Diego preparó una salsa
Alfredo para comer pasta, abrió una botella de vino blanco y se sentaron en la
cocina a comer.
–Aún siento que Carlota
está viva y la estoy engañando.
–Te estás engañando tú.
Te gustan los hombres pero sientes vergüenza admitirlo y decirlo a todos.
–Que empeño en tener que
gritar que uno es gay.
–Ah mira ya vamos
avanzando, ya admites que lo eres.
–No, no, no…¡Orlando
no…me llenes la cabeza de dudas!
–¿Dudas? Yo puedo
entender que sientas remordimiento por mi hermana, te ibas a casar con ella,
hasta yo lo siento, tanto por…-Se le quebró la voz –…por Vicente, como por mi hermana, estoy
saliendo con el prometido de mi hermana, pero no porque soy gay, yo lo tengo
claro y quiero que tú lo tengas claro, lo asumas y una vez que eso suceda serás
feliz.
Diego se levantó de la silla
y se acercó a Orlando para darle un beso en la boca. Un beso que se prolongó
varios segundos, abrieron los ojos y Orlando vio los ojos a Diego.
–No puedo con tus ojos,
los veo y se me olvida todo.
–Son tuyos. –Se sonrió y
volvió a sentarse. –Quiero ir contigo a un bar gay, nunca lo he hecho y me
llama la atención.
–¿Tú me estás hablando en
serio? Yo no soy mucho de ir a esos sitios pero podemos ir.
–Si, bueno, me da
curiosidad, quisiera conocer aunque sea uno.
–Ok, ok, lo haremos.
Terminaron de cenar y se
fueron a la habitación, Diego se quitó la ropa en el baño para colocarse un
bóxer y una franela, Orlando lo hizo en la habitación. Se sonrió al ver salir a
Diego del baño.
–¿De qué te ries?
–Que te cambiaste en el
baño, estás en tu casa, tu cuarto, somos dos hombres gais.
–Me siento incómodo
desnudándome delante de otro hombre…no sé.
–Tonto, ven.
Se acostaron en la cama y
vieron televisión un rato. Al terminar, Diego apagó el televisor y se volteó a
ver a Orlando. –Hoy no quiero tener sexo contigo, discúlpame, no me siento
preparado.
Orlando iba a decirle que
no entendía esas disculpas cuando ya había tenido sexo cn su tío, pero se quedó
callado. –Tranquilo, dormiremos juntos, tan solo déjame dormir abrazado a ti.
–Es lo que necesito en
este momento, un abrazo tuyo.
Y así se quedaron casi
toda la noche, abrazados.
Cinco de la mañana, sonó
el despertador, el primero en brincar de la cama fue Orando que se asustó al
escuchar la emisora que sonaba en el despertador. Diego estiró la mano, apagó
el ruido y encendió la lamparita.
–Buenos días. –Dijo
Diego, que al voltear evidenció una erección.
Orlando lo vio y su mano
se fue directo a la abertura del bóxer y se acercó para hacerle sexo oral.
Diego se acostó de nuevo
mientras acariciaba la cabeza de Orlando que succionaba el pene y estiraba el
prepucio, algo que a Diego lo enloquecía y se retorcía en la cama pero no pudo
aguantar mucho y se corrió en la boca del chico.
–Waoooo…que amanecida más
buena.
–Tu semen sabe delicioso,
uf como acabaste.
–Quisiera un despertar
así todos los días.
–Ya sabes lo que tienes
que hacer, invitarme más a menudo.
–O que vivieras conmigo.
–Vamos despacio, primero
resuelve tu confusión, nos conocemos y vemos que pasa.
–Así lo haré.
–¿Y que harás con tu tío?
–No he pensado en eso hasta
que lo nombraste, vamos a ducharnos, yo primero.
–O juntos.
–Yo primero.
–Un momento de placer y viene a echarlo a perder con su chocante
respuesta.
_________
Silvia había cuadrado
todo, sus padres tenían un viaje pendiente y se quedaría sola en el apartameto,
era el momento de organizar el trío entre su novio Nelson con su amigo Esteban.
Silvia preparaba la cama
de su habitación, era matrimonial, puso sábanas nuevas, recogió un poco y lavó
el baño que está a la salida, estaba nerviosa, en cualquier momento llegaba
Nelson y Esteban iba en camino.
Bajó a la cocina y sacó unos
vasos, una botella de vodka y revisó en la nevera a ver si había algún jugo.
Necesitaba alcohol para calmarse o desinhibirse, no sabía que era mejor. Llegó
Nelson.
–Mi amor, ¿cómo estás?
–Cagada ¿y si ese tipo
nos roba? Nos droga y nos roba?
–¿De qué hablas? Deja la
paranoia, te dije que es mi amigo.
