Sábado 7am, alguien tocaba la puerta de mi cuarto, aún medio dormido me
levanté y abrí, era mi papá:
- “¿Aún durmiendo? – Bueno, recuerda que el electricista viene a instalar
las lámparas nuevas y a arreglar el problema que tenemos con los tomacorrientes
viene hoy y no avisó a qué hora, así que debes estar pendiente. Tú mamá y yo
vamos a salir, llegaremos como a las 6 de la tarde”.
- “Ok”… yo aún dormido
- Cuídate, el dinero para que le pagues al electricista está en mi cuarto.
Se lo das al terminar el trabajo. Pides comida al mediodía y le das al tipo.
Cualquier cosa me llamas, Dios te bendiga.
Mis padres se fueron y me quedé un rato tumbado en la cama, bajé y tomé algo
de comer del refrigerador y me puse a bajar una película porno en internet. A las
11 sonó el timbre de la casa, abrí la puerta. Tuve que contener mi asombro al
ver al electricista, me lo había imaginado mayor, canoso y regordete, con una
braga azul y el cierre abierto a mitad de barriga y el pelero canoso saliendo a
borbotones, pero no, allí frente a mí
estaba un tipo de 30 años, con barba de 4 días, de cabello rapado, facciones
cuadradas, más o menos de 1,65 metros, con una braga de trabajador de blue jean
un poco ajustada donde se podían ver los vellos del pecho bien recortados.
- Buenos días, mucho gusto, mi nombre es Juan, soy el electricista,
disculpa la demora.
- E…e…sí, sí, mucho gusto, soy David, pasa adelante, no hay problema- Le di
la mano y pude notar una capa de vellos abundante.
Juan entró con una caja de herramientas, le ofrecí agua, le mostré la casa
y también las cosas que debía arreglar. Tenía ese aspecto rudo, era un poco
bajo pero musculoso, espalda ancha y unos brazos gruesos. Pero lo que más me tenía
loco era su trasero, era redondo y se veía bien firme. Tenía una voz áspera,
seductora. Le dije que yo estaba a la orden, que si quería le podía ayudar en
lo que tenía que hacer, me dijo que con gusto aceptaba mi propuesta, para así
terminar más rápido.
Estuvimos hablando mientras buscaba las herramientas y nos dirigimos al
cajetín principal de los breaks de la casa, Juan se agachó ya que estaban muy
abajo allí fue donde se puso en cuatro para poder ver mejor los circuitos y
pude admirar aquellos glúteos, deseaba pasar mis dedos por aquella braga… trabajó
un rato allí luego fuimos dentro de la casa a arreglar unos tomacorrientes.
Ya se había hecho la 1 de la tarde, el calor estaba insoportable, los aires
acondicionados no prendían porque se había quitado la electricidad de toda la
casa, yo estaba sudando, pero me deleitaba con el cuerpo de Juan que estaba
bañadito en sudor y al ver que una gota recorría su frente, pasé mi mano
suavemente por su rostro quitando aquella gota. Al segundo quedé paralizado al
pensar lo que había hecho!
- “Gracias”.- Dijo Juan, sonriendo.- “Sudo demasiado, es un problema desde
que estoy en la adolescencia”.
- “Tranquilo, yo también sudo mucho, sobre todo la parte baja de la espalda
jaja”.- Dije volteándome y subiéndome un poco la franela.
- “Así es”.- Dijo pasando uno de sus dedos por mi espalda y bajando donde
empieza mi trasero. En ese momento, supe que era cuestión de tiempo para que pasara
lo que deseaba.
- “Si quieres te quitas esa braga, digo, si tienes mucho calor, yo no tengo
problema”.
- ¡Gracias David! El calor me está cocinando jaja”.- se bajo el cierre
frontal de la braga dejando al descubierto aquél pecho bien formado cubierto
por una capa de vellos recortados y dos tetillas rosaditas. Se dejó la braga
hasta las caderas, pero podía ver toda su espalda bien trabajada. Siguió
trabajando mientras yo le pasaba las herramientas y le ayudaba a hacer una que
otra cosa. Llamé y pedí comida, ya eran como las 2 y Juan me dijo que fuésemos
montando las lámparas mientras llegaba la comida, le busqué la escalera. Él
estaba de espaldas a mí y yo deseando ver aquél trasero, no aguante más y
estando todavía Juan montado en la escalera, tomé su braga que estaba por su
cintura.
- “Quítate esto ¿No tienes calor? Si quieres te busco algo más cómodo”.-
Dije mientras bajaba poco a poco su braga.
- “Vale”.- Dijo sonriendo. Se quitó la braga y quedó en unos interiores
blancos ajustados y en sus botas de trabajo. Sus piernas velludas, eran
bastante gruesas y fuertes, estaba que ardía. Juan siguió mientras yo estaba
perdido en aquél interior blanco que estaba mojado por el sudor que se
acumulaba en la parte de sus bolas y en toda la raya de su trasero. Quería
morderlo. Se inclinaba y hacía que su trasero quedara muy cerca de mi rostro.
Se iba a bajar de la escalera y puse una mano en su trasero, colocando mi dedo
índice entre sus nalgas, mientras con la otra le quitaba la herramienta que
tenía en la mano.
- “¿Listo?”-Pregunté sonriendo como si lo que estuviera haciendo era lo más
normal del mundo.
- “Creo que aún falta una cosa.”- Dijo acercándose a mí, me tomó por las
caderas y me besó. Yo puse una mano en su espalda sudada y otra en su trasero
cubierto por ese interior. Su lengua exploraba cada rincón de mi boca. Me pegó
de la pared. Iba en serio. En ese momento sonó el timbre y me detuve, imaginé
que había llegado la comida que había pedido hace rato. Nos detuvimos mientras
él se quedó en la sala y yo fui a atender al señor que traía la comida.
