Sonó el timbre. Alonso se acercó a la
puerta.
–¿Quién es?
–Diego, es Beatriz abre.
Alonso abrió la puerta.
–Buenas noches, Diego no está debe estar
por llegar, ¿necesita algo?
–Buenas noches, disculpe ¿usted quién es?
–Alonso, soy el tío de Diego hermano de su
mamá.
Beatriz arrugó la frente y recordó que
Diego su esposo, le había comentado alguna vez de él.
–Ok, bueno yo vine a dejarle esta maleta a Diego
es su ropa.
–Pase, espérelo, ¿quiere tomar algo? Estoy
tomando un vinito, ¿quiere?
Beatriz sonrió y entró al apartamento.
–¿Y usteeed, está viviendo aquí?
–Si, llegué hoy hace un rato, estaré aquí
como mucho un mes.
–Ah ok, bueno así le hace compañía a Diego,
está muy solo.
–¿Usted es?
–Ah disculpe, soy Beatriz, soy la madrastra
de Diego.
–Vaya, Diego padre se casó de nuevo.
–Bueno, no nos hemos casado aún.
–Soltera entonces, usted es muy guapa,
tome, brindemos por este encuentro, salud. Chocaron las copas, sonrieron y
bebieron.
_________
Terminaron de recorrer el supermercado y se
fueron a la caja a pagar.
–Son 8 millones.
Orlando estaba impactado del precio pero no
dijo nada, ayudó a Diego a embolsar y montar la compra en el carro.
–Te llevo a casa y sigo para la mía
Mientras iban en el carro Orlando recordó
lo que le había dicho Arévalo del padre de Diego pero se quedó callado, no era
el momento de contar esa noticia, además que no era su asunto.
–Gracias por acercarme.
–Un placer hacerlo, gracias a ti por acompañarme. –Diego se bajó del
carro y sacó de la maleta una botella de
vino y la caja de bombones.
–Toma, es para ti.
–No, no, no, ¿para que me vas a dar esto?
–Para ti o para que la tomemos juntos en un
momento especial, guárdala, disfruta los chocolates.
Diego miró hacia los lados a ver si había
gente y le dio otro beso al chico en la boca.
–Disculpa que sea así, pero es que quería
besarte de nuevo.
–Chao Diego, avísame cuando llegues.
Diego iba manejando pensando en Orlando,
pensando en que debería darse un chance de ser feliz, pero a su mente llegaban
imágenes de Carlota y ahora de su tío y le recorría un escalofrío por el cuerpo. Recordó la discusión con su padre, las
insinuaciones de Beatriz, su mente estaba revuelta, quería llegar a casa y
dormir.
Llegó al edificio, estacionó y subió las
bolsas. Al abrir y entrar al apartamento vio la maleta. –Coño, vino Beatriz.
TIOOO YA LLEGUÉ. Coño, ya son las nueve.
Llegó hasta la puerta de la habitación de
su tío, tocó y entró.
Beatriz se colocaba el sostén mientras que
Alonso terminaba de colocarse la franela. Su madrastra estaba apenada y no le veía la cara a Diego.
–Diego, Diego, esto no es lo que parece. -Decía
Beatriz mientras terminaba de vestirse, Alonso se encongía de hombros viendo a
su sobrino.
–No, estaban viendo una pelicula con la
tele apagada y como hacía calor aún con el aire encendido se desnudaron. Si mi
papá supiera lo que haces.
–Yo no hago estas cosas
–No me hagas hablar.
–Tu papá no es un santo tampoco.
–Pero no he pillado a mi papá con alguna
mujer, y ahora se trata de ti. Gracias por traerme la maleta pero te vas ya de
mi casa. Ahora hablo contigo. –Vio al tío.
Sacó a Beatriz casi a empujones y regresó a
la habitación.
–¿Qué significa esto tío? Te abro las
puertas de mi casa y ya empiezas a hacer desastres. Ya me parecía loco lo que
me dijiste pero no pensé que lo harías de buenas a primeras apenas te quedaras
solo.
–Te pido mil perdones sobrino, de verdad,
no sabes los años que no estaba con una mujer y bueno, yo ya me había bebido un
par de copas y estaba alegre, llegó ese mujerón y, la invité una copa,
hablamos y bueno nos encontramos desnudos en la cama no sé como, y bueno, no te
voy a negar que lo hice también para joder a tu papá, que aunque no se entere
es un cornudo.
Diego se rió, se le quedó viendo a Alonso.
–Que no se repita esto tío, es mi casa y estás de invitado.
–De acuerdo Diego, de nuevo perdón.
Salió a la sala y vio tres botellas de
vino. –¡Que bolas, se bajaron tres
botellas de mi vino!.
_______
–Lo que sospechábamos Orlando, tu mamá
tiene cáncer de pulmón.
–Mierda…¿y ahora?
