–¿Dónde me dijiste que querías la leche?

–En mi boca papi, lléname la boca.

Darwin se descargó en su boca para luego echarse a un lado de la cama con la respiración entrecortada. Los estragos de haberse perforado un pulmón. 4 cicatrices le recordaban cada día la terrible experiencia con Gonzalo.



El hombre se incorpra en la cama y pasa su mano por el pecho de Darwin procurando recorrer cada cicatriz.

–Gonzalo definitivamente quería matarte. –Darwin abre los ojos sorprendido y ve a los ojos al hombre.

–¡Tú eras un hermano del salón donde iba Gonzalo! Tú te quedaste una vez en su apartamento, de ahí es que te conozco.

–Vaya hasta que por fin diste conmigo. Si, era un buen amigo de Gonzalo y tras su muerte seguí con su legado.

–¿Su legado? -Darwin estaba confundido.

El hombre arrastraba un brazo por la cama. –Si, el comenzó con la limpieza de la ciudad y yo voy a seguir con su trabajo, no puede quedar inconcluso.



El brillo de una navaja atravesó el espacio de la cama. El legado de Gonzalo estaba más vivo que nunca.

3 comentarios:

  1. Esta historia no es de mis favoritas, pero estuvo excelente como siempre. Felicitaciones Daniel!

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  2. Sufrí horrores con la muerte de Sebas. Muy triste.

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