Llegaron a la playa y se
estacionaron.
–No trajimos ni
bronceador ni toallas.
–Deja el peo, vinimos
nosotros que vamos a disfrutar.
–Si pero si luego nos
bañamos como nos secamos.
-No nos bañamos, nos
vamos saladitos, te cojo lleno de salitre.
–Todavía no sé como mi
papá te prestó el carro.
–Porque tu papá es pana,
me quiere como yerno.
–Gafo, vamos pa' la
taquilla.
–¿Cuánto es?
–Dos adultos 200 mil cada
uno.
Pedro abrió los ojos al
escuchar al cajero, Arévalo sacó su tarjeta de débito y la entregó.
–Que cara está la
entrada.
–Tranquilo papi, ya te
dije que yo invito, relájate, pide lo que quieras
Se acomodaron en un toldo
con dos sillas y comenzaron a quitarse la ropa.
–Yo tengo que ir al baño
a ponerme el traje de baño.
–Vamos pues, yo te lo
pongo nené.
–¿Qué es? ¿Me lo vas a
poner tú?
–Sí, quiero consentirte
Dejaron las cosas en las
sillas y se fueron al baño, no había nadie. Arévalo le quitó la franela y le
pellizcó ambas tetillas, le dio un beso en la boca. –Te voy a coger luego aquí
adentro. –Se agachó para quitarle los zapatos, El chico se sentó, le quitó el
zapato derecho y lentamente le quitaba el calcetín mientras lo miraba a los ojos, le levantó el pie y comenzó a
chuparle los dedos metiéndoselos en la boca mientras le pasaba la lengua entre
ellos, seguía viéndolo. Pedro se estaba excitando, su pene comenzaba a lubricar,
contraía el abdomen cada vez que Arévalo se metía los dedos en la boca. Siguió
con el otro pie e hizo lo mismo.
Se levantó y puso de pie
al chico para desabrocharle el cinturón, le aflojó el botón y le bajó el
cierre. Comenzó a deslizar el pantalón hacia abajo dejando al descubierto un
interior blanco que ya estaba mojado.
–Me encanta tu pipí, es
chiquito pero es lindo. –Le quitó el interior y comenzó a hacerle sexo oral.
–No es chiquito, lo que
pasa que el tuyo es enorme.
–No importa, tampoco me
lo vas a meter, déjame que lo disfrute mamándolo.
–Me vas a hacer acabar
como sigas haciéndo eso. Arévalo le succionaba el pene y se lo mordía
suavemente.
–Voy a acabar, voy a
acabar, aaaaay, aaaay, para, para, para. –Arévalo seguía mamando mientras
tragaba el semen del chico.
Se puso de pie, le
acarició la mejilla a Pedro y le dio un beso en la boca.
–Sabe a leche.
–Tu leche, ven dame para quitarte el pantalón. –Se agachó y
terminó de quitarle el bluyín, Pedro le dio el traje de baño.
–Esta vaina es demasiado
gay papá, voy a tener que comprarte algo de hombrecito jejeje. –Se lo colocó y
comenzó a verlo, le dio la vuelta. -No se te ve mal, se te ve un culito rico,
por delante no se te marca el paquete pero está bien.
–Tú si eres básico, yo
uso estos para quemarme bien y no me quede esa marca del bermuda como te pasa a
ti, bueno a ti se te ve un bulto mijo, pero no es pa' menos, tiene una pierna
ahí, no sé cómo haces para guardar eso.
–Se guarda, se guarda,
luego la guardo en tu culo, ¿quieres? Vamos a la playa.
Llegaron al toldo y
Arévalo ya quería comenzar a beber, le ofreció a Pedro pero le parecía una
locura tomar cerveza tan temprano pidió un refresco. Arévalo si pidió una
cerveza.
Regresó al toldo y se
sentó.
–¿Tú puedes sentarte de
otra manera para que no se te vea el guevo?
–Pero si no se ve.
-Se marca, mira eso, eso
se ve vulgar.
–Cuando lo tienes metido
en el culo no me dices que se ve vulgar, deja la mariquera, salud.
–¡Hoooola Arévalo! Mijo,
ya no se te ve la cara en el bloque, estás perdido y ya no me llamaste más, me
tienes olvidada.
–Hola Yulvany ¿cómo estás
preciosa? –Arévalo se levantó y le dio un beso mientras le rodeaba el brazo por
la cintura.
–No tan bien como tú.
