miércoles, 2 de diciembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS 2. Tomás, Tomás, ay Tomás. #FrançoisSomosTodos


Una semana después de que se fuera mi mamá y mudarme a su cuarto bien instalado, con mi ropa, mis cosas, todo, le dije a Tomás para que se pasara unos días en mi casa. Ahora tengo el jacuzzi para mi solo y podré usarlo con él, y bueno, con todos.


Fui a buscarlo a su casa , se venía con un bolso grande, con ropa para una semana –le del trabajo- y su laptop. Estaba feliz de hecho nunca lo había visto tan contento desde que lo conozco.



Nos pusimos a cocinar y comenzó a hablar.

–No sabes lo contento que estoy de que hayas dicho para venir a pasar unos días contigo a tu casa, ojalá fuera para mudarme.

Hubo un silencio incómodo que él notó, sabía que esas cosas me molestaban, pero hablé.



–Tomás, ¿desde cuando nos conocemos?

–Mmmm casi 10 años.

–Aja, ya debes saber la vida que llevo, lo relajado que soy con el tema del sexo y lo que pienso de las relaciones.

–Sí, ya me lo has dicho mil veces.

–Entonces ¿para qué insistes en lo mismo? No te quiero de novio y tú sigues detrás de mi, tanto hombre soltero con ganas de tener pareja y tú quieres quedarte conmigo.

–¿No te has puesto a pensar que me gustas, que estoy enamorado de ti François?

–Eso no tengo que pensarlo, eso lo sé y tú también sabes que yo no quiero nada contigo.

–¿Por qué no te das la oportunidad de enamorarte, eso que dices que no crees en las parejas, en el amor, es porque no te has enamorado.

–Los gais son una cuerda de promiscuos que no creen en la fidelidad. Y encima pasa con los héteros también.

–No generalices y no lo saques por lo que le pasó a tus papás que se divorciaron. Déjate querer coño.

–Creo que fue un error decirte que vinieras porque te lo estas tomando de otra manera, yo quería compañía, la paso bien contigo, jodemos, tenemos buen sexo y ya. Yo no me voy a enamorar de ti, yo no te quiero de novio. Entiéndelo de una vez.



Yo seguí lavando unos platos y él soltó el cuchillo y apoyó las manos en el mesón con la cabeza agachada. Se puso a llorar. No hay nada que me parta el corazón que ver a un hombre llorar y Tomás lo estaba haciendo.

–Epa Tomás, coño, no te pongas así, no tienes porque ponerte así.

–¿Cómo quieres que me ponga François? No me paras bolas, estoy enamorado de ti y me restriegas tus tires por la cara, no te importa lo que yo siento –iba aumentando el volúmen de su voz.

–Pero es que yo no te prometí un romance contigo ni te pinté pajaritos en el aire, siempre fui claro contigo. –Sus ojos llenos de lágrimas me conmovían, parecía un niño indefenso. Me agarró la cara y me dio un beso en la boca. Un beso que me estremeció, no puedo negarlo.

–Te amo que jode marico, te amo.

–Y yo te adoro Tomás, te quiero mucho, pero no como tú quieres. –Me abrazó y a mi se me paró el guevo.

–Hagamos el amor, no me importa nada, quiero estar contigo. –Me dijo eso y lo halé del brazo rumbo al cuarto.

Lo tumbé en la cama y comencé a desnudarlo mientras lo besaba, cuando le quité el pantalón su interior estaba mojado, había lubricado que jode, le bajé el interior y pasé la lengua quitándole el líquido para luego mamárselo mientras le sacaba el interior de las piernas. Se las alcé y comence a chuparle las bolas para bajar a comerme ese culo, para cogérmelo con la lengua. Tomás estaba excitado y abría su culo para que siguiera, él solo decía -sigue, sigue, sigue- Y seguí, su culo cada vez más dilatado estaba listo para que lo penetrara pero él tenía otros planes. Se levantó, me tumbó en la cama y empezó a mamarme el guevo como él solo sabe hacerlo. Era un bárbaro con su boca, lengua y garganta, nadie me lo ha mamado como él lo hace.



