miércoles, 13 de junio de 2012

AVENTURA EN LA OFICINA


Llevamos tiempo conociéndonos y tratándonos, pero nunca había surgido tener o hablar de sexo, siempre teníamos algo de que hablar, hasta que un día sucedió:
Estábamos chateando y comenzamos hablar por primera vez de “ese tema”, muy poco y superficial, me dijo que quería regalarme algo, que si podría ir a su oficina al día siguiente para entregármelo, y de ahí salir a comer.
Su trabajo estaba tranquilo y relajado, muy poca gente trabajando, me pidió que pasara y tomara asiento, mientras iba a entregar unos documentos, regresó y cerró la puerta. Hablamos un poco del día, se me acerca me pone de pie y me da un fuerte abrazo, con un riquísimo aroma que desprendía su piel, sus manos comienzan a bajar lentamente por mi espalda hacia mi culo apretándome una nalga y me da un beso en la boca, con sus labios carnosos, su lengua jugando con la mía, sus manos recorrían mis nalgas y todo lo que estuviera a su alcance, yo estaba entre atónito y excitado, entre mis piernas comienzo a sentir como va creciendo mi pene y el suyo.

Se detiene y me pregunta que si me gustaría hacerlo ahí en su oficina, le pregunto si no hay problema y me dice no, pero que disponíamos de poco tiempo. Nos dejamos llevar y comenzamos a tocarnos y mordernos, le bajo su pantalón y su interior y bajo a mamar esa rica verga, mientras el comienza a dar pequeños movimientos para ayudar a esa mamada, de vez en cuando se le escapaban los gemidos que teníamos que evitar para que no se escucharan afuera. Subí para morder sus tetillas. Después de un rato me baja el pantalón y comienza a mamar, mis rodillas se doblaban y perdían fuerza, era brutal la manera en que lo hacía, de vez en cuando se me escapaban esos gemidos prohibidos.

Se dirige a su escritorio busca unos condones, se acomoda detrás de mi, me pone lubricante y comienza a masajear mi ansioso culo. Me dice que que ya nos queda poco tiempo, le pido que comience de una vez la cogida y desliza su verga entre mis nalgas de una sola vez, y no sé por que, pero no me dolía para nada, lo empecé a disfrutar. Al metérmela, comienza a darme una embestida que ya no nos importaba que nos oyeran, no se sentía la postura incómoda, eramos solamente él y yo disfrutando el uno del otro, nada nos podía interrumpir, sentía su verga caliente dentro de mí, me lamía la espalda y ahí siento que se viene en mi culo, se pega completamente a mi espalda, pega un grito de placer, lo saca y se arrodilla frente a mi y me pide que le de mi semen en la cara, comienzo a masturbarme tratando de apurarme, y acabo en su cara. Tocan la puerta y comienza a abrirse mientras las gotas de semen caen en su cara como lluvia, no lanzamos al piso, pero la puerta no queda frente al escritorio así que logramos escondernos, pudimos ver los zapatos irse de la oficina sin percatarse que estábamos ahí. Por los zapatos de la persona, mi amigo supo que el que entró era su jefe.

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