Diego relajó la mano detrás de la nuca de Orlando y bajó la
mirada.
–Disculpa, no debí decir eso, ni siquiera somos nada.
Orlando le puso las manos en la mejilla y le dio otro beso
en la boca.
–Solo espero que esta vez no me digas que no te llame más.
–Soy un tonto, parezco un carajito.
–Que bueno que lo reconoces.
–Dame chance para asimilar esto.
–Cuando te quites el yeso y te recuperes volvemos a hablar,
me tengo que ir al trabajo.
–Quisiera llevarte.
–Tranquilo, tomo un taxi o agarro el metro.
Siete de la noche Arévalo estaba recogiendo su escritorio
mientras le marcaba a Pedro, puso el celular en altavoz.
–<Hola, ¿como estás?>
–<Epa bicho, bien estoy recogiendo y salgo, ¿dónde te
busco?>
–<En mi casa, ¿dónde vamos a ir?>
–< A la mía>
–<¿Estás solo?>
–<No>
–<¿Y entonces?>
-<¿quieres tirar o no?>
–<Bueno sí…pero no con…≥
–<Deja que yo resuelva, vas a llevar güevo>
–Papá, voy a salir.
–¿A esta hora?
–Son las siete
–Es miércoles.
–Ajá, voy a dar una vuelta con unos amigos.
–¿Y Jessica?
–Terminamos.
–¿Terminaron? Coño pero ni siquiera la conocimos, ustedes
los jóvenes se empatan y desempatan con una facilidad.
–Voy a cambiarme papá.
–Ve con cuidado, avísale a tu mamá.
–Si papááá…
Revisó el celular y tenía un mensaje. –<Ponte lubricante
en el culo de una vez, esto va a ser rápido>
–Coño pero con este pana todo es apurado, rápido, rudo.
Se duchó rápido y fue a vestirse, antes, tomó el lubricante
y levantó la pierna en el gavetero y comenzó a echarse lubricante, se restregó
y comenzó a meterse los dedos. En eso se abre la puerta del cuarto.
–Hijo, te iba a decir si querías llevarte…¿Qué haces?
Pedro bajó la pierna del mueble.
–Me estoy poniendo crema para las hemorroides, que me han
dolido.
–¿Hemorroides? –El papá se acercó y le agarró el pote.
–Esta vaina es lubricante íntimo ¿qué coño estás haciendo?
–Es que…primero me pongo eso para lubricar y meterme bien la
crema de las hemorroides bien con los dedos.
El papá cerró el pote de lubricante y lo lanzó en la cama y se sentó, Pedro se tapaba el
pene con sus manos.
–Ven acá, siéntate. -Pedro se sentó. –Jessica nunca existió
¿verdad?
–Papá, deja que te explique…yo…
–Pedro te esoy haciendo la pregunta por cortesía, no me
tienes que explicar nada.
–Papá, yo.
–Tú, tú, eres gay, dilo mi amor, eres gay. -Le levantó la
barbilla. –Lo sé desde hace tiempo pero tranquilo. ¿Es tu novio con el que vas
a salir hoy?
–No…estamos conociéndonos.
–Y supongo que hoy lo vas a terminar de conococer, vas a
tener sexo con él.
–Ay papá, me da vergüenza hablar de eso contigo.
–Sabes que te voy a querer siempre pase lo que pase, lo que
no voy a permitir es que te conviertas en la putica del barrio. Coño no te
pongas a tirar con todo el mundo y menos a la primera. Sal, conózcanse y luego
pasen a la cama.
–Papá yo no ando…tirando por ahí con todo el mundo, mierda
que pena estar hablando esto contigo…
–¿Quién mejor que tu padre? Tu mamá estaría atacada.
–¿Mi mamá lo sabe?
–No creo, no me ha dicho nunca nada y yo no le he dicho. No
quería que esta conversación fuera así, pero así son las cosas. Lleva condones,
yo no puedo evitar que tires así que protégete. ¿Con quién vas a salir si lo
puedo saber?
Sonó el celular de Pedro.
–<Aló> -Pedro le hizo un gesto a su papá de que era el
chico con quien iba a salir.