–Si pero tenías años que
no lo veías, a o mejor tiene mañas. ¿quieres beber algo? Yo sí, necesito un
trago.
Se sirvió en un vaso con
hielo un poco de vodka y jugo de naranja, Nelson hizo lo mismo. –¿él querrá?
–No sé mi amor, cuando
llegue le preguntamos, a lo mejor quiere cerveza, vamos a calentar motores que
tengo ganas de cogerte.
–¡Ya vaaaa no me pongas
más nerviosa! –Se bebió todo el vaso.
–Hey Silvia bájale dos,
te va a dar algo, cálmate tampoco es que vas al paredón, es sexo.
–Estás muy tranquio, tú
como que has hecho esto otras veces.
–Ay Silvia ya,
¿suspendemos esta vaina? -Silvia lo vio. –No, no, no, ya estamos en esto, yo lo
hago, yo lo hago, no me dejes sola.
–Vamos a estar los tres
tonta.
Tocaban el timbre. Nelson
fue a abrir.
–Epa mi pana.
–¿Que más bicho? ¿Y la
jeva?
–En la cocina, está nerviosa.
–Vamos a darle chola, que
tengo un cliente a la una de la tarde.
–Plomo, SILVIAAA, VEN
Silvia salió de la cocina
y saludó a Esteban estrechado la mano. El escort miró a Nelson. –¿Puedo,
besarla?
–Si, dale
Esteban la estrechó entre
sus brazos y le dio un beso en la boca, Silvia se relajó, Nelson se tocaba el
pene sobre el bluyín mientras los veía.
–Vamos al cuarto y
empezamos a disfrutar. –La tomó de la mano y ella lo guió a la habitación,
Nelson iba detrás de ellos.
Esteban comenzó a
desnudarla, lo ayudaba Nelson, ella, visiblemente nerviosa, estaba quieta
mirando a todos lados menos a Esteban que se había quitado la franela. Fijó la
mirada en los pectorales. –Tócalos, disfruta de ellos.
Nelsón se quitó la ropa
quedándose en interiores
–Bájame el pantalón. –Le
dijo Esteban a Silvia que cogió el cinturón y lo desabrochó, quitó el botón y
bajó el cierre.
–Uuuuf, mete la mano para
que veas lo que te consigues. –Silvia con su mano temblorosa metió la mano
entre el interior hasta tocar el enorme pene. Bajó el pantalón.
Nelsón no le quitó mirada
a la entrepierna de su amigo hasta ver el pene. Al verlo abrió los ojos, pensó
que su novia disfrutaría más con aquel miembro que con el suyo, pero eso no lo
desanimó, más bien lo excitó, su pene ya estaba erecto.
Los tres estaban
desnudos, se fueron a la cama.
–Cógetela tú primero que
eres el novio, yo le hago otras cosas.
Ella se arrodilló en la
cama mientras Nelson se puso detrás de ella para penetrarla por la vagina,
Esteba se puso debajo de ella para que le hiciera sexo oral mientras él se lo
hacía a ella y aprovechaba y mamaba el pene de Nelson.
Silvia no hacía más que
gemir al ser penetrada mientras Esteban pasaba su lengua por el clítoris y
jalaba los labios, ella intentaba mamar el pene pero no le cabía en la boca.
Nelson la penetraba, la tomaba de las caderas, se movía, sentía la lengua de su
amigo, sacó su pene y se lo metió en la boca Esteban mientras sus dedos jugaban
en la vulva de la chica que disfrutaba del enorme pene apretando los
testículos.
Volvió a penetrar a su
novia. Esteban estiró su mano, sus dedos llenos de lubricante y saliva buscaron
el ano de su amigo y comenzó a introducir los dedos. Nelson brincó algo en su
culo pero siguió en lo suyo.
Silvia estaba gritando de
la excitación, no sabía si seguir mamando el pene o disfrutar de lo que hacían
los hombres en su cuerpo. Esteban salió debajo de la chica y la besó en la boca
mientras su novio seguía penetrándola. Salió de la cama y fue a buscar un
condón.
Se lo colocó frente a
Silvia.
–Tú no me vas a meter
eso. –Esteban se acercó al oído de la chica.
–Tranquila, esto se lo
voy a meter a tu novio. –Se levantó y se fue detrás de Nelson, besó su espalda,
tocaba sus nalgas y su pene mientras salía y entraba de la vagina de Silvia.
Le colocó lubricante
entre las nalgas y volvió a introducirle los dedos.
–¿Qué vas a hacer?
–¿Tú que crees? –Puso su
pene entre las nalgas y comenzó a empujar. A Nelson le dolió el primer empujón
y dejó de penetrar a su novia, mientras se recuperaba del dolor, pero antes que
reaccionara Esteban lo penetró y le dio un beso en la boca.
