miércoles, 20 de junio de 2012

ELECTRICIDAD, CUANDO TÚ ME MIRAS...


Sábado 7am, alguien tocaba la puerta de mi cuarto, aún medio dormido me levanté y abrí, era mi papá:
- “¿Aún durmiendo? – Bueno, recuerda que el electricista viene a instalar las lámparas nuevas y a arreglar el problema que tenemos con los tomacorrientes viene hoy y no avisó a qué hora, así que debes estar pendiente. Tú mamá y yo vamos a salir, llegaremos como a las 6 de la tarde”.
- “Ok”… yo aún dormido
- Cuídate, el dinero para que le pagues al electricista está en mi cuarto. Se lo das al terminar el trabajo. Pides comida al mediodía y le das al tipo. Cualquier cosa me llamas, Dios te bendiga.
Mis padres se fueron y me quedé un rato tumbado en la cama, bajé y tomé algo de comer del refrigerador y me puse a bajar una película porno en internet. A las 11 sonó el timbre de la casa, abrí la puerta. Tuve que contener mi asombro al ver al electricista, me lo había imaginado mayor, canoso y regordete, con una braga azul y el cierre abierto a mitad de barriga y el pelero canoso saliendo a borbotones,  pero no, allí frente a mí estaba un tipo de 30 años, con barba de 4 días, de cabello rapado, facciones cuadradas, más o menos de 1,65 metros, con una braga de trabajador de blue jean un poco ajustada donde se podían ver los vellos del pecho bien recortados.
- Buenos días, mucho gusto, mi nombre es Juan, soy el electricista, disculpa la demora.
- E…e…sí, sí, mucho gusto, soy David, pasa adelante, no hay problema- Le di la mano y pude notar una capa de vellos abundante.
Juan entró con una caja de herramientas, le ofrecí agua, le mostré la casa y también las cosas que debía arreglar. Tenía ese aspecto rudo, era un poco bajo pero musculoso, espalda ancha y unos brazos gruesos. Pero lo que más me tenía loco era su trasero, era redondo y se veía bien firme. Tenía una voz áspera, seductora. Le dije que yo estaba a la orden, que si quería le podía ayudar en lo que tenía que hacer, me dijo que con gusto aceptaba mi propuesta, para así terminar más rápido.
Estuvimos hablando mientras buscaba las herramientas y nos dirigimos al cajetín principal de los breaks de la casa, Juan se agachó ya que estaban muy abajo allí fue donde se puso en cuatro para poder ver mejor los circuitos y pude admirar aquellos glúteos, deseaba pasar mis dedos por aquella braga… trabajó un rato allí luego fuimos dentro de la casa a arreglar unos tomacorrientes.
Ya se había hecho la 1 de la tarde, el calor estaba insoportable, los aires acondicionados no prendían porque se había quitado la electricidad de toda la casa, yo estaba sudando, pero me deleitaba con el cuerpo de Juan que estaba bañadito en sudor y al ver que una gota recorría su frente, pasé mi mano suavemente por su rostro quitando aquella gota. Al segundo quedé paralizado al pensar lo que había hecho!
- “Gracias”.- Dijo Juan, sonriendo.- “Sudo demasiado, es un problema desde que estoy en la adolescencia”.
- “Tranquilo, yo también sudo mucho, sobre todo la parte baja de la espalda jaja”.- Dije volteándome y subiéndome un poco la franela.
- “Así es”.- Dijo pasando uno de sus dedos por mi espalda y bajando donde empieza mi trasero. En ese momento, supe que era cuestión de tiempo para que pasara lo que deseaba.
- “Si quieres te quitas esa braga, digo, si tienes mucho calor, yo no tengo problema”.
- ¡Gracias David! El calor me está cocinando jaja”.- se bajo el cierre frontal de la braga dejando al descubierto aquél pecho bien formado cubierto por una capa de vellos recortados y dos tetillas rosaditas. Se dejó la braga hasta las caderas, pero podía ver toda su espalda bien trabajada. Siguió trabajando mientras yo le pasaba las herramientas y le ayudaba a hacer una que otra cosa. Llamé y pedí comida, ya eran como las 2 y Juan me dijo que fuésemos montando las lámparas mientras llegaba la comida, le busqué la escalera. Él estaba de espaldas a mí y yo deseando ver aquél trasero, no aguante más y estando todavía Juan montado en la escalera, tomé su braga que estaba por su cintura.
- “Quítate esto ¿No tienes calor? Si quieres te busco algo más cómodo”.- Dije mientras bajaba poco a poco su braga.
- “Vale”.- Dijo sonriendo. Se quitó la braga y quedó en unos interiores blancos ajustados y en sus botas de trabajo. Sus piernas velludas, eran bastante gruesas y fuertes, estaba que ardía. Juan siguió mientras yo estaba perdido en aquél interior blanco que estaba mojado por el sudor que se acumulaba en la parte de sus bolas y en toda la raya de su trasero. Quería morderlo. Se inclinaba y hacía que su trasero quedara muy cerca de mi rostro. Se iba a bajar de la escalera y puse una mano en su trasero, colocando mi dedo índice entre sus nalgas, mientras con la otra le quitaba la herramienta que tenía en la mano.
- “¿Listo?”-Pregunté sonriendo como si lo que estuviera haciendo era lo más normal del mundo.
- “Creo que aún falta una cosa.”- Dijo acercándose a mí, me tomó por las caderas y me besó. Yo puse una mano en su espalda sudada y otra en su trasero cubierto por ese interior. Su lengua exploraba cada rincón de mi boca. Me pegó de la pared. Iba en serio. En ese momento sonó el timbre y me detuve, imaginé que había llegado la comida que había pedido hace rato. Nos detuvimos mientras él se quedó en la sala y yo fui a atender al señor que traía la comida.
