miércoles, 6 de junio de 2018

Y SI ME ENAMORO 2. Capítulo 18


–¿Por qué te empeñas en que no te ayude?

–Yo puedo solo Beatriz.

–Ya te he visto desnudo, eres exacto a tu padre así que no he visto nada nuevo, lo único que tú no tienes canas allá abajo ni en el pecho.



Diego estaba rojo de la pena.

–No te voy a hacer nada que no quieras.

–Lo que tú quieres no lo vas a conseguir conmigo.

–Te voy a ser clara Diego, yo sé que tú eres gay y no trates de negarlo, lo sé y punto y tu papá tiene sus dudas, un bloqueo que llaman, no querrás que yo se lo confirme, ¿verdad?.

–¿Tu me estás chantajeando? Quieres que me acueste contigo para no decir nada.

–Que muchacho tan inteligente. Sí, pero no será hoy, yo veré cuando. Mira, ya es tarde, el chofer está allá afuera, te ves de un bello en bermudas.

Diego se levantó de la cama con la ayuda de las muletas y Beatriz le dio una nalgada.



Diego se subió al vehículo para ir a la oficina donde lo esperaban los socios para tener una reunión.

Mientras estaba sentado en la parte de atrás tomó su celular y le escribió a Orlando.



–<Buenos días chamo, ¿cómo estás? Ya estás en Caracas?>

–<Hola buenos días, si, llegué ayer, agotado física y mentalmente>

–<Me imagino, yo estoy igual, voy rumbo a una reunión de socios y lo que quiero es quedarme en cama>

–<Lo mejor que puedes hacer es mantener la mente distraída y que mejor que trabajando, ánimo>

–<Extraño a tu hermana>

Orlando puso un emoticon sin boca.

–<Eso que significa?>

–<Nada, olvídalo, te entiendo, fue mucho tiempo juntos>

–<¿Cuándo te veo?>

–<No sé, espero que pronto>

–<Eso suena lejano y de verdad que quiero verte, no me veas como tu cuñado, quiero que me veas como…>

–<¿Te vea como?>

–<Un amigo, un amigo… avísame cuando puedas>



Orlando le recorrió un calor por la espalda, pensar que la persona con la que chateaba era su cuñado y que ahora ambos sienten atracción mutua, lo ponía en una disyuntiva, tanto familiar como moral.



–Coño chaaamo metiste la pata.

Una patada por debajo de la mesa recibió uno de los socios de otro de ellos, no recordaba como había sido que se fracturó la pierna.

–Cosas que pasan, la vida que te pone “pruebas” en fin, vamos a lo que vinimos, a ver los números.



–Bien, queremos abrir otro local, habíamos hecho las proyecciones a tres años y decidimos lanzarnos con otro, pero no contábamos con la inflación galopante.

–Yo opino que sigamos con el proyecto del nuevo local, tenemos el crédito aprobado y ha sido un tiro al piso así que no veo cuál es el riesgo.

–Opino lo mismo, vamos a echarle bolas a eso. Eso si yo se los dije desde hace meses, vamos a meterle publicidad, reactivar las redes sociales, tenemos instagram olvidado y es una herramienta de interacción excelente, podemos hacer concursos y promociones, no sé porque dejamos esa vaina así.

–¿Y si contratamos a un community manager que se encargue de ese peo? Hay que invertir para ganar.



Diego se distrajo y su mente comenzó a volar, pensaba en Carlota y Orlando, cada vez la imagen de Carlota se difuminaba y Orlando aparecía más nítido.

–¡Diego, Dieeegooo! Coño, revisa el cuadro de la pizarra ¿estás aquí o en otro sitio?

–¿Estás bien? ¿quieres que dejemos la reunión para otro momento?

–No no. -Diego se levantó sin darse cuenta que tenía una erección y había manchado el bermuda.

–Chaaamo, tú como que tienes un verano.

Otra patada por debajo de la mesa. –Coño guevón, se le acaba de morir la novia, ¿vas a seguir?

–¿Y se le para el güevo pensando en ella muerta? Arrecho.

–Cállate.



Diego se dio cuenta de lo que le había pasado. –Mierda…disculpen. Bueno, yo estoy de acuerdo con ustedes, sigamos con lo de la apertura del local y en cuanto a las redes, vamos a llevarlas nosotros, uno de nosotros, si vemos que no sabemos un carajo contratamos a alguien, esa vaina cuesta plata pero vale la pena.

-Mira aquí están los números, revisen cada cifra para estar todos coordinados. Diego si quieres vete a casa, descansa, podemos hacer las reuniones por video conferencia.

–Te voy a tomar la palabra, yo me voy a ir, cualquier cosa nos vemos mañana ¿sí?



Llamó al chofer para que lo buscara pero le pidio que lo llevara primero a un sitio. El apartamento que había comprado para cuando se casara.



Entró al apartamento, estaba totalmente amoblado, listo para habitarlo.

Un nudo en la garganta no lo dejaba emitir sonido, le dolía tragar, al ver la cama comenzó a llorar, se fue a la cocina y buscó una botella, sabía que algo de beber había. Consiguió un whisky, tomó un vaso corto y se sirvió. Lo bebió de un golpe. Le quemó la garganta pero igual se sirvió otro.