- “¿Tienes hambre?”- Le pregunté. – “Pero de otra cosa”.- Y me volvió a
besar.
- “Ya va, ya va. Vente”.- Dije mientras lo tomé de uno de sus brazos y
subimos la escaleras hasta mi cuarto, allí él me quitó la franela y mi pantalón
para luego tumbarme en la cama poniendo todo su peso sobre mí.
Me besaba de una forma violenta. Me mordía los labios y eso me excitaba más.
Yo metía mis manos por debajo de su calzoncillo y jugaba con sus nalgas duras.
Besaba riquísimo y mientras me acariciaba el cabello. Bajó por mi pecho,
mordiendo mis tetillas. Siguió bajando por mi abdomen, llegó hasta mi bóxer,
bajándolo poco a poco, mi pene saltó y chocó en su rostro, él lo tomó con sus
dos manos y lo lamió desde mis bolas hasta el glande, un escalofrío recorrió mi
cuerpo y gemí.
Metió todo mi trozo en su boca mientras que con una de sus manos también me
pajeaba, esa combinación me puso mal y 5 minutos después estaba que explotaba,
él vio mi rostro y paró, quería que yo siguiera disfrutando. Juan se volteó y
se puso en cuatro yo me levanté y pasé mi lengua por encima de su calzoncillo,
por toda aquella superficie que cubría su trasero, enfocándome encima de su hueco
y sus bolas, el olor que desprendía era asombroso, una mezcla de sudor y
virilidad, estaba por comerme aquél culo.
Bajé poco a poco su calzoncillo y separé sus nalgas, quedó a la vista un
exquisito agujero cerradito, olí toda aquella parte, para luego pasear mi
lengua y mi boca por aquél rico trasero. Le daba pequeños mordiscos en su
agujero y Juan gemía de una manera que hacía que yo me excitara más. Con la
punta de uno de mis dedos empecé a darle masajes en su hueco, hasta que le metí
la punta de mi dedo y poco a poco se lo metí entero. Juan sonreía. Luego le
metí otro dedo, ya eran dos y así seguí.
- “No pretenderás cogerme tú a mi”.- Dijo Juan mientras se incorporaba y me
puso en 4.
Tomé su pene, apoyó el glande en mi culo y poco a poco fue entrando su pene
en mi. Me penetró completamente y me abrazó. Luego empezó a moverse, poco a
poco fue aumentando la velocidad hasta que iba a un ritmo bastante rápido. Yo
gemía y sin poder hacer más nada, se corrió dentro de mi. Me abrazó nuevamente
y me dió un beso en el cuello. Saqué su pene de mi culo y me acostó en la cama.
Empecé a darle besos por todo su pecho, jugué un poco con sus tetillas, dándole
pequeños mordiscos. Le subí uno de sus brazos y lamí aquella axila que
desprendía un olor a macho, seguí bajando por su costado, tomé sus caderas y
fui bajando, sentía sus vellos recortados haciéndome cosquillas. Agarré su
tronco, lo olí y me metí su glande en mi boca, sabía a sexo, subía y bajaba. Su
pene era muy grande y venoso, no me cabía completamente en la boca. Chupé aquél
pedazo de carne como si se me fuera la vida en ello. Juan solo gemía y gemía.
Tomó mi cabeza y me hizo subir hasta su rostro para darme otro beso. Era
bastante rudo, y eso me gustaba. Me tomó de la cadera y me hizo sentarme poco a
poco en su guevo. Sentía como volvía a entrar su guevo en mí. En un solo movimiento,
Juan hizo que entrara completamente, sentía sus vellos haciéndome cosquillas en
las bolas.
Empezó a darme duro, me ardía cada vez que lo hacía. Metí uno de mis dedos
en la boca de Juan y me lo chupaba. Empezó a moverse cada vez más rápido. Yo gemía,
sentía dolor y placer, todo junto. Cabalgué, demostrándole que yo también podía
tener el control de la situación. Luego sentí mi culo llenarse otra vez de su
semen. Juan exhaló exhausto y yo sonreí placentero aún sentado en su pene.
Agarró de su bolso un cigarro, lo encendió y me masturbó, me veía fijamente a
los ojos, mientras yo le pellizcaba las tetillas paraditas. Al rato acabé en
todo su pecho, y me acosté a su lado y me abrazó.
- “Espero que esto no salga de aquí, así como tampoco espero que te hagas
ilusiones, pues tengo novia”.- Me dijo fríamente mirándome a los ojos.
- “Tranquilo, también espero que no cuentes nada”.
- ‘Tengo peos con mi novia, y desde hace rato no me la cojo. No creas que
soy marico”.- Dijo un poco apenado, desviando la mirada. – “Te mueves riquísimo”.-
Sonrió.
Fui a buscar el dinero y volví al cuarto.- “Toma Juan, aquí está el pago”.
- “Con lo que acabas de hacer, ya me pagaste”.- Dijo mientras se acercó a
mí y me dio un beso en la mejilla.- “Quédatelos”. - No Juan, tú los necesitas
más que yo”.- No aceptó el dinero.
- “Te daré esto, espero que siempre recuerdes lo que acabamos de hacer”.-
Dijo mientras me dio su interior blanco sudado que yo mismo le había quitado
hace unas cuantas horas.- “Aún puedes sentir mi olor en el”.
- “Gracias, siempre lo recordaré. Pero, esto no es un ‘Hasta nunca’ ¿o sí?”
– “Si David” respondió mientras abría la puerta y se montaba en su carro. Tomé
el calzoncillo y lo olí mientras lo veía irse. Era uno de los mejores regalos
que me habían dado hasta ese momento.
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