- “¿Tienes hambre?”- Le pregunté. – “Pero de otra cosa”.- Y me volvió a besar.
- “Ya va, ya va. Vente”.- Dije mientras lo tomé de uno de sus brazos y subimos la escaleras hasta mi cuarto, allí él me quitó la franela y mi pantalón para luego tumbarme en la cama poniendo todo su peso sobre mí.
Me besaba de una forma violenta. Me mordía los labios y eso me excitaba más. Yo metía mis manos por debajo de su calzoncillo y jugaba con sus nalgas duras. Besaba riquísimo y mientras me acariciaba el cabello. Bajó por mi pecho, mordiendo mis tetillas. Siguió bajando por mi abdomen, llegó hasta mi bóxer, bajándolo poco a poco, mi pene saltó y chocó en su rostro, él lo tomó con sus dos manos y lo lamió desde mis bolas hasta el glande, un escalofrío recorrió mi cuerpo y gemí.
Metió todo mi trozo en su boca mientras que con una de sus manos también me pajeaba, esa combinación me puso mal y 5 minutos después estaba que explotaba, él vio mi rostro y paró, quería que yo siguiera disfrutando. Juan se volteó y se puso en cuatro yo me levanté y pasé mi lengua por encima de su calzoncillo, por toda aquella superficie que cubría su trasero, enfocándome encima de su hueco y sus bolas, el olor que desprendía era asombroso, una mezcla de sudor y virilidad, estaba por comerme aquél culo.
Bajé poco a poco su calzoncillo y separé sus nalgas, quedó a la vista un exquisito agujero cerradito, olí toda aquella parte, para luego pasear mi lengua y mi boca por aquél rico trasero. Le daba pequeños mordiscos en su agujero y Juan gemía de una manera que hacía que yo me excitara más. Con la punta de uno de mis dedos empecé a darle masajes en su hueco, hasta que le metí la punta de mi dedo y poco a poco se lo metí entero. Juan sonreía. Luego le metí otro dedo, ya eran dos y así seguí.
- “No pretenderás cogerme tú a mi”.- Dijo Juan mientras se incorporaba y me puso en 4.
Tomé su pene, apoyó el glande en mi culo y poco a poco fue entrando su pene en mi. Me penetró completamente y me abrazó. Luego empezó a moverse, poco a poco fue aumentando la velocidad hasta que iba a un ritmo bastante rápido. Yo gemía y sin poder hacer más nada, se corrió dentro de mi. Me abrazó nuevamente y me dió un beso en el cuello. Saqué su pene de mi culo y me  acostó en la cama.
Empecé a darle besos por todo su pecho, jugué un poco con sus tetillas, dándole pequeños mordiscos. Le subí uno de sus brazos y lamí aquella axila que desprendía un olor a macho, seguí bajando por su costado, tomé sus caderas y fui bajando, sentía sus vellos recortados haciéndome cosquillas. Agarré su tronco, lo olí y me metí su glande en mi boca, sabía a sexo, subía y bajaba. Su pene era muy grande y venoso, no me cabía completamente en la boca. Chupé aquél pedazo de carne como si se me fuera la vida en ello. Juan solo gemía y gemía. Tomó mi cabeza y me hizo subir hasta su rostro para darme otro beso. Era bastante rudo, y eso me gustaba. Me tomó de la cadera y me hizo sentarme poco a poco en su guevo. Sentía como volvía a entrar su guevo en mí. En un solo movimiento, Juan hizo que entrara completamente, sentía sus vellos haciéndome cosquillas en las bolas.
Empezó a darme duro, me ardía cada vez que lo hacía. Metí uno de mis dedos en la boca de Juan y me lo chupaba. Empezó a moverse cada vez más rápido. Yo gemía, sentía dolor y placer, todo junto. Cabalgué, demostrándole que yo también podía tener el control de la situación. Luego sentí mi culo llenarse otra vez de su semen. Juan exhaló exhausto y yo sonreí placentero aún sentado en su pene. Agarró de su bolso un cigarro, lo encendió y me masturbó, me veía fijamente a los ojos, mientras yo le pellizcaba las tetillas paraditas. Al rato acabé en todo su pecho, y me acosté a su lado y me abrazó.
- “Espero que esto no salga de aquí, así como tampoco espero que te hagas ilusiones, pues tengo novia”.- Me dijo fríamente mirándome a los ojos.
- “Tranquilo, también espero que no cuentes nada”.
- ‘Tengo peos con mi novia, y desde hace rato no me la cojo. No creas que soy marico”.- Dijo un poco apenado, desviando la mirada. – “Te mueves riquísimo”.- Sonrió.
Fui a buscar el dinero y volví al cuarto.- “Toma Juan, aquí está el pago”.
- “Con lo que acabas de hacer, ya me pagaste”.- Dijo mientras se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.- “Quédatelos”. - No Juan, tú los necesitas más que yo”.- No aceptó el dinero.
- “Te daré esto, espero que siempre recuerdes lo que acabamos de hacer”.- Dijo mientras me dio su interior blanco sudado que yo mismo le había quitado hace unas cuantas horas.- “Aún puedes sentir mi olor en el”.
- “Gracias, siempre lo recordaré. Pero, esto no es un ‘Hasta nunca’ ¿o sí?” – “Si David” respondió mientras abría la puerta y se montaba en su carro. Tomé el calzoncillo y lo olí mientras lo veía irse. Era uno de los mejores regalos que me habían dado hasta ese momento.

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