Es capaz de tragarse el guevo completo y quedarse así y comenzar a mover su lengua con todo eso metido, seguía un poco más y le llenaba la boca de leche. Se retiró. –Ahora quiero que me lo metas.

–Claro, te voy a coger.

–No, te dije que me lo metas, no me vas a coger. –Tomás es una demonia en la cama eso hay que reconocerlo. Se puso en 4 y empecé a meterlo, cuando ya sintió que lo tenía dentro, se volteó. –Ni se te ocurra moverte.



Tomás se metía y sacaba el guevo él solito. Yo me quedaba quieto, él se movía. Se lo metio todo y me tumbó de lado para luego, sin sacarse el guevo se sentó sobre mi de frente y empezó a moverse como una batidora a máxima velocidad. Me tenía el guevo tieso y yo excitado mal.



Me fijé en su cara y seguía llorando pero estaba concentrado en lo que hacía. Tomás es un duro en la cama. Luego se recostó sobre mí y empezó a moverse de manera circular y de arriba abajo. La ventaja de tener el guevo grande es que no se sale con tanto agite, seguía dentro de ese culo que quemaba.

–Marico me tienes a punto, me vas a hacer acabar.

–No acabes, espérame. –Comenzó a masturbarse mientras se movía sobre mi guevo.

–Me vengo, me vengo. – Se bajó, me quitó el condón y recibió mi leche en su cara mientras él me acababa en mi barriga. Acabamos.

Se acercó a mi cara y así, lleno de semen por todos lados me besó. –Por imbécil te estás perdiendo esto diariamente. –Se levantó y se fue al baño.

Yo me quedé tirado ahí, con la barriga encharcada y el guevo que me dolía.



Tomás salió de la ducha y me fue a despertar, me había quedado dormido profundo.

–Ve a ducharte, que hay que hacer el almuerzo.

Me duché, me sequé y salí directo a la cocina para ayudarlo..



Tomás no hablaba, yo tampoco.

–¿No vas a decir nada? –Le dije.

–No, lo que tenía que decirte ya lo dije.



Estaba concentrado picando las verduras pero yo quería sacarle conversación.

–Verga Tomás tiras divino, lo que haces en la cama es...

–Lo sé y sé que lo disfrutas y eso me agrada, yo también disfruté.

–¿Eso se lo haces a todos con los que tiras? –Tomás me miró con cara de quererme matar y tenía un cuchillo en sus manos.

–Sólo he tenido sexo contigo.

–¿Qué? –Mi cara fue de asombro y casi de risa –¿No has tirado con más nadie? ¿Y dónde aprendiste?¿Eso cómo lo debo tomar?

 Verga, pero ¿ qué haces cuando tienes ganas? ¿Pura manuela?

–Mira, tómatelo cómo te dé la gana. Y no todos somos unas putas como tú que van tirando con quien sea.

–Ouch, eso dolió. –Me hizo sentir mal el guevón ese, pero eso habla bien de él y lo correcto y sincero que es.

–Además ya no quiero que me sigas interrogando, quiero dejar el tema cerrado aquí.



Y el tema se cerró y teminamos de cocinar para luego sentarnos a comer con una copa de vino. Después nos fuimos a la habitación a ver una película en pantalla gigante y en 3D y a dormir. Dormimos juntos pero no hubo sexo, en la noche él me abrazó y luego lo hice yo.

Durante la noche lo sentí llorar de nuevo pero no quise decirle nada.



La semana transcurrió en sana paz, salimos, fuimos al cine, a cenar, tomamos unos tragos con unos amigos, hasta dimos una vuelta en el Mercedes que me regalaron. Hubo unas mamadas de guevo pero penetración no hubo más. Cuando llegó el domingo que lo llevé a su casa me prometió venir otra semana pronto –pero como amigos- me dijo, no se lo creí pero bueno, le di un beso en la boca y lo ayudé a sacar sus cosas del carro.



Tomás es un gran tipo, claro que sí. Bye.

No hay comentarios:

Publicar un comentario