Sábado 10:36 am
“Rodo, ya me voy a casa de mamá, luego me veo con Joaquín a acompañarlo,
cualquier cosa me llamas al celular y me vengo enseguida” “Ok bello, ya estoy
bien, vete tranquilo. Cuídate” se dieron un beso largo.
“Mira como me pusiste, vacíame los tobos antes de irte
bello, anda” y así lo hizo, le bajó el mono y sacó el grueso pene de Ricardo.
Lo empezó a lamer desde la base hasta la cabeza dejándolo húmedo por completo
hasta que se lo metió a la boca, fue bajando lentamente, respirando hondo hasta
que logró, por primera vez, metérselo todo en la boca, aprisionando su garganta.
“Quédate ahí, quédate ahí”, le agarro la cabeza a Federico,
lo empujó un poco más y soltó dentro de su garganta todo el semen acumulado de
una semana.
Retiró el pene y se limpió las lágrimas que le salieron por
el esfuerzo que hizo de comerse aquel pene. “¡Wao mi bello, estuviste genial,
que rico mamas guevo. Te amo! Ve con cuidado amor”. “Chao mi Rodo, rico estuvo
eso mi amor, te llamo”
Federico llegó a su destino, se bajó del carro, agarró su
bolso y entró al edificio. “Cabina o locker” “locker”, le dieron la llave y
entró. Se cambió y se colocó la diminuta toalla para taparse.
Se anotó para un masaje, fue a buscar a Julián al sauna, se
vieron y empezaron a besarse y tocarse. Federico le mamó el pene por un rato: “CIENTO SEIS” lo llamaron para el masaje.
“Ya regreso”.
Lo recibió un tipo muy alto, musculoso y negro como la
noche, “Buenos días, me llamo Luis, quítate la toalla y acuéstate boca arriba”
bajó la luz, puso música de relajación y se quitó la ropa quedando en unos
diminutos interiores blancos que contrastaban con lo oscuro de su piel.
Mientras le daba el masaje el gran paquete del tipo rozaba
la piel de Federico, iba pasando las manos por las piernas, cuando llegó al
tronco, movió su mano para tocarle aquel pene que parecía un trozo de carbón.
El negro se quitó el interior y apareció algo enorme más
oscuro que el resto de su piel. El masajista se lo acercó a la boca de Federico
y se lo introdujo. Después de unos segundos buscó un preservativo y lubricante,
se montó en la camilla, lo volteó, abrió las nalgas y metió aquella cosa oscura
dentro del culo blanco de Federico, el contraste de color era más que erótico.
A los minutos, saca todo su pene y jala el condón mientras
se masturba para vaciar su líquido en la espalda y en las nalgas, fueron seis
chorros que salieron de aquel enorme miembro. Terminaron el masaje, le dió un
billete por el plus, se colocó la toalla y se fue a duchar.
12:35 pm
Buscó a Julián y lo encontró cogiéndose a un muchacho junto
con otro tipo. El chamo no pasaba los 19 años, pero le estaban dando duro, con
rabia, el muchacho gritaba de dolor pero no podía moverse porque lo tenían sometido. A Federico le dió morbo
aquella escena y se estaba masturbando, se acercó a Julián y lo besó. Puso al
niño a mamarle el guevo mientras otro tipo le metía mano a Federico.
Terminaron, se ducharon y luego fueron a la cabina para
seguir ellos dos solos. Comenzaron a besarse, Julián se agachó para mamarle el
pene. “¿le digo que sé lo del asalto? ¿Y
si me coñacea? Bueno estamos aquí en la cabina no creo que pueda hacer mucho…¿le
digo? Comenzó a enfurecerse solo pensar que ese tipo violó a su novio.
El otro seguía en la felación con los ojos cerrados, Federico
aprovechó y le pasó por el cuello la diminuta toalla que usaba en la cadera. La
sujetó con una mano, como pudo dió la vuelta y le apretó el cuello con la
toalla que era delgada. Mientras lo ahorcaba le decía en voz baja “así que tú
fuiste el coño e’ madre que robó y violó a mi novio, maldito” Apretó más duro
la toalla, con lo que Julián no podía ni gritar sólo agarrar por las piernas a
Federico y lo estaba rasguñando. Apretó con más fuerza y más duro la toalla,
hasta que Julián dejó de moverse.
“A ver si se te quitan las ganas de joder a la gente!” le
dió una patada en las costillas y vió que no se movía. “Así es, bien muerto”, lo
cubrió con la sábana de la cabina, lo alzó, lo montó en la pequeña cama, le
revisó las uñas y se las limpió teniendo cuidado de botar todo en la papelera,
limpiar y llevarse todo.
Buscó su bolso y metió la ropa, toallas, sábana, basura, celular
y la billetera de Julián. Apagó la luz, cerró la puerta con llave y se la
llevó. Salió del local y se fue directo a la autopista y en el sobreancho justo
donde el el río que bordea la ciudad, lanzó todo al agua en una bolsa sin aire
y con piedras para que no flotara.
Se metió en el carro, le temblaba todo el cuerpo. Llamó a
Joaquín, se encontarron y le contó lo sucedido.
4:57 pm
“LLEGUEEEE” “Bello estoy en la cama, acércate” “Hola amor, ¿como
sigues? ¿Todo bien?” “Si, bello, estoy ya mejor, cómo te fue?” “Muy bien mi Rodo,
pero ahora necesito un abrazo tuyo”
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