Arévalo iba a buscar a
Pedro a su casa. Le dijo que subiera para que hablara con su padre. El policía
no entendía para que tanto formalismo.
–¡Coño me siento en el
siglo XVII con tanta mamagevada de visitar al suegro y hablar!.
Era sábado e iban a hacer
“cosas de novios” como lo definió Pedro.
Mientras Pedro se vestía,
Arévalo estaba en la sala con el papá. La mamá había salido al mercado.
–Así que la cosa va en
serio.
–Bueno, sí, no, tanto
como en serio no, no sé que le habrá dicho Pedro, pero estamos saliendo.
–Ah caramba hace más de
un mes que viniste a esta casa y me dijiste lo mismo ¿cómo es la cosa entonces?
–Ven acá suegro, no,
suegro no, todavía no, Hugo, mira Hugo, Pedro me gusta que jode, culea bien,
tira bien, hace el amor bien… –Hugo estaba impactado de lo que decía Arévalo
pero se quedó callado escuchando. –…Pero conocí a un tipo mucho mayor que yo
que tiene plata y me lo quiero chulear y coño, me resuelvo con mi sueldo y
vendiendo vainas y tal y salgo con Pedro y nos divertimos con platica en el
bolsillo. Ahora, el viejo está que se babea por mi, yo creo que es por el trozo
que tengo, que vamos a estar claro yo
tengo mi vaina aquí. –Se tocó la entrepierna.
–Ya va, ya va, ya va
Arévalo, no necesito esa información. ¿Tú qué pretendes con mi hijo? ¿Que viva
a costillas de el señor ese? ¿Y tú? Vas a estar toda la vida sacándole plata a
ese hombre, y vas a estar entre dos amores ¿cuánto te va a durar eso? ¿Crees
que eres un buen partido para mi hijo?
–¿Sonó feo lo que dije
verdad? Es que yo soy así, vomito todo sin pensar, coño Hugo te voy a ser
sincero. -Hugo abrió los ojos y se rió. –Me gustan los dos, coñodelamadre me
gustan, ambos me dan cosas distintas y encima el amigo de Pedro, Orlando, me
vuelve loco chamo, lo veo y me pongo quesúo, es una vaina arrecha, yo debo
estar enfermo.
–Mira Arévalo, te voy a
decir algo, mi hijo ya es mayor de edad y sabrá lo que hace pero si lo haces
sufrir me va a importar que seas policía, yo te jodo.
–Hugo yo voy a ser feliz a tu hijo pero coño yo también quiero
ser feliz, y si el viejo y tu hijo me hacen feliz ¿por qué coño tengo que dejar
a uno de los dos?.
Hugo arrugó la frente y
se encogió de hombros, se levantó y le volvió a advertir al policía que no le
hiciera daño a su hijo. Arévalo se levantó y se sonrió.
–Venga acá suegro deme un
abrazo. –Lo abrazó con fuerza. –Usted me cae muy bien, yo no haré nada que joda
a su hijo, más bien lo haré muy feliz, ya verá.
–Eso espero.
Salía Pedro de su
habitación.
–¿Nos vamos?
–Busca un traje de baño.
-¿para qué?
–Búscalo.
–Tengan cuidado, ¿van a
bajar en la moto?
–Sí, vamos fino ahí.
Hugo se volteó cogió unas
llaves se las lanzó. –¿Tienes licencia para carro?
–Positivo.
–Me lo cuidas, está
asegurado pero no quiero sorpresitas, no se van a ir a la playa en moto, la dejas
aquí y la buscas después.
–Marico tu papá vale oro,
cuídalo mucho.
–¿Mi papá te prestó el
carro? Y a mi ni me lo presta para ir a dos cuadras.
–Cuando te saques la
licencia. Váyanse.
Se montaron en el
ascensor y Arévalo tocó el botón de parar.
–¿Qué haces?
-Hablar con tu papá me puso quesúo, mámalo.
–¿Te gusta mi papá? ¿qué
te pasa estás enfermo?
–No chico, es que
hablamos de ti, del viejo que me cojo y bueno. Aunque Hugo tá chévere, pero es mi suegro, no, ni de vaina me lo tiro.
Anda, ordéñame.
–Que ordinario eres, de
verdad, no sé que te vi, y además tirándote a ese tipo.
–Cooooño agáchate, mama.
-Lo bajó empujándolo por el hombro. –Va a ser un ratico, trágatelo, me dices
cuando quieras parar y te echo la leche.
Pedro se arrodilló y
sostenía el pene con su mano derecha mientras intentaba meterse aquel enorme miembro
en la boca que estaba totalmente erecto.
El chico hacía el
esfuerzo de introducírselo todo pero no podía a pesar que lo disfrutaba.
–¿Quieres que acabe? Te
veo sufriendo. Ahí voy ve tragando. AAAAAAAAAH AAAAAAAAAH COOOOÑOOOOOO
maricooooo.
Pedro se levantó
limpiándose la boca, tocó el botón para seguir bajando mientras Arévalo se
acomodaba el pantalón.
Se abrieron las puertas y
dos personas mayores esperaban para entrar, al policía se le marcaba un enorme
bulto en el pantalón algo que no pasó inadvertido por ambas personas. Salieron
rápido del ascensor.
–Se te ve el guevo parado
marico, se dieron cuenta.
–La vieja estaba con los
ojos desorbitados mirándome la verga, debe llevar años que no ve una verga
parada jajaja.
–Que niche eres…¿a que
playa vamos?
–Marina Grande.
–Yo no tengo dinero para
la entrada.
–Tranquilo papá, aquí
está su macho que le va a pagar todo, usted no se preocupe.
Pedro escuchó eso y se le
dibujó una sonrisa en la cara, no pudo evitar imaginarse viviendo con Arévalo,
un perro y un canario, en un apartamento de dos habitaciones.
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