jueves, 7 de junio de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 19

Sentados en la cama, Orlando accedió a beber, se reía con las tonterías que decía Diego.

–Quítate el bluyín, ponte cómodo.
El chico se desabrochó el pantalón y se lo bajó con las manos. Diego le veía las piernas, estaban definidas por el ejercicio, algo velludas, la piel blanca. Se quitó los zapatos ayudándose con los pies y luego terminó de quitarse el blue jean. Se quedó con el interior puesto, era blanco pequeño. Diego fijó su mirada en la entrepierna y pasó su lengua por los labios para luego morderse el inferior. –Siéntate aquí.

–Estoy hablando mucha guevonada pero rascao es que te puedo decir todo. Soy marico güevón, marico.
–Ya, no lo digas así, hablas con rabia y eso no es ninguna desgracia, tienes que asumirlo, ser feliz.
–Ahora estoy feliz porque estás conmigo. ¿te vas a quedar a dormir?
–Nooo, yo me voy en un rato.
–Coño güevón, no me dejes solo vale.
–Ya veremos.
–Te voy a contar una vaina marico pero tú mueres callado, no lo repitas, déjame ver el celular no vaya a ser que se active una llamada y nos oigan. -Cogió su celular pero estaba sin bateria. –Esta vaina se apagó, mejor, revisa el tuyo.
–El mio está bien, cuéntame.
–Cuando era carajito uno de mis tios me sentaba en sus piernas y me metía mano y me restregaba el paquete por el culo, a mi me gustaba esa vaina, cuando ya era un poco más grande me ponía  a mamar güevo…me decía que eso era bueno hacerlo pero que no dijera nada que eso era algo entre él y yo, bueno así estuvimos varios meses, luego me metia el dedo por el culo mientras yo se lo mamaba. Y un día ya como de 12 años o más intentó cogerme, me puso en cuatro marico y me lo empezó a meter.
–Coño, que bolas ¿y no le dijiste a nadie nunca?
–No guevón, no te dije que me gustaba la vaina, bueno ese día que me iba a coger nos pilló mi mamá y se armó alquel peo, mi tío dándole explicaciones hasta que mi mamá se quedó tranquila, pero no vi más a mi tio, no nos visitó.

Luego…mi mamá…–Comenzó a llorar sin poder detenerse, Orlando le pasó la mano por la cabeza y la espalda, se sirvió un trago más. –Cálma, llora, llora, respira. ¿Quieres seguir contando?
–Si, si…mi mamá…la encontraron muerta, se suicidó, eso fue al tieeeempo de lo que ocurrió con mi tío…pero…yo creo que fue por eso…mi mamá nunca fue la misma…por mi culpa ella se quitó la vida...güevón yo maté a mi mamá, por eso yo no puedo ser marico, esa vaina yo la saqué de mi vida, tuve novias marico, bellas, me las cogía hasta que conocí a tu hermana marico, y me enamoré y le iba a pedir matrimonio y zuas otra mujer que se me muere…Busca otra botella.
-Estás muy borracho Diego.
–!Busca la otra botella coño!

Orlando se levantó de la cama y ya sentía un leve mareo, buscó la botella y regresó. La abrió y sirvió en los dos vasos, brindaron y Diego se bebió todo el vaso, lo dejó en la mesita y se abalanzó sobre Orlando para besarlo. El chico respondió al beso, la lengua de Diego recorría la boca del muchacho y jugaba con su lengua, succionaba, apretaba. A Orlando nunca lo habían besado así, su corazón latía a gran velocidad y su pene queriendo salir del interior de lo tenso que estaba.
Se separaron. –Verga marico me gustas que jode, pero esto no puede ser.
–Tú también me gustas y que jode y esos ojos me están volviendo loco.
–Que ladilla esta pierna enyesada quiero montarme encima de ti.
–No debemos tirar. -Le dijo Orlando que seguía con el corazón acelerado.
–¿Por qué? Yo te quiero coger.
–¿Quién te entiende, dices que esto no puede ser, que no eres marico pero quieres cogerme.
–Porque me tienes cachúo y estoy borracho pal coño, pero lo nuestro no puede ser güevóóón, yo no me voy a empatar con un hombre, ME TENGO QUE BUSCAR A UNA CARAJA, ME ENAMORO DE NUEVO Y ME CASO, ME CASO Y A TI TE COJO. ¿no te gusta la idea.
–No, no me gusta la idea Diego, yo quiero un novio, un hombe a mi lado que sepa lo que quiere, porque yo si soy gay, me asumo y me quiero así y quiero que tú llegues a entender eso y aceptarte.
–Marico, nos ha bebido, estás hablando cosas muy profundas, bebe y relájate, BEBE.

