martes, 21 de agosto de 2012

Sexorama 7. Metro. La Gran Solución para las Ganas.


Subí al Metro que, como cosa rara en esta ciudad en las horas pico, iba repleto. Me tropiezo frente a frente con un carajo que solo ver su cuerpo me dejó paralizado a tal punto que quería que me cogiera ahí mismo, a los pocos segundos tuve una erección; para evitar que se notara como y aguantando las ganas de brincarle, me puse a un lado aprovechando un pequeño hueco a mi izquierda.
Para mi sorpresa, sentí su mano agarrándome delicadamente del costado derecho, haciendo que mi culo quedara empotrado en su entrepierna. Notó mi erección y en mi rostro se notaban las ganas. Terminó de acercarme hacia a él. Yo sin dudarlo, respondí de inmediato rozando mi culo en su entrepierna aprovechando el tiempo que permitiera el trayecto y disfrutarr de la presión de su paquete en mis nalgas, con ganas de ser penetrado en ese instante.
Al levantar la cabeza, y, para mayor sorpresa, me encontré delante de mí a otro tipo con las mismas características de cuerpo que el de atrás. Mi mente se nubló, me pareció que estaba alucinando, dos hombres con las mismas intenciones de restregarme sus paquetes, así que presionando uno por detrás y el otro por delante empecé a retorcerme ligeramente para gozar de la estrechez de sus bultos en mi cuerpo con sus vergas cada vez más duras. Deseaba que aquel trayecto y aquel apretujamiento masivo fueran interminables. Ambos, aprovechando el hacinamiento y que yo llevaba la camisa por fuera del pantalón, metían sus manos y tocaban mi cuerpo, uno de ellos queriendo rozar mis tetillas y el otro recorriendo mi columna. Bajé mis brazos y ambos tomaron mis manos llevándolas a sus paquetes para sentir como sus fluídos humedecían sus pantalones, algo que también sucedió en el mío. Llegué a mi destino, dejando a aquellos hombres con su sexo mojado.

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