–Bueno ahora a ponerse los patines porque la
vaina está avanzada, lo primero que hay que hacer es que tu madre deje el
cigarro ya y la bebedera, El oncólogo que vio los exámenes dijo que hay que
hacer quimio primero.
–Papá, ¿pero cómo vamos a pagar eso?
Nosotros no tenemos dinero para pagar una quimioterapia.
–Yo carajito ¿quién más? Seguiré gastando
dinero en tu madre, tengo dos familias, dos mujeres que mantener. No te
preocupes haré todo lo que esté a mi alcance para que tenga lo que necesite.
–Gracias papá.
–No me des las gracias, es tu madre. Loca,
pero es tu madre.
Orlando se sentó de nuevo y apoyó su cabeza
en sus manos.
–Ya hijo, no te pongas así, si tu madre
hace lo que se le diga puede que salga de esta.
–¿Puede?.
–50-50 hay esperanza
_______
Silvia no hacía más que jugar con sus dedos
mientras esperaba sentada en una mesa de un café, estaba con su novio Nelson.
–Ya deja los nervios que no vas al corredor
de la muerte.
–Esto es una locura Nelson, mejor dile que
no venga.
–Calma, hoy no vamos a hacer nada, viene
para que lo conozcas, además me prometiste que lo haríamos.
-Sí, sí ,sí, ya, déjame en paz no me pongas
más nerviosa, pídeme un café.
–Eso te va a calmar mucho, sí, te pido un
tilo. Mira ahí viene.
–Epa mi pana, ¿que más? Mira te presento a
mi novia
–Mucho gusto Silvia. -Ella lo vio a los
ojos, le vio el cuerpo, la entrepierna y se puso nerviosa, hasta le sonrió
pícaramente. Nelson vio algo extraño en ese cruce de miradas pero no le dio
importancia.
–Mucho gusto preciosa, me llamo Esteban
–Voy un momento al baño, así ustedes se
conocen.
Esteban se sentó en la silla al lado de
Silvia y se separó de la mesa. –¿Te gusta lo que ves verdad? Te va a gustar más
cuando estemos en la cama.
Silvia se mordía el labio nerviosa y
sonría.
–Mira esto, toca, toca, toca. –Le cogió la
mano y se la puso en el bulto entre las piernas. –Eso no es pura bola, son 22
de centímetros de carne.
Silvia tragó saliva y retiró la mano.
–¿Tú has hecho esto antes?
–Vivo de eso, cobro, pero Nelson es pana,
estudió conmigo y no le voy a cobrar esta vez. Pero a ti te lo haría gratis
siempre, tú y yo. Anota mi numero.
–Bueno, ya se conocieron.
–Lo que tenía que saber ya lo sabe, ¿verdad
Silvia?
–Si, ya, vamos a tomar un café y seguir
conversando, voy al baño ahora yo.
–Chamo tu jeva esta bien buena.
–Si, ya sabes tú por el culo yo por la
cuca, luego cambiamos.
–¿Y tu quieres que te haga algo? También
tienes culo.
–No chamo, que guevonada es, la vaina es
con Silvia.
–Yo solo digo ya que estoy con ustedes
resuelvo todo. Mira que es gratis, aprovecha.
–Tú deja de inventar marico, luego yo te
paso a un amigo mio que si es gay.
Regresó Silvia y siguieron conversndo
tomándose un café los tres. Media hora después Nelson llevaba a su novia a su
casa.
–¿Que te pareció Esteban? ¿Te gustó verdad?
Verga es que te conozco, te cambió la cara cuando viste al pana, seguro te
mojaste y todo.
–¡Yaaaaa Nelson deja!
–No te pongas así eso me da morbo, estoy jodido
porque cuando veas al tipo desnudo te va a gustar más, tiene el cuerpazo y un
vergón.
–Sí lo sé.
–¿Lo sabes? ¿qué, te mostró el guevo?
–Ay Nelson por favor, ¿se va a sacar el
pipi ahí delante de todo el mundo?. Estaba sentado y se le marcaba…
–Esooo golosa, no le perdías mirada al
paquetón, sucia.
–Ya Nelsón ¿sí?
–La semana que viene le damos, el sábado.
–Sí
Silvia le escribió a Esteban. –<Hola, es
Silvia>
Nelson la dejó en el edificio, se
depidieron. Al entrar a Planta Baja recibió una foto de Esteban.
–<Esto es lo que te voy meter>
Cuando Silvia abrió la foto y vio las
dimensiones tiró el celular al piso. Se puso nerviosa. Recogió el celular y lo
encendió de nuevo.
Al estar en su habitación le escribió.
–<Eso es muy grande, me va a doler> y
–<Tranquila princesa, usted es una dama,
la trataré con delicadeza, a tu novio si le voy a dar duro>
–<¿perdón?>
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