–¿Por qué te empeñas en que no te ayude?
–Yo puedo solo Beatriz.
–Ya te he visto desnudo, eres exacto a tu padre así que no
he visto nada nuevo, lo único que tú no tienes canas allá abajo ni en el pecho.
Diego estaba rojo de la pena.
–No te voy a hacer nada que no quieras.
–Lo que tú quieres no lo vas a conseguir conmigo.
–Te voy a ser clara Diego, yo sé que tú eres gay y no trates
de negarlo, lo sé y punto y tu papá tiene sus dudas, un bloqueo que llaman, no
querrás que yo se lo confirme, ¿verdad?.
–¿Tu me estás chantajeando? Quieres que me acueste contigo
para no decir nada.
–Que muchacho tan inteligente. Sí, pero no será hoy, yo veré
cuando. Mira, ya es tarde, el chofer está allá afuera, te ves de un bello en
bermudas.
Diego se levantó de la cama con la ayuda de las muletas y
Beatriz le dio una nalgada.
Diego se subió al vehículo para ir a la oficina donde lo
esperaban los socios para tener una reunión.
Mientras estaba sentado en la parte de atrás tomó su celular
y le escribió a Orlando.
–<Buenos días chamo, ¿cómo estás? Ya estás en
Caracas?>
–<Hola buenos días, si, llegué ayer, agotado física y
mentalmente>
–<Me imagino, yo estoy igual, voy rumbo a una reunión de
socios y lo que quiero es quedarme en cama>
–<Lo mejor que puedes hacer es mantener la mente
distraída y que mejor que trabajando, ánimo>
–<Extraño a tu hermana>
Orlando puso un emoticon sin boca.
–<Eso que significa?>
–<Nada, olvídalo, te entiendo, fue mucho tiempo
juntos>
–<¿Cuándo te veo?>
–<No sé, espero que pronto>
–<Eso suena lejano y de verdad que quiero verte, no me
veas como tu cuñado, quiero que me veas como…>
–<¿Te vea como?>
–<Un amigo, un amigo… avísame cuando puedas>
Orlando le recorrió un calor por la espalda, pensar que la
persona con la que chateaba era su cuñado y que ahora ambos sienten atracción
mutua, lo ponía en una disyuntiva, tanto familiar como moral.
–Coño chaaamo metiste la pata.
Una patada por debajo de la mesa recibió uno de los socios
de otro de ellos, no recordaba como había sido que se fracturó la pierna.
–Cosas que pasan, la vida que te pone “pruebas” en fin,
vamos a lo que vinimos, a ver los números.
–Bien, queremos abrir otro local, habíamos hecho las
proyecciones a tres años y decidimos lanzarnos con otro, pero no contábamos con la inflación galopante.
–Yo opino que sigamos con el proyecto del nuevo local,
tenemos el crédito aprobado y ha sido un tiro al piso así que no veo cuál es el
riesgo.
–Opino lo mismo, vamos a echarle bolas a eso. Eso si yo se los
dije desde hace meses, vamos a meterle publicidad, reactivar las redes
sociales, tenemos instagram olvidado y es una herramienta de interacción
excelente, podemos hacer concursos y promociones, no sé porque dejamos esa
vaina así.
–¿Y si contratamos a un community manager que se encargue de
ese peo? Hay que invertir para ganar.
Diego se distrajo y su mente comenzó a volar, pensaba en
Carlota y Orlando, cada vez la imagen de Carlota se difuminaba y Orlando
aparecía más nítido.
–¡Diego, Dieeegooo! Coño, revisa el cuadro de la pizarra
¿estás aquí o en otro sitio?
–¿Estás bien? ¿quieres que dejemos la reunión para otro
momento?
–No no. -Diego se levantó sin darse cuenta que tenía una
erección y había manchado el bermuda.
–Chaaamo, tú como que tienes un verano.
Otra patada por debajo de la mesa. –Coño guevón, se le acaba
de morir la novia, ¿vas a seguir?
–¿Y se le para el güevo pensando en ella muerta? Arrecho.
–Cállate.
Diego se dio cuenta de lo que le había pasado.
–Mierda…disculpen. Bueno, yo estoy de acuerdo con ustedes, sigamos con lo de la
apertura del local y en cuanto a las redes, vamos a llevarlas nosotros, uno de nosotros,
si vemos que no sabemos un carajo contratamos a alguien, esa vaina cuesta plata
pero vale la pena.
-Mira aquí están los números, revisen cada cifra para estar
todos coordinados. Diego si quieres vete
a casa, descansa, podemos hacer las reuniones por video conferencia.
–Te voy a tomar la palabra, yo me voy a ir, cualquier cosa
nos vemos mañana ¿sí?
Llamó al chofer para que lo buscara pero le pidio que lo
llevara primero a un sitio. El apartamento que había comprado para cuando se
casara.
Entró al apartamento, estaba totalmente amoblado, listo para
habitarlo.
Un nudo en la garganta no lo dejaba emitir sonido, le dolía
tragar, al ver la cama comenzó a llorar, se fue a la cocina y buscó una
botella, sabía que algo de beber había. Consiguió un whisky, tomó un vaso corto
y se sirvió. Lo bebió de un golpe. Le quemó la garganta pero igual se sirvió
otro.
Regresó a la habitación con la botella y el vaso, se acostó.