–<Mira ya estoy cerca, ¿estás listo? Te busco te cojo y
te regreso a la casa>
El papá escuchó lo que dijo Arévalo, Pedro bajó la mirada.
–<Si, si, ya me visto, estoy hablando con mi papá y
bajo>
–¿Vale la pena ese chamo? -El papá suspiró. –“Te cojo y te
regreso a la casa” ¿Es eso lo que quieres?
–Papá es complicado, es largo el asunto y ya me tengo salir,
me siento muy incómodo en este momento, te prometo que hablaremos, pero
necesito digerir esto que acaba de pasar, siento una vergüenza horrible que me
hayas visto…haciendo…
–Bueno, bueno, bueno, vístete. Te cuidas por favor, me
avisas cuando estés donde vayan a ir, si necesitas que te busque me avisas.
Supongo que tiene carro.
–Moto. –Pedro se ponía el interior.
–Debería decirte que no salgas, pero ya tienes 21 años,
cuídate y mañana conversamos los tres.
–¿Los tres?
–Si, somos un familia, anda ve a disfrutar. El sexo es muy
rico pero significa una responsabilidad.
Pedro salió de la habitación y se fue.
Cuando salió del edificio estaba Arévalo, se acercó a la moto
y le entregó el casco. El papá de Pedro lo veía desde la ventana. –Por lo menos
van con casco.
–Mi papá me pilló echándome lubricante en el culo y bueno,
me preguntó si era gay.
–Fino, móntate que nos vamos.
Pedro no entendía el mal humor de Arévalo pero algo de esa
mala actitud le gustaba. Llegaron al bloque donde vive Arévalo.
–¿De verdad vamos a
tirar en tu casa?
–No, hay unos maleteros en el nivel de abajo de planta baja,
buscamos uno desocupado y ahi te cojo.
–Ya va, me vas a coger en un maletero.
–Si marico, te voy a coger ¿quieres que te coja o no?
–Si claro, pero es que lo tuyo es una vaina toda loca, sexo
en lugares raros y apuradito, yo quiero una cama, todo de pinga.
–Ya te cogí en un hotel.
–Bueno…vamos al maletero.
Caminaron por el nivel de los maleteros a oscuras solo
alumbrando con la linterna del celular.
–Aquí hay uno, entra.
–Aqui huele a mierda.
–Entra coño. –Cerró la puerta.
–Bájate el pantalón. –Hablaba en voz baja, alumbrando al
chico para que se lo bajara hasta los tobillos. Arévalo le metió la mano
entre las nalgas y sintió el lubricante que estaba tibio y el culo suave, le
metió un par de dedos. –Fino, te lo meto de una. Alúmbrame pa ponerme el
condón.
–Tienes el guevo demasiado grueso.
–Ya te lo has metido voltéate.
Se pegó contra la pared y el policía le abrió las nalgas
metiendo su pene entre ellas y empujando, el chico pegó un grito y Arévalo le
puso la mano en la boca. –Shhhh, no hagas ruido.
–Arévalo empujaba con fuerza y golpeaba al chico contra la
pared.
–Tienes ese culo caliente carajo, tenía ganas de cogerte
desde que te conocí marico.
No paraba de moverse, su pene entraba y salía, le mantenía
la boca tapada. Retiraba el pene y lo volvía a introducir, una vez adentro
empujaba con fuerza. A Pedro le estaba doliendo pero no podía decir nada,
Arévalo lo agarraba con fuerza para que no se moviera.
Arévalo sintió un frío en su mano, pero no le hizo caso.
Pedro estaba llorando del dolor. El policía se ensañaba y golpeaba duro.
–Me voy a venir, me voy a venir coño, coño, coño, AAAAAAAH
,AAAAAAH AAAAAAAH CARAJOOOOOO. –Sacó el pene rápido y se quitó el condón, cayó
al piso.
Pedro lloraba del dolor, se subió el pantalon y se sentó en
el piso sin saber donde se estaba sentando.
–Me duele el culo coño, me diste muy duro, me duele el
cuello, mierda…eres un salvaje.