Silvia se retiró un poco
y los veía, estaba excitada y con la respiración entrecortada. Se tocaba viendo
a su novio gemir.
Esteban lo tumbó en la
cama y lo penetró boca abajo. Silvia se acercó a Esteban y le tocó las nalgas y
los testículos.
–Voltéate y súbe las
piernas que te voy a dar duro.
–Me duele coño
–Aguanta.
Se volteó y levantó las
piernas. Esteban lo volvió a penetrar y Silvia se acercó para hacerle sexo oral
a su novio que no aguantó y le dijo que se detuviera.
–No me lo mames, no me lo
mames sal. Au, au, coño, marico, me duele, despacio, deeespaaaciooo.
–Aguanta coño.
Lo puso de lado
levantándole un pierna. Silvia se levantó de la cama y los veía.
–Esteban ¿y a mi? ¿cuándo
me toca?
Esteban no le respondió,
estaba concentrado penetrando a su amigo.
–Ponte en cuatro que te
voy a reventar ese culo.
Nelson se arrodilló en la
cama, el pene de Esteban se deslizó por completo, entrando todo, tomó por los
hombros a su amigo y empezó a moverse
con rapidez.
–AY, AY, AY, AY, AY
Coñooooo, ay, ay, ay.
Varias nalgadas recibió
Nelson mientras gritaba. Esteban le abría las nalgas y volvía a pegarle, sacaba
el pene completamente y lo volvía a meter y así varias veces para luego volver
a moverse rápido.
Se detuvo y retiró el
pene para acabar en las nalgas de Nelson que cayó agotado sobre la cama.
–¿Acabaste? Coño guevón
que culo tan rico tienes.
–Siii…acabé hace rato,
marico que cogida, me dejaste mal. ¿Y Silvia?...se supone…que nos la íbamos a
coger a ella.
–Si, pero yo quería
cogerte a ti y no me arrepiento. Aguantas palo.
–Deja la vaina, que te
gustó, te quedaste quietico llevando palo. Me tengo que ir pana, ¿tienes una
birra?
–En la nevera, yo te la
busco.
Nelson se puso el
interior y salió a buscar la cerveza mientras Esteban se vestía. Le entregó la
cerveza.
Despidió a su amigo en la
puerta. –Te quiero volver a coger, ese culo me gustó.
–Deja la vaina, eso fue
por hoy, fue un desastre, la vaina era con Silvia, los dos cogiéndola.
Esteban le dio unas
palmadas en la mejilla y se fue.
Nelson se fue a la
habitación principal y ahí estaba Silvia durmiendo.
–Mi amor, mi amor, ¿estás despierta?
–Ahora sí…
–¿Qué pasó, por qué te
fuiste del cuarto?
Silvia dio media vuelta,
encendió la lámpara y se levantó.
–¿Y todavía me vas a
preguntar eso? Te quedaste con ese tipo y te…
–Mi amor, pero es
que…verga…no sé…el pana se me puso atrás y yo…
–Y tú te dejaste, te
dejaste…¡aaaaay vete de aquí! Déjame sola.
–Vamos a tu cuarto a
dormir conmigo.
–No voy a dormir contigo
Nelson.
–¿Me vas a hacer que
duerma en el sofá?
–No, te vas a tu casa, no
te vas a quedar aquí.
–Coño mi amor, pero fue
sexo entre amigos, los tres, lo habíamos hablado.
–No, íbamos a ser tres
pero ustedes conmigo no sin mi, ya no sé ni lo que digo, esto nunca debió
pasar, vete de mi casa, vete, vete ya.
Nelson se montó en su
carro y apoyó la cabeza en el volante, el sol arreciaba y encendió el carro
para poner el aire, se recostó del respaldar echándolo hacia atrás, cerró los
ojos y recordó el momento en que su amigo lo penetraba, no podía creer que
había permitido eso.
–No, no, marico, eso no
debió pasar, yo no soy gay coño, ¿cómo me dejé coger coño? Mierda la vaina me
gustó, que mierda todo, ahora esta jeva no quiere nada conmigo. Sin novia y
cogido por un tipo y peor, me gustó la mariquera.
Se quedó pensando, volvió
a ver en su mente como lo penetraba Esteban y tuvo otra erección. Metió el
embrague, puso primera y arrancó. Manejaba y se reía, recordaba lo que pasó y
se reía, golpeó varias veces el volante y la rabia se apoderó de él. Frenó en
el hombrillo y le marcó a su novia, pero no atendió. Recibió un mensaje.
–<<No me escribas
ni me llames más, adiós>>
–¡Marico ese Esteban,
marico, marico, marico. Coño de la madre me cogieron no joda!
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