Regresó a la habitación con la botella y el vaso, se acostó. Llamó al chofer para decirle que no lo buscara que se quedaría a dormir ahí.



Luego de tres vasos de whisky mientras veía televisión, le envió una nota de voz a Orlando.

–<Hola chamo, mira eso de vernos pronto ¿puede ser ahora? Estoy en mi apartamento de no casado, ¿quieres venir?> -Soltó el dedo y envió la nota, se sirvió un cuarto trago.

 Luego de 10 minutos recibe respuesta con una nota de voz.

–<¿Chamo por qué te torturas así? ¿qué haces ahí? ¿No habías ido a trabajar?

Diego se había quedado dormido por 20 minutos, se despertó y recogió la botella y el vaso, era la 1:30 de la tarde. Bebió otro trago.

–<Marico, es que tengo tanta mierda en la cabeza, no sé qué coño hacer de pana, se me aparece Carlota en la mente, la que iba a ser mi mujer y coño pum se muere y a mi me deja en el aire, apareces tú el mismo día que yo le iba a pedir matrimonio marico, te vi y se me despertó una vaina que tenía dormida, te vi y de vaina se me para el güevo gueevóóón, no hago más que pensar en ti marico, estoy aquí bebiendo una botella de whisky y yo no bebo marico, pero es que hoy es un buen día pa’ volverme mierda y borrarme.



–<Cálmate Diego, no te pongas así, respira y deja de beber eso no te hace bien y no solucionas nada con eso….> Orlando se quedó con el botón pegado sin saber que decir y soltó, volvió a tocar para enviar otra nota de voz.

–<¿Dónde estás? Yo me acerco y hablamos>

 Diego volvió a dormirse pero despertó sobresaltado, como pudo se levantó y fue a buscar otra botella, iba despacio pues estaba mareado.

Llegó a la habitación y se tiró en la cama para abrir la botella y servirse. Agarró el celular y escuchó la nota.



–<Coño marico vas a venir, por fin, coño quiero verte de pana, eres mi cuñado pero también eres el hombre que me gusta güevón, verga si, me gustas que jode marico, te vi ese día en el parque y me alboroté, verga güevón ¿qué coño me hiciste marico?  Verga y después me entero que eres mi cuñado na guevonada, pa’ que más me duela marico, que arrecho. Y yo no soy gay mi pana, a mi me gustan las mujeres, pero, no joda  es que yo no puedo creer que yo sea marico vale…es una vaina que…güevón, soy marico, porque veo un tipo y lo buceo güevón, te vi a ti y me descolocaste, te buscaba por todo el parque quería verte de nuevo, coño es arrecho pana ¿Vas a venir?>



<Dime la dirección y voy, de todas maneras dame un chance, voy a entrar a una clase y salgo en 50 minutos>

<Coño, estoy tan rascao que no me acuerdo de la dirección, estoy en la Alta Florida, verga, pero donde no sé, el edificio se llama, ya va, coño, ni me acuerdo aja, Florida Alta, al revés de la vaina, pero no se más nada, piso ocho, piso ocho, ocho B, aaaaah te voy a pasar la ubicación que güevón soy, te lo mando por aquí así llegas, verga estoy rascao pal coño, ya te mando esta mierda>

Diego cayó en la cama y volvió a dormirse por una hora. Lo despertó el celular con una llamada. Era Orlando.



–<Aló>

–<Chamo llevo rato llamándote, ya salí, no me mandaste la ubicación>

–<Ya va, ya va, mierda, ya te lo mando>

Le envió la ubicación y le dijo que le dejaría la puerta abierta. –<Le avisé al vigilante que tú venías>.



Luego de una hora llegaba Orlando al edificio.

–Buenas tardes, voy al apartamento 8-B del señor Diego Hernández

–Si, pase, tome el ascensor de la derecha, yo se lo marco espere.



Orlando llegó al piso 8 y vio la puerta  y la reja abiertas de par en par, se asustó pero entró, buscó el cuarto y vio a Diego dormido pero se movía, regresó a la entrada y cerró la puerta y la reja.



Caminó hacia el cuarto, estaba nervioso y pensando que había sido un error ir para allá.

–Diego, Diego, Diego, despierta, hey.

Diego abrió los ojos.

–Coño, viniste, mierda estoy borracho pal coño.

–¿Te bebiste dos botellas de whisky?

–Si marico, no me puedo mover. Busca otra creo que queda.

–No, ya has bebido mucho, te voy a preparar café.

–NOOOOO, ¿ESTÁS LOCO? ¿que coño de café? Trae la otra botella, la traes. Búscala güevón, busca esa mierda y te traes un vaso.

–Yo no voy a beber, yo no bebo.

–Marico bebe conmigo cooooñoooo, te dije que soy marico, me confesé güevón, lo mínimo, lo mínimo es que bebas conmigo. Busca esa vaina.



Orlando se levantó a buscar la botella y un vaso. Regresó.

–Listo, aquí está.

–Ábrela pues y sirve y brindemos por un nuevo marico que salió del clóset. Tuvo que morirse la novia para salir del closet, no joda que arrecho.

–Deja de hablar así vale.

–Abrázame marico, gracias por venir, bebe.



Se abrazaron. Al volver a ver esos ojos azules se le olvidó cualquier prejuicio y conflicto que tuviera.

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