Una semana después de que se fuera mi mamá y mudarme a su cuarto bien instalado, con mi ropa, mis cosas, todo, le dije a Tomás para que se pasara unos días en mi casa. Ahora tengo el jacuzzi para mi solo y podré usarlo con él, y bueno, con todos.
Fui a buscarlo a su casa , se venía con
un bolso grande, con ropa para una semana –le del trabajo- y su laptop. Estaba
feliz de hecho nunca lo había visto tan contento desde que lo conozco.
Nos pusimos a cocinar y comenzó a hablar.
–No sabes lo contento que estoy de que
hayas dicho para venir a pasar unos días contigo a tu casa, ojalá fuera para
mudarme.
Hubo un silencio incómodo que él notó,
sabía que esas cosas me molestaban, pero hablé.
–Tomás, ¿desde cuando nos conocemos?
–Mmmm casi 10 años.
–Aja, ya debes saber la vida que llevo,
lo relajado que soy con el tema del sexo y lo que pienso de las relaciones.
–Sí, ya me lo has dicho mil veces.
–Entonces ¿para qué insistes en lo mismo?
No te quiero de novio y tú sigues detrás de mi, tanto hombre soltero con ganas
de tener pareja y tú quieres quedarte conmigo.
–¿No te has puesto a pensar que me
gustas, que estoy enamorado de ti François?
–Eso no tengo que pensarlo, eso lo sé y
tú también sabes que yo no quiero nada contigo.
–¿Por qué no te das la oportunidad de
enamorarte, eso que dices que no crees en las parejas, en el amor, es porque no
te has enamorado.
–Los gais son una cuerda de promiscuos
que no creen en la fidelidad. Y encima pasa con los héteros también.
–No generalices y no lo saques por lo que
le pasó a tus papás que se divorciaron. Déjate querer coño.
–Creo que fue un error decirte que
vinieras porque te lo estas tomando de otra manera, yo quería compañía, la paso
bien contigo, jodemos, tenemos buen sexo y ya. Yo no me voy a enamorar de ti,
yo no te quiero de novio. Entiéndelo de una vez.
Yo seguí lavando unos platos y él soltó
el cuchillo y apoyó las manos en el mesón con la cabeza agachada. Se puso a
llorar. No hay nada que me parta el corazón que ver a un hombre llorar y Tomás
lo estaba haciendo.
–Epa Tomás, coño, no te pongas así, no
tienes porque ponerte así.
–¿Cómo quieres que me ponga François? No
me paras bolas, estoy enamorado de ti y me restriegas tus tires por la cara, no
te importa lo que yo siento –iba aumentando el volúmen de su voz.
–Pero es que yo no te prometí un romance
contigo ni te pinté pajaritos en el aire, siempre fui claro contigo. –Sus ojos
llenos de lágrimas me conmovían, parecía un niño indefenso. Me agarró la cara y
me dio un beso en la boca. Un beso que me estremeció, no puedo negarlo.
–Te amo que jode marico, te amo.
–Y yo te adoro Tomás, te quiero mucho,
pero no como tú quieres. –Me abrazó y a mi se me paró el guevo.
–Hagamos el amor, no me importa nada,
quiero estar contigo. –Me dijo eso y lo halé del brazo rumbo al cuarto.
Lo tumbé en la cama y comencé a
desnudarlo mientras lo besaba, cuando le quité el pantalón su interior estaba
mojado, había lubricado que jode, le bajé el interior y pasé la lengua
quitándole el líquido para luego mamárselo mientras le sacaba el interior de las
piernas. Se las alcé y comence a chuparle las bolas para bajar a comerme ese
culo, para cogérmelo con la lengua. Tomás estaba excitado y abría su culo para
que siguiera, él solo decía -sigue, sigue, sigue- Y seguí, su culo cada vez más
dilatado estaba listo para que lo penetrara pero él tenía otros planes. Se
levantó, me tumbó en la cama y empezó a mamarme el guevo como él solo sabe
hacerlo. Era un bárbaro con su boca, lengua y garganta, nadie me lo ha mamado
como él lo hace.