Pedro los veía y sentía
un calor que le invadía el cuerpo, la chica era una morena de cabello crespo
abundante, con un traje de baño amarillo, un trasero voluminoso pero bien
formado y duro y una dentadura perfecta y blanca.
–Te presento a un amigo,
Pedro
Pedro se puso de pie y le
dio la mano sonriendo forzadamente.
–Por ahí dicen, diiicen,
que ahora sales con carajitos.
–No sale con carajitos mi
amor, sale conmigo que es distinto.
–Ah entonces es cierto,
con razón ya no me paras bolas. -Se le acerca al oído. –Con lo que me encanta
esa verga que tienes.
Arévalo se puso nervioso,
miraba a Pedro que estaba visiblemente molesto y vio a la chica. –¿Y con quién
viniste?
–Con Yerson, unas amigas
y el novio de una de ellas.
–¿Con el mamaguevo
ese? ¿Te está cogiendo ese bicho? Ese es
un dañado.
–Deja los celos papi. –Se
le acercó al oído. –Lo tiene chiquito. –Arévalo se sonrió.
–Bueno los dejo,
encantada novio de Arévalo.
–¿Y esa bichita?
–Una carajita que me
pegaba pero hace tieeempo.
–Pero tiene ganas de
repetir.
–Yo no, vamos a bañarnos.
–Te pusiste nervioso.
–Coño nené, ¿no le viste
el cuerpazo y el culo ¿cualquiera se pone nervioso con ese mujerón.
Pedro se levantó y se fue
al mar sin esperar a Arévalo. Se metió al agua y el policía lo alcanzó.
–Ya papi, no te pongas
así, esa jeva es una equis.
–¿Equis? No se te paró el guevo porque estaba yo.
Arévalo se le acercó y lo
abrazó.
–Arévalo, me estás
abrazando y hay gente. –El policía miró hacia los lados y se separó del chico
lentamente.
–A mi no me importa pero
tú te pones con eso…
–Bueno ya, ven, tócame el
guevo, lo tengo duro, toca, toca, debajo del agua no se ve.
Pedro acercó la mano y apretó.
–Marico a ti se te para el guevo a una velocidad y eso que lo tienes grande y
grueso, tienes un corazón noble.
–Todo tuyo ese trozo
nene.
–Y de la bicha esa.
–Deja la guevonada con
eso, me voy a arrechar.
–Hay dos cosas que no me
gustan de ti.
–Ajá.
–Bueno varias cosas. Eres
policía, estás armado, eres medio malandro, eres puto, te acuestas con mujeres,
hombres, con todo lo que camine, hablas de más y tienes el guevo demasiado
grande chamo, esa vaina duele, voy a terminar con el culo jodido.
–Coño, si quieres me
lanzas pal barranco, no te gusta nada, marico te pongo a gozar con esta verga y
te quejas, lo tuviera chiquito entonces me dices que no te sirve, la gente es
incorforme.
–Marico es que tú tienes
de más. Bueno quitando eso, estás con el viejo ese también, coño, te tengo que
compartir.
–Ay vale, la otra vez me
dijiste que no te importaba ser la otra con tal de estar conmigo, te quejas del
guevo y quieres que te coja, chamo revísate, no me voy a calar mariqueras de
esas.
–Yo quiero estar contigo.
–Dime lo que no te gusta
de mi.
–No eres Orlando -pensó mientras lo veía a los ojos.
–Yo sé que te gusta
Orlando, pero dime que no te gusta, no me pongo bravo por ninguna de las dos
cosas.
–Me gusta que aguantas
palo, pero no me gusta cuando chillas y gimes pareces una jeva, te quejas como
jeva por todo, eres cuaima, celoso, a veces eres demasiado gafo, de resto me
gusta todo.
–¿Soy muy jeva?
–Si, bueno, no tanto, más
o menos, pero tampoco es que me molesta, relaja’o.
Pedro le echó agua en la
cara y se hundió en el agua, no salía. De repente, se acerca a Arévalo y el
chico le deshace el nudo del bermuda y le suelta el cierre mágico, comienza a
hacerle sexo oral debajo del agua pero Arévalo se pone nervioso, Pedro se
sujeta de las caderas del policía y sigue pero no aguanta sin respirar y sube.
–Marico, que rico, pero
aquí no chamo, nos van a ver, vamos al baño.
–Vamos, quiero que me
cojas, ponerme a gemir y ser una jeva.
–Si va.