Llamó al chofer para decirle que no lo buscara que se quedaría a dormir ahí.
Luego de tres vasos de whisky mientras veía televisión, le
envió una nota de voz a Orlando.
–<Hola chamo, mira eso de vernos pronto ¿puede ser ahora?
Estoy en mi apartamento de no casado, ¿quieres venir?> -Soltó el dedo y
envió la nota, se sirvió un cuarto trago.
Luego de 10 minutos
recibe respuesta con una nota de voz.
–<¿Chamo por qué te torturas así? ¿qué haces ahí? ¿No
habías ido a trabajar?
Diego se había
quedado dormido por 20 minutos, se despertó y recogió la botella y el vaso, era
la 1:30 de la tarde. Bebió otro trago.
–<Marico, es que tengo tanta mierda en la cabeza, no sé
qué coño hacer de pana, se me aparece Carlota en la mente, la que iba a ser mi
mujer y coño pum se muere y a mi me deja en el aire, apareces tú el mismo día
que yo le iba a pedir matrimonio marico, te vi y se me despertó una vaina que
tenía dormida, te vi y de vaina se me para el güevo gueevóóón, no hago más que
pensar en ti marico, estoy aquí bebiendo una botella de whisky y yo no bebo
marico, pero es que hoy es un buen día pa’ volverme mierda y borrarme.
–<Cálmate Diego, no te pongas así, respira y deja de
beber eso no te hace bien y no solucionas nada con eso….> Orlando se quedó
con el botón pegado sin saber que decir y soltó, volvió a tocar para enviar otra
nota de voz.
–<¿Dónde estás? Yo me acerco y hablamos>
Diego volvió a dormirse
pero despertó sobresaltado, como pudo se levantó y fue a buscar otra botella,
iba despacio pues estaba mareado.
Llegó a la habitación y se tiró en la cama para abrir la
botella y servirse. Agarró el celular y escuchó la nota.
–<Coño marico vas a venir, por fin, coño quiero verte de
pana, eres mi cuñado pero también eres el hombre que me gusta güevón, verga si,
me gustas que jode marico, te vi ese día en el parque y me alboroté, verga
güevón ¿qué coño me hiciste marico?
Verga y después me entero que eres mi cuñado na guevonada, pa’ que más
me duela marico, que arrecho. Y yo no soy gay mi pana, a mi me gustan las
mujeres, pero, no joda es que yo no
puedo creer que yo sea marico vale…es una vaina que…güevón, soy marico, porque
veo un tipo y lo buceo güevón, te vi a ti
y me descolocaste, te buscaba por todo el parque quería verte de nuevo, coño es
arrecho pana ¿Vas a venir?>
<Dime la dirección y voy, de todas maneras dame un
chance, voy a entrar a una clase y salgo en 50 minutos>
<Coño, estoy tan rascao que no me acuerdo de la
dirección, estoy en la Alta Florida, verga, pero donde no sé, el edificio se
llama, ya va, coño, ni me acuerdo aja, Florida Alta, al revés de la vaina, pero
no se más nada, piso ocho, piso ocho, ocho B, aaaaah te voy a pasar la
ubicación que güevón soy, te lo mando por aquí así llegas, verga estoy rascao
pal coño, ya te mando esta mierda>
Diego cayó en la cama y volvió a dormirse por una hora. Lo
despertó el celular con una llamada. Era Orlando.
–<Aló>
–<Chamo llevo rato llamándote, ya salí, no me mandaste la
ubicación>
–<Ya va, ya va, mierda, ya te lo mando>
Le envió la ubicación y le dijo que le dejaría la puerta
abierta. –<Le avisé al vigilante que tú venías>.
Luego de una hora llegaba Orlando al edificio.
–Buenas tardes, voy al apartamento 8-B del señor Diego
Hernández
–Si, pase, tome el ascensor de la derecha, yo se lo marco
espere.
Orlando llegó al piso 8 y vio la puerta y la reja abiertas de par en par, se asustó
pero entró, buscó el cuarto y vio a Diego dormido pero se movía, regresó a la
entrada y cerró la puerta y la reja.
Caminó hacia el cuarto, estaba nervioso y pensando que había
sido un error ir para allá.
–Diego, Diego, Diego, despierta, hey.
Diego abrió los ojos.
–Coño, viniste, mierda estoy borracho pal coño.
–¿Te bebiste dos botellas de whisky?
–Si marico, no me puedo mover. Busca otra creo que queda.
–No, ya has bebido mucho, te voy a preparar café.
–NOOOOO, ¿ESTÁS LOCO? ¿que coño de café? Trae la otra botella, la traes. Búscala güevón,
busca esa mierda y te traes un vaso.
–Yo no voy a beber, yo no bebo.
–Marico bebe conmigo cooooñoooo, te dije que soy marico, me
confesé güevón, lo mínimo, lo mínimo es que bebas conmigo. Busca esa vaina.
Orlando se levantó a buscar la botella y un vaso. Regresó.
–Listo, aquí está.
–Ábrela pues y sirve y brindemos por un nuevo marico que
salió del clóset. Tuvo que morirse la novia para salir del closet, no joda que
arrecho.
–Deja de hablar así vale.
–Abrázame marico, gracias por venir, bebe.
Se abrazaron. Al volver a ver esos ojos azules se le olvidó
cualquier prejuicio y conflicto que tuviera.
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