miércoles, 29 de agosto de 2012

SEXORAMA 7 Poderes de los gemelos fantásticos, actívense.


En el baño de una tienda por departamentos, oriné en el único urinario libre. Habían dos hombres a mi lado, que tocaban sus penes. Miré primero uno y al voltear para ver el otro, detallé que eran iguales, al igual que ellos; unos gemelos a mi lado queriendo. Uno de ellos se acercó a mí susurrándome al oído: “si quieres más, síguenos”. Quedé aturdido, pero salí del baño y los seguí.  Pudieron más mis ganas de estar con dos machos y encima gemelos.
Cerca de ahí estaba su casa. Entramos, eran de plata. Al cerrar la puerta, oí una voz que pareciera que nos estaba esperando:
─ ¿Hoy hubo cacería?. Quedé en shock. “Tranquilo”, me dijo uno de ellos. “Es mi papa, otro que también te va a coger”. ¿Y de qué caza habla?. No te preocupes, lo vas a pasar bien. Nuestro viejo está solo desde que lo abandonaron y anda quesuo y nos pide de vez en cuando traigamos buena mercancía. Creo que contigo lo va a pasar bien mi papá.
El otro gemelo me sonrió y le habló a su papá: ─Te hemos traído una buena presa – Luego, dirigiéndose a mí, añadió – Le gusta cogerse unos buenos culos y el tuyo debe ser bueno.
Entramos en la habitación, el señor estaba acostado en la cama con unos interiors blancos. Tenía buen cuerpo, velludo y tonificado para su edad, estaría cercano a los 60 años. Me miró y de inmediato dijo: “Desnúdate. ¿Mis muchachos ya te dijeron que te voy a coger?. Mientras se restregaba el paquete. El miedo se apoderó de mí. Los gemelos empezaron a desnudarme.  ─ Acércate– dijo el viejo entusiasmado. ¡Ven, no seas malo! ¡Por fin me trajeron una putica!.
Los gemelos le dijeron: “Te gustará como mueve el culo”. En ese momento, no sabía si los gemelos me iban a coger o solo el viejo, pronto salí de dudas; ambos, uno por delante y el otro por detrás, desnudos, apretaban su vergas en mi cuerpo y, mientras uno jugueteaba con mis tetillas que las pellizcaba y mordía haciéndome daño, el otro acariciaba mi espalda con una mano mientras que deslizaba el dedo hasta la raja de mi culo. Me entraba un calor sintiendo sus penes tan cerca, uno restregándomelo por delante y el otro por detrás, metiéndomelo entre mis nalgas hasta penetrarme una y otra vez. Yo gozaba, mi cuerpo se estremecía y me agarraba a sus cuellos buscando sus bocas, sus lenguas que entrelazábamos lamiéndolas y mordisqueando los labios.
El viejo disfrutaba viendo la escena. Le lancé mi interior humedecido por mi lubricación. Lo olió, se lo restregaba en la cara, se quitó su interior y me lo lanzó. Los gemelos seguían en lo suyo. Yo estaba fuera de mí, me bajé hasta sus entrepiernas lamiendo sus ingles, sus bolas, lamiendo sus glandes, mamando y chupando sus vergas, hasta el culo les mamé. ─ ¡Basta ya, muchachos! ¡Tráiganmelo aquí! – gritó el viejo.
Los gemelos me acercaron a la cama. Ahora le tocaba al viejo terminar lo que ellos empezaron. Comenzó sobando mis genitales, mi pecho y su lengua recorría mis tetillas succionándolas, iba bajando, recorriendo con besos y lamidas hasta llegar a mi entrepierna. Yo enloquecía de placer. Cuando lo besé y metí mi lengua en su boca, me separé creyendo que ya había quedado satisfecho, pero no: me incorporó en la cama y luego en el borde de esta me volteó quedando yo sentado con las piernas en el piso y mi torso en la cama. – Ahora si voy a cogerte putica – gruñó.
Se acercó, se puso detrás de mí de rodillas y agarrándome mi guevo, comenzó a darme palmadas en las nalgas, separándolas. Contemplaba mi ano y comenzó a penetrarme traspasando fácilmente aquel hueco ya dilatado. ─ ¡Qué culo más rico tienes, putica! ¡Mueve ese rico culo para mi!
Mientras él tenía mi guevo agarrado, logró que se me pusiera rígido, comenzó a masturbarme mientras seguía penatrándome dándome nalgadas. Me vine. Él estuvo a punto de acabar, retiró su grueso pene e hizo que me volteara para acabarme en mi cara. Cuatro chorros se deslizaban desde mi frente hasta mi barbilla. Apenas me relajé, busqué a los gemelos. Estaban en el salón haciendo un 69. Me acerqué al que estaba encima del otro, le separé las nalgas, su culo peludísimo, lamí sus pelos negros, ensalive su ano que ya estaba bastante dilatado y cuando iba a penetrarlo, se volteó y comenzó a mamarme el guevo mientras yo se lo mamaba al otro hermano. Se separaron de mí, uno de ellos se acostó boca arriba y me monté en su pene, el otro se fue detrás de mí y también me penetró. Me cogían a la vez. Sentía que había un espejo, “son exactos” Era un morbo indescriptible.
Dejaron de cogerme y querían que se los mamara. Cada arcada que me provocaba uno de los gemelos con su guevo, el otro me penetraba hasta el fondo. Estaba sometido a los caprichos de los gemelos. Se corrieron, uno dentro de mi culo, el semen se escurria entre mis piernas y el otro en la boca. Ambos se acostaron cada uno en un lado de mi cuerpo, a los pocos minutos me agarraron del pelo para que les lempira sus penes con mi lengua…cosa que hice, luego me masturbé derramando mi semen en mi vientre. Aquí fue todo fue por partida doble.

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