–Tranquilo chamo, va
estar bien. –Le decía uno de los paramédicos.
Arévalo iba en su moto detrás de la ambulancia sorteando la
cola, estaba de mal humor, iba pensando si cruzaba en la próxima esquina e irse
a su casa pero pensó que Orlando no se merecía eso y siguió a la unidad.
Llegaron.
–Señor, no puede dejar la moto ahí.
–Policía técnica. –Le mostró su credencial y siguió hacia
emergencia.
–Esta es la clínica de tu papá.
–Claro ¿a qué otro lugar la iba a traer?
–Tienes razón.
Estaban atendiendo a la mamá de Orlando, él y el policía
estaban sentados esperando. Apareció Orlando, el padre del chico.
–Papá. -Lo abrazó y su padre hizo lo mismo, cerró los ojos.
–¿Qué hizo tu mamá esta vez? ¿Será que nos van a perseguir las desgracias?
–La encontré en el piso con un cigarro…
–Y un vaso de whisky. Voy a aprovechar que tú mamá está
iconsciente para que le realicen varios exámenes.
–Ella no quiere hacerse nada papá.
–Ella no está en condiciones de decidir nada, ¿quieres a tu
mamá viva?
–Si.
–Entonces déjame hacer las cosas. Hola Arévalo, ¿qué haces
aquí?
–Hola Doctor, estaba con su hijo…nos encontramos y lo ayudé
con unas cosas y fuimos a su casa…y encontramos a la señora en el piso.
Orlando cogió del brazo a Arévalo y lo apartó de su hijo.
–Es la segunda vez que te veo cerca de mi hijo en situaciones difíciles, ¿hay algo que me
quieras decir?.
–Ojalá no sea grave lo de su esposa, digo su exesposa.
Orlando cogió de la camisa a Arévalo y lo acercó hacia él.
–Sabes a que me refiero, yo no sé que pretendes, porque tú
tienes jeva según lo que contabas cuando yo era el director de la morgue.
Arévalo tragó saliva. –Así es.
–Mi hijo se le murió su pareja, hombre, no es que me
alegrara esa situación pero es mi hijo y lo amo y lo apoyo. No se te ocurra
hacerle daño, bastante está sufriendo con lo que le ha pasado y ahora lo de su
madre para que vengas tú, un policía, a joderle la vida desde temprano.
-Doctor Vásquez yo…-Se le quebraba la voz. –Yo no soy…novio
de su hijo y tampoco estoy saliendo con él. Orlando le gusta otro…tipo.
–¿Otro? ¿quién?
–No lo sé…
–¿Quién?
–Diego…Diego Hernández.
–¿Qué? Mi yerno ¿Diego?
–Coño doctor no le diga que yo le dije que me mata.
–Vete de aquí.
–¡Dios mio! ¿por qué siempre la estoy cagando? Coño…ya verás
que me van a formar un peo hoy.
Orlando padre, se acercó a su hijo.
–Mi amor, vete a casa, aquí no tienes nada que hacer, te
vienes temprano.
–Papá yo me quedo con mi mamá en la habitación.
–Tu mamá se va a quedar en emergencia y aquí no te puedes
quedar. No voy a ocupar una habitación de gratis.
–Papá, coño papá, es mi mamá.
–Es un paciente que entra dentro de mi Responsabilidad
Social, vete a casa descansa y te vienes tempranito.
–Tengo que contratar un taxi para que me busque tempranito.
–Dile a Arévalo que te busque o que se quede en casa.
–¿Perdón?
–Si, tiene moto se queda contigo y se vienen tempranito y él
se va a su trabajo.
–Ok.
–Voy a solucionar unas vainas para los exámenes de tu mamá y
me voy, no se vayan tarde de aquí.
Orlando padre se fue y el chico fue a buscar a Arévalo. Lo
vio llegar y el policía ya sabía que el chico se había enterado.
–Chamo tu papá me agarró por el cuello y me cagué y solté el
yoyo.
–Coño guevón pero tu eres policía, estás armado y te cagas
si mi papá te agarra por el cuello ¿qué es eso? ¿Qué coño le dijiste?
–Que no eramos novios y que te gustaba otra persona, Diego.
–¿QUE? –Mira, mejor vámonos, dame la cola a mi casa por fa,
no me puedo quedar aquí.
–¿No te vas a quedar?
–No puedo, igual la van a atender muy bien, es la ex de mi
papá.
–¿Cómo no te vas a quedar? Todo el mundo se queda en la
habitación con su familiar, es tu madre y la clínica de tu papá.
–La van a dejar en emergencia, no le van a dar habitación.
–¿Por qué no? vamos a hablar, a formar un peo.
–NO AREVALO, LLÉVAME A LA CASA POR FA.
Llegaron al edificio nuevamente.
–No sé cuando va terminar este peo, estoy agotado.
–Tranquilo papá, todo va a salir bien.
Orlando se quedó callado mirando al suelo, Arévalo miraba su
moto haciendo que la revisaba.
–¿Tú puedes quedarte en la casa para que me lleves
tempranito a la clínica?
Arévalo se le abrieron los ojos y el corazón se le aceleró.
–Sé que te dije que…íbamos a ir a mi casa para…tener sexo.
–Ajá, si, me dijiste eso, yo todavía quiero, perdóname por
lo de tu papá, de verdad no fue por maldad. Yo quiero pasar la noche contigo
nené, es lo que más quiero, prometo que me porto bien, te lo hago suavecito,
soy delicadito, me pongo el condón.
–Hey, hey, hey, Arévalo, no, no…tú duermes en mi cuarto y yo
en el de mi mamá, yo en este momento no estoy para tener sexo, ni contigo ni
con nadie.
–Sonó el celular. Llamaba Diego.
–Vaya, Diego, ¿vas a atender? Atiéndele y dile que se quede
contigo hoy y que te coja rico, yo me voy.
–Arévalo, Arévalo, no le voy a atender. –El policía se montó en la moto y se puso el casco. Arrancó.
El chico lo vio irse y se dio media vuelta para ir al edificio.
Mientras buscaba las llaves para entrar al edificio escucha
una moto que se acerca. Voltea y ve de nuevo la moto. Se quita el casco.
–Ok, me voy a quedar contigo papá, pero me quedo porque no
te voy a dejar bota’o pero quiero que sepas que ando molesto, burda, con
cojonera.
Orlando bajó la cabeza y se rió.
–¿Cojonera? ¿en serio? Te acabas de coger a Pedro y tienes
cojonera.
–Sí, porque no te he cogido a ti, me tienes pasando hambre.
–¿Tú viste como hablas conmigo? Que no me has cogido,
quieres cogerme. ¿te parece bien?
–Te quiero hacer el amor pues, ¿así si me dejas?
–Duermes en mi cama y yo en la de mi mamá. Arévalo, respeta
mi decisión.
-¿Qué te dijo el mamagüevo de Diego?
–No le atendí.
–Vamos a subir y me das café marico, estoy que me pinchan y
exploto. Necesito calmarme.
–Hay agua fría en el baño y tienes a Manuela.
–Idota, no me da risa, ay Orlando, no me vaciles.
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