Es capaz de tragarse el guevo completo y
quedarse así y comenzar a mover su lengua con todo eso metido, seguía un poco
más y le llenaba la boca de leche. Se retiró. –Ahora quiero que me lo metas.
–Claro, te voy a coger.
–No, te dije que me lo metas, no me vas a
coger. –Tomás es una demonia en la cama eso hay que reconocerlo. Se puso en 4 y
empecé a meterlo, cuando ya sintió que lo tenía dentro, se volteó. –Ni se te ocurra
moverte.
Tomás se metía y sacaba el guevo él
solito. Yo me quedaba quieto, él se movía. Se lo metio todo y me tumbó de lado
para luego, sin sacarse el guevo se sentó sobre mi de frente y empezó a moverse
como una batidora a máxima velocidad. Me tenía el guevo tieso y yo excitado
mal.
Me fijé en su cara y seguía llorando pero
estaba concentrado en lo que hacía. Tomás es un duro en la cama. Luego se
recostó sobre mí y empezó a moverse de manera circular y de arriba abajo. La
ventaja de tener el guevo grande es que no se sale con tanto agite, seguía
dentro de ese culo que quemaba.
–Marico me tienes a punto, me vas a hacer
acabar.
–No acabes, espérame. –Comenzó a
masturbarse mientras se movía sobre mi guevo.
–Me vengo, me vengo. – Se bajó, me quitó
el condón y recibió mi leche en su cara mientras él me acababa en mi barriga.
Acabamos.
Se acercó a mi cara y así, lleno de semen
por todos lados me besó. –Por imbécil te estás perdiendo esto diariamente. –Se
levantó y se fue al baño.
Yo me quedé tirado ahí, con la barriga
encharcada y el guevo que me dolía.
Tomás salió de la ducha y me fue a
despertar, me había quedado dormido profundo.
–Ve a ducharte, que hay que hacer el
almuerzo.
Me duché, me sequé y salí directo a la
cocina para ayudarlo..
Tomás no hablaba, yo tampoco.
–¿No vas a decir nada? –Le dije.
–No, lo que tenía que decirte ya lo dije.
Estaba concentrado picando las verduras
pero yo quería sacarle conversación.
–Verga Tomás tiras divino, lo que haces
en la cama es...
–Lo sé y sé que lo disfrutas y eso me
agrada, yo también disfruté.
–¿Eso se lo haces a todos con los que
tiras? –Tomás me miró con cara de quererme matar y tenía un cuchillo en sus
manos.
–Sólo he tenido sexo contigo.
–¿Qué? –Mi cara fue de asombro y casi de
risa –¿No has tirado con más nadie? ¿Y dónde aprendiste?¿Eso cómo lo debo
tomar?
Verga,
pero ¿ qué haces cuando tienes ganas? ¿Pura manuela?
–Mira, tómatelo cómo te dé la gana. Y no
todos somos unas putas como tú que van tirando con quien sea.
–Ouch, eso dolió. –Me hizo sentir mal el
guevón ese, pero eso habla bien de él y lo correcto y sincero que es.
–Además ya no quiero que me sigas
interrogando, quiero dejar el tema cerrado aquí.
Y el tema se cerró y teminamos de cocinar
para luego sentarnos a comer con una copa de vino. Después nos fuimos a la
habitación a ver una película en pantalla gigante y en 3D y a dormir. Dormimos
juntos pero no hubo sexo, en la noche él me abrazó y luego lo hice yo.
Durante la noche lo sentí llorar de nuevo
pero no quise decirle nada.
La semana transcurrió en sana paz,
salimos, fuimos al cine, a cenar, tomamos unos tragos con unos amigos, hasta
dimos una vuelta en el Mercedes que me regalaron. Hubo unas mamadas de guevo
pero penetración no hubo más. Cuando llegó el domingo que lo llevé a su casa me
prometió venir otra semana pronto –pero como amigos- me dijo, no se lo creí
pero bueno, le di un beso en la boca y lo ayudé a sacar sus cosas del carro.
Tomás es un gran tipo, claro que sí. Bye.
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