Aréavalo lo abrazó y comenzó a llorar. –Perdóname, perdóname
chamín, no eres tú, es mi culpa marico, estoy pagando mi frustración contigo,
perdóname.
Se quedaron abrazados unos cuantos minutos.
–Me dijiste que querías cogerme desde que me conociste pero
ya hemos tirado tres veces con esta.
-No era contigo, se me volaron los tapones.
–Hablabas de Orlando ¿verdad? ¿Ya tiraste con él?
–No…
–Tú me gustas que jode Arévalo, pero solo me quieres para
descargar tu arrechera, me coges con rabia como si yo tuviera la culpa.
–No te quito razón, no te voy a explicar las razones y lo
que pasó, solo que este carajito me tiene mal…yo no debo usarte a ti para
soltar mi arrechera. Tú me gustas, de bolas que me gustas si no no se me parara
el güevo, pero es que Orlando me encanta, ese carajito no sé que hizo, que hace
pero me tiene pensando en él.
–Llévame para mi casa Arévalo, yo no voy a estar encerrado
en esta pocilga que huele a mierda escuchando tus penas de amor.
Salieron del maletero, Pedro sintió el pantalón mojado, se
había sentado en un charco de orine.
–QUEEEE ASCOOOO GÜEVON, TENGO EL PANTALON OLIENDO A MEAO.
–Vamos a mi casa y te cambias y de paso te doy una crema
para que te pongas en el culo y un analgésico. Mira, ya se me paró otra vez, te
podría coger de nuevo pero te voy a dejar el culo inservible. Vamos a mi casa.
Subieron al apartamento, un lugar sencillo pero acogedor y
familiar. Entró al baño para quitarse el pantalón y ponerse otro y colocarse la
crema para que se le durmiera la zona maltratada.
–Toma, zámpate las dos pepas. –Él es un amigo, que vino a
ayudarme a unas cosas y se cayó en un charco, vino a cambiarse.
–¿Un amigo? Es jovencito para ser tu amigo.
–Echa tu cuento hermanito, te lo tiras.
–¡Euclides por Dios!
–Ay mamá, es jodiendo.
-Esta es mi familia, ya la irás conociendo.
–¡Que vergüenza, sácame de aquí ya! Buenas noches, muchas
gracias y disculpen las molestias.
–Tranquilo, vuelve cuando quieras, esta es tu casa y tienes
una cama aquí.
Pedro salió del apartamento y Arévalo le dijo que esperara
un momento.
–Marico, deja la joda vale, ¿cómo vas a decir eso y delante
de mi mamá?
–Aquí el marico eres tú, aprovechando que la vieja está en la
cocina, verga no te traigas los culitos
a la casa. Cógetelos afuera, ¿ahora estás en la epoca de cogerte culitos de
hombre jejeje ¿y las jevas?
–No te parto a coñazos mamagüevo porque eres mi hermano.
–Tan sabroso que es chuparse una cuca, darle lengua uuuf y
después clavarla.
–Ya vamos a hablar tú y yo güevón.
–Anda, ve a llevar al culo a su casa. Jejeje.
Llegaron al edificio de Pedro.
–Así que tú papá supo que eras gay.
–Ah ¿si me paraste bola cuando te lo dije?
–Claro, ¿cómo sigues del dolor?
–No siento nada.
–¿Tú papá se molestó?
–No, para nada, más bien me sorprendió lo tranquilo que
estaba.
–Ya sabía tu peo.
–Me dijo que no estuviera tirando por ahí como loco que me
cuidara, que no fuera la puta del barrio, cálate esa vaina, mi papá hablando de
eso, esa vaina me dejó seco.
–Tú papá es pana. ¿quieres que suba y hable con él?
–¿tas loco? ¿qué te pasa?
–De bolas, así sabe que estas saliendo con una persona seria.
–No vale, déjate de guevonadas, además ya es tarde debe
estar leyendo o viendo tele.
–Vamos a subir y
matamos esa culebra.
A Pedro se le bajó la tensión solo pensar en lo que diría el
padre al verlo y escucharlo.
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