10:47
pm
Entraron
al apartamento, Federico detallaba cada centímetro del lugar.
–¿Quieres tomar algo?.
–No, tranquilo Ricardo, gracias, bueno agua sí.
–¿Quieres tomar algo?.
–No, tranquilo Ricardo, gracias, bueno agua sí.
Se
sentaron en el sofá amplio con los 2 vasos con agua y Ricardo tuvo un flashback de lo que le pasó hace 2 meses: copa de vino en la mano, unos besos
y en blanco.
–¿Te pasa algo? Quedaste mudo…
–No no, tranquilo, estaba pensando en una vaina del trabajo. Bueno vamos a dormir que mañana hay que trabajar.
–¿Yo duermo aquí en el sofá?”
–¿Te pasa algo? Quedaste mudo…
–No no, tranquilo, estaba pensando en una vaina del trabajo. Bueno vamos a dormir que mañana hay que trabajar.
–¿Yo duermo aquí en el sofá?”
–¡Pendejo! ¡En la cama conmigo!. Federico se sonrrojó y
dejó ver una sonrisa pícara.
–Le
digo que tengo vih o no le digo, le digo o no le
digo. -El dilema le retumbaba en la cabeza
mientras Ricardo con excelente destreza le quitaba la ropa. –Bueno pero no
le tengo que decir, igual usaremos condón. pensaba.
Federico
se iba a recostar en la cama para empezar todo y él lo detuvo.
–Shhh, ¿adónde vas? Calma, quédate aquí.
–Shhh, ¿adónde vas? Calma, quédate aquí.
Comenzó
a besarlo por el cuello mientras sus dedos rozaban el cuerpo de Federico. –Le
digo… ¿pero ahorita? Que corta nota, no, yo espero para después.
–Relájate, suéltate. Comenzó a descender pasando la lengua por las tetillas y bajando hacia la entrepierna. Justo antes de rozar su barbilla con el pene se detuvo y se levantó.
–Relájate, suéltate. Comenzó a descender pasando la lengua por las tetillas y bajando hacia la entrepierna. Justo antes de rozar su barbilla con el pene se detuvo y se levantó.
–Voltéate.
Volvía el dilema -le digo o no le digo- Recorrió su espalda dándole besos y pequeños mordiscos muy suaves,
llegó a las nalgas y las recorrió con sus manos
apenas rozándolas tocando sus vellos rubios. Se agachó y comenzó a morder cada nalga muy suave y con las manos iba abriendo poco a
poco y pasando la lengua entre ellas.
Con
su mano derecha le tomó el pene y jugaba con él,
mientras que con la izquierda abría una nalga y lamía la parte interna hasta
dejarla muy húmeda. Se levantó, se colocó suficiente saliva en la mano y
embadurnó su enorme y grueso pene. Se acercó al oído y le susurró:
–No tengo condones, ¿no te importa?.
–Espera… yo… -y deslizó el pene metiendo la cabeza, a lo que Federico pegó un grito de dolor pero le gustaba.
–Shhh, le voy a dar despacio, se que es grande, lo voy a hacer con cuidado.
–No tengo condones, ¿no te importa?.
–Espera… yo… -y deslizó el pene metiendo la cabeza, a lo que Federico pegó un grito de dolor pero le gustaba.
–Shhh, le voy a dar despacio, se que es grande, lo voy a hacer con cuidado.
Lo
agarró por debajo del pecho y lo aprisionó junto a su cuerpo, lo que hizo que
entrara la mitad del pene. Federico sudaba de placer
pero le estaba doliendo.
–¿Te está doliendo? le susurraba,
–si.
–Ok me detengo, vamos a esperar que dilates más.
–¿Te está doliendo? le susurraba,
–si.
–Ok me detengo, vamos a esperar que dilates más.
Se
volteó quedando de espalda a la cama y se sentó sin sacar el pene del culo, entró completo. Federico empezó a moverse y el
pene entraba y salía rápidamente.
–Wao, coño dale así me vas a hacer acabar. -Quería poner más excitado a Federico.
–Wao, coño dale así me vas a hacer acabar. -Quería poner más excitado a Federico.
Se
paró de la cama, volteó a Federico y lo cargo en peso, volvió a introducir su
pene. Le dió varias sacudidas, lo bajó y le dijo –Acuéstate. y comenzaron un
69.
Federico
no sabía como meterse aquello en la boca, no le
cabía, –No puedo creer que me metí esto por el culo. pero como pudo lo
hizo. Ricardo empezó a mamar el guevo, le pasaba la lengua, lo succionaba, se
metía las bolas, le chupaba la cabeza, le jalaba
el prepucio, hizo de todo. Se calentaba las manos y se las pasaba por el pene
sin tocarlo dándole calor, las subía y las bajaba. Volvió a mamarlo y hubo un
grito:
–ME VENGOOO. Ricardo se tragó todo el semen.
–Verga, se tragó la leche…¿y ahora?.
–ME VENGOOO. Ricardo se tragó todo el semen.
–Verga, se tragó la leche…¿y ahora?.
–Ahora
tengo que acabar yo. -y puso a Federico en 4 y se lo metió, empezó a darle
despacio para que entrara de nuevo y comenzó la embestida, hasta que Ricardo
pegó un grito fuerte, agarró por los hombros a Federico, apretó y empujó; se
vació dentro de él.
Federico
quedó temblando de la excitación, tumbado en la cama, mientras Ricardo seguía
con el pene rígido y le dijo: “no se me
ha bajado, así que sigamos” y continuaron
por media hora más.
Quedaron
tan agotados que ninguno se duchó. Se durmieron. Federico seguía pensando –verga
no le dije, ¡le acabé en la boca y me
cogió sin condón! ¡Que bolas tengo yo!.
Con
todo y la culpa, en la mañana se levantaron, se ducharon y hubo más sexo bajo el agua caliente que salía de la regadera. Se
vistieron, desayunaron una tontería y cada quien se fue a su trabajo. A partir
de ese encuentro siguieron saliendo para conocerse.
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