lunes, 4 de junio de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 16


–<¿Dónde estás chamo?>

–<En casa de mi suegra>

–<Voy para allá, no te muevas>



Arévalo llegó a la casa de la señora Adela y volvió a llamar a Orlando para que saliera y se fueran. Este le dijo que todavía no se irían que entrara.

–<¿Qué, estás loco? Será para que tu suegra me mate>

–<No seas gafo, te busco>



Orlando le abrió la puerta y entró. Detrás del chico estaba Adela.

–Buenas tardes señora, disculpe lo de esta mañana fue un mal entendido.

–Tranquilo mijo, ya mi yerno me explicó, ¿quiere tomar algo?

–¿Tiene cerveza?

–Si, ya se la busco.



–¿Ves? Tranquilo, relájate y mantén la boca cerrada.



Adela entró en la cocina, estaba la hija y su sobrina.

–¿Dónde está el polvo que usa tu papá para ir al baño?

–Debe estar donde siempre en la alacena, al fondo.

–¿Aquí? Adela se metió y estiró el brazo.

–¿Le vas a dar a mi papá?

–No, pásame un vaso, le voy a dar al tipo ese que trajo Orlando.

–¿Te cae mal?

–No…

–Es una cucharada nada más.

–Ok, le voy a poner tres entonces



Le puso en el vaso tres cucharadas y vació la botella de cerveza para llevársela.

Arévalo tomó el vaso y Adela se fue con Orlando. El policía se bebió de un tirón la cerveza, tenía sed, fue a la cocina.

–¿Puedo tomar otra? –Le preguntó a una de la chicas.

Si, tómela de la nevera.



Adela se llevó a Orlando a la habitación de Vicente, solo se usaba cuando él iba de visita, de resto estaba cerrada, ahí nadie dormía ni tocaba las cosas.

–Te voy a dejar aquí mientras atiendo a la visita, te puedes llevar lo que quieras mi amor, con confiaza.

–Gracias Adela. -Cerró la puerta y Orlando comenzó a ver todo. Habían fotos en la pared de Vicente cuando era pequeño y adolescente. El chico se sonreía, miraba los adornos, vio unos aviones, Vicente era fanático de los aviones y muy celoso de sus piezas, Orlando tomó una y la apartó. Se fue al clóset.



Vio unas camisas y tomó una, se la acercó y la olió. Aparecieron las lágrimas de inmediato, olía a él. Tomó unos interiores, los apretó con las manos. En la gaveta de los interiores habían unas cajas de preservativos, recordó lo que decía Vicente.

–“Mientras no nos hagamos el examen, vamos a usar esto, cuando sepamos los resultados los dejamos de usar, seremos responsables de nuestros actos, y, si por alguna eventualidad se nos ocurre echar una cana al aire, vamos a protegernos, lo mejor es que no ocurra, yo quiero exclusividad contigo, el día que eso se rompa sea por ti o por mi, seamos sinceros y lo hablemos y tomamos una decisión”.



Se sentó en el piso y comenzó a llorar.

Cogió el avión, la camisa, el interior y una caja de preservativos que se metió en el pantalón. Salió de la habitación y fue a buscar a Adela.



–Me voy a llevar estas cosas.

–¿Sólo eso? Llévate más ropa.

–No, señora Adela, quiero conservar esto, sin usarlo, es de él, quiero que tenga su aroma.

–Que lindo mi amor. -Le tocó la mejilla y le dio un beso.

–Gracias por todo.

–Gracias a ti por venir, espero vengas pronto, bueno, yo te aviso lo del testamento, pero eso será dentro de varias semanas.

–Tranquila.



Orlando se despidió de todos y se fue con Arévalo que tenía dolor de barriga.

–Vámonos al hotel chamo, me están dando ganas de cagar y en un rato nos vamos a Caracas.



Llegaron al hotel y el policía corrió directo al baño. Se sentó en la poceta, desde afuera se escuchó un estruendo que Orlando se sorprendió.

–¿Todo bien?

–SIIIIII, -dijo Arévalo pujando.