Volvieron a servirse whisky, brindaron y se bebieron la botella completa.
–¿Tú vas a vivir aquí?
–No sé, aquí iba a vivir con Carlota, tu hermana. Tal vez si, tal vez no. Estoy harto de vivir con mi papá y su mujer. Verga la puta esa me quiere coger, me ha quitado la ropa y la zorra me toca el güevo, me huele, me habla al oído, una bicha.
–Coño ¿y tú papá? ¿No sabe nada?
–¿Qué va a saber? Muy pilas pa´ los negocios pero es un aguevoneao con la mujercita que es una perra.
–¿Y tú te dejaste tocar?
–Soy hombre, no hubiese tenido el yeso me la cojo.
–Que básico eres Diego, tú necesitas terapia y superar muchos traumas. ¿Quieres comer algo? ¿hay comida en esta casa?
–¿Comer? Yo quiero beber, busca otra botella.
–Yo voy a preparar algo, déjame ver que hay, ahí tienes whisky todavía.

En la alacena había un paquete de harina de maiz, una lata de jamón endiablabado, queso fundido y unas galletas de soda. Se puso a preparar unas arepas a pesar del mareo que tenía, se tomó un vaso de agua y le llevó uno a Diego.

–Tómate el agua.
Diego agarró el vaso y lo volteó dejando caer el agua al piso.
–Esta vaina me va a ahogar.
–Coño eso te hace bien, te hidrata para bajarte la resaca mañana.
–¿Qué coño?, yo quiero permanecer rascao, mira, se acabó trae otra

Orlando se fue a la cocina a vigilar las arepas, se sonreía, abrió la despensa y no había mas whisky, quedaba dos botellas de vodka. Volteó las arepas y fue a la habitación.

–Lo que queda es vodka.
–Trae esa vaina, vamos a seguir bebiendo.
–No puede mezclar.
–Coño güevón pareces mi papá, yo te voy a coger, deja la regañadera.
–Deja de hablar tantas estupideces, ya te voy a traer las arepas.
–Coño que no quiero comeeeeeer, trae el vodka ese.

Orlando rellenó las arepas, hizo café con lo poco que consiguió y lo llevó a la habitación.

–Toma, te hice dos arepas y un poco de café.
–Marico yo no quiero comer, trae el vodka o me paro y lo busco yo.
–Cóme, yo te busco la botella pero come.
El muchacho se regresó a la cocina y buscó la botella, se la entregó a Diego que estaba comiéndose la primera arepa. Cogió la botella y la abrió. Sin buscar el vaso se la llevó a la boca bebiendo directamente.
Orlando si estaba comiendo pero también se sirvió vodka en el vaso que previamente le puso unos hielos.

–Coño, tú estás en interiores y yo todavía con el bermuda, quítamelo, anda, yo…no puedo, estoy mal chamo, mal, mañana no voy a poder ir a trabajar, borrado.
–Ven acá, acuéstate.
–No vayas a abusar de mi, a mi no me han cogido, bueno…mi tío un poquito pero por ese culo no ha pasado ningún güevo, mosca con lo que haces.
–Ya Diego, ponte a dormir, estás borracho, ya estás hablando puras tonterías.

Le quitó el bermuda, cargaba un interior negro.
–Mira mi verga, un bulto tengo, ¿quieres verlo?
–No Diego.
–Si, si quieres verlo. -Se bajó el interior y le mostró el pene, estaba dormido pero se veía grueso, tiene prepucio y unos enormes testículos, su vello estaba rebajado. –¿Lo quieres mamar? Yo cierro los ojos y me imagino que es Carlota quien me lo mama.