Orlando recogía su ropa mientras Arévalo seguía en el baño.

–Marico voy a entrar, quiero bañarme.

–Nooo chamoo, no entres esta vaina está podrida.

–Que tanto, coño vamos a salir tarde, mientras tu terminas yo me voy bañando. –Se quitó la ropa y quedó en interior. Entró.



–Verga estás podrido.

–Te lo dije, que pena.

–Deja la tontería. –Se bajó el interior dándole la espalda, Arévalo le veía las nalgas.



Coñodesumadre ¿cómo me hace esto? Marico que bueno está el hijodeputa, mierda y se me va a parar y voy a pegar el guevo de la poceta que está llena de mierda, no, no, no, el papa desnudo, el papa desnudo.

–Chamo, me traje unas cosas de Vicente, que sensación de vacío me dio eso, saber…que no está, verga…y oler su perfume que está en toda su ropa…mierda  marico, es una vaina arrecha.

–¿Será que entro? Me va a formar un peo, no me interesa quiero sentirlo que me toque, tocarlo, agarrarle esa nalgas, uf que bueno está el carajito.

–La mamá me dijo que hay un testamento chamo y que Vicente me dejó unas cosas, pero coño yo no quiero nada, me siento como que me estoy chuleando a esa familia, no me gusta eso, ¿qué opinas?

Arévalo se estaba quitando la ropa y se limpió. –Acepta esa vaina coño, por derecho te corresponde. -Arévalo estaba de pie con el pene erecto. Bajó la palanca.

–Cooooño por fin, ya te vaciaste.



El policía corrió la cortina y entró, tomó a la fuerza a Orlando y le dio un beso. Forcejearon. –¿Qué coño estás haciendo? ¡sal de aquí! ¡Sal!

Arévalo lo tenía agarrado con fuerza pero Orlando le dio una patada justo en el pene erecto, algo que le causó un fuerte dolor al policía que lo tumbó al piso.

–¡Me voy yo solo! Te lo advertí Arévalo, deja la vaina pero no, tú insistes, te jodiste, me voy en taxi a Caracas.



Se vistió y salió de la habitació. Arévalo seguía en el piso aguantando el dolor, cuando se le calmó se vistió y salió.

–Buenas, vengo a pagar, tome.

–Son 400.000 ¿débito o crédtito?

–Débito, ahorro.

Pasaron la tarjeta. Orlando seguía afuera esperando taxi pero no llegaban.

–Saldo insuficiente

–¿Insuficiente? Que raro, pásela otra vez, debe haber un error.

–Lo mismo, ¿tiene otra tarjeta?

–Mierda, no…coño, los reales de la puta.

El recepcionista levantó la mirada abriendo los ojos.

–Pásela por 200 mil, ya vengo



Salió del hotel y vio a Orlando sentado en un banco.

–Marico, la tarjeta no me pasó…será que puedes pagar la mitad del hotel, yo te lo pago luego.

–Resuelve tu peo Arévalo.

–Marico, perdón, mil veces perdón. Chamo ¿como coño te me vas a desnudar frente a mi, con las ganas que te tengo?

–Ahora es mi culpa que me hayas querido violar.

–¡Aah, ah que exagerado, ahora y que violar! Coño chamín discúlpame, no lo vuelvo a hacer, me lo pusiste bombita, sí, sí es culpa mía estoy demasiado quesúo y tú demasiado bueno, coño panita, hazme la segunda paga lo que falta del hotel y yo te llevo a Caracas. La semana que viene te pago.



Orlando lo vio, tiró el bolso al piso y entró al hotel, entregó su tarjeta de crédito.



–Gracias y de nuevo mil disculpas, soy un bruto.

–Menos mal que lo reconoces.

 Se montaron en el carro, iban callados hasta que a Arévalo se le ocurrió hablar.

–Seguro que el Diego este te dice pa’ tirar y le abres las piernas rapidito.



Orlando volteó a ver a Arévalo con cara de pocos amigos y volvió a ver por la ventana, aunque le molestó el comentario, era cierto, soñaba con tener muy cerca a Diego y volverlo a besar.

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