Orlando se levantó de la cama y se le aguaron los ojos, se pasó la mano por la cabeza y bebió lo que le quedaba de vodka. –Basta Diego, basta.
–Ya pues, me lo guardo, luego no me vengas a pedir que quieres mamarlo pendejo. –Volvió a beber de la botella y la dejó en la mesita pero se cayó derramándose. Orlando la recogió.
–Ven déjame ayudarte para que duermas de una vez, ponte boca abajo. –Orlando se quitó la camisa, llevó los platos a la cocina y las botellas, limpió todo y regresó a la habitación. Vio el reloj, eran las 11 de la noche.

Se lanzó en la cama al lado de Diego y se quedó dormido

________


Diego padre estaba desde el día anterior intentando comunicarse con su hijo pero caía la contestadora, ya estaba preocupado así que tomó las llaves de su carro y otro manojo de llaves y salió de la casa. Ya eran pasadas las 10 de la mañana.

Diego y Orlando dormían. Diego roncaba muy fuerte, el chico dormía profundamente, la habitación estaba pesada, se respiraba alcohol en el ambiente, hacía calor, nunca encendieron el aire acondicionado.

Se escucharon unas llaves, se abría la reja y la puerta.
–DIEGO, DIEGO. ¿estás aquí? ¿estás bien? DIEGOOO. –Fue hasta la habitación y vio a su hijo dormido boca abajo roncando y al lado Orlando que tenía el interior a media nalga.
–Yo sabía esta vaina, me lo imaginé.
–Cogió a Orlando por el cabello y lo alzó, lo que hizo que se despertara.
–Hasta que lo conseguiste ¿no? te acostaste con mi hijo ¡maricón! No me va a importar que seas el hijo de mi consuegro, yo te mato.
–¡Ya va señor, ya va, espere! Aquí no pasó nada de lo que se imagina.
-¿Ah no?  esta mierda huele a alcohol, estan borrachos.
–¡DIEGOOO, DESPIERTA, DESPIERTA COÑO! –Zarandeó a  su hijo que, torpemente se dio media vuelta y vio a su padre, tenía la vista nublada y un fuerte dolor de cabeza, volvio a ver a la cama y se echó a un lado. Vomitó.

–Te vas de aquí, te vistes y te vas, no quiero volverte a ver cerca de mi hijo, no lo vas a mariconear.
–Su hijo es marico señor, dicúlpeme que se lo diga, vive engañado tanto usted como él.
Una fuerte bofetada tumbo a Orlando al suelo. Diego vio al muchacho de arriba a abajo, lo detalló, miró cada músculo, sus pectorales, la entrepierna.
–¡Vete de esta casa ya!
–Su hijo necesita atención.
–De mi hijo me encargo yo, lárgate. Como te vuelva a ver cerca de mi hijo te mato.

Orlando se puso el blue jean, recogió sus zapatos y la camisa y así mismo salió del apartamento.


5 comentarios:

  1. resulta increible pero es una tipica historia tan real como la patria mesma... ahora quien realmente haya vivido esas situaciones con personajes distintos sabra que es hermoso e irreal pero es toda una realidad

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  2. Asi es ...aun muchos pasres ciego q sienten q pueden tapar la realidad de sus hijos pero es tambien un trauma q vive el patriarcado de ver q su generacion machista se vea alterada por nosotres

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  3. Bueno... tampoco me llegó a pasar así! pero casi me descubren en 3 ocasiones con un tipo en la casa, lo bueno es que una de esas ocasiones mi mamá me llamó antes de llegar a la casa (saben como son las madres, todas saben a quien tien tienen como hijos), y otra ocasión el pana se tuvo que meter al closet... si al closet y esperar como 2 horas allí metido...

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  4. mas que una realidad que ueda superar la ficcion es una suerte tan real y palpable como la vida misma es el dia a dia es el pan nuestro de todos los dias

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