Era sábado y nuevamente estaba con Tomás, almorzamos juntos en la terraza de un centro comercial que lo llaman despectivamente como a uno de esos primates de culo enrojecido.
Tomás me seguía mareando con su cantaleta de ser novios, ya no lo paré, le
seguí la corriente. En un momento que se levantó para ir al baño dejó el
celular en la mesa y la tentación se apoderó de mí. Lo agarré y encendí la
pantalla, tiene patrón –mierda-. Pero tan elocuente y mordaz para algunas
cosas pero básico para otras pude descubrir el patrón al primer
intento. Me metí en su WhatsApp, pero antes revisé si tenía Grindr. No
tiene.
Encontré una conversación que me llamó la atención...un tal Alberto.
Mientras leo veo que ya se han visto y echo para atrás. Veo fotos. Fotos
de Alberto con la verga dura, dormida, cuerpo entero, otra con la leche
chorreándole sobre su verga y su mano. No sé exactamente que me sucedió pero
fue como... ¿rabia? Me entró un calor por la espalda. Sentí que la
persona que de alguna manera me pertencía, aunque fuera sólo en el sexo, estaba
teniendo relaciones con otro. Eso me movió. Lo vi regresar y dejé el celular
donde estaba.
–Me estaba meando. –dijo.
Pedimos otras 2 cervezas y seguimos hablando. Me contó que quría cambiar de
trabajo, hacer cosas distintas y ganar más dinero, yo pensaba en Alberto. Le
recomendé el laboratorio donde trabajé y de otros lugares donde había
tenido buenas referencias de ellos. Hablamos de montar nuestro propio negocio.
No aguanté y le pregunté por Alberto –¿Perdón?–Me sonreí y le dije que no se
hiciera el loco.
–Revisé tu celular y vi unas conversaciones con el tal Alberto. ¿Te lo
estás tirando?
–¿Y tú por qué coño revisas mi celular? ¿Quién te dio permiso carajo?
–Estaba muy molesto.
–Lo vi y me provocó ¿quién es ese tipo? ¿no me puedes decir?.
–Ese no es problema tuyo.
–Te mandó fotos de su verga y tú de tu culo. –Se puso rojo de la pena.
–Tranquilo que el culo te lo he visto muy bien.
–Eres un mamaguevo. No tienes porque estar viendo esas vainas.
–¿Te lo tiraste o no? –me estaba dando arrechera ya y no me respondía.
–Lo voy a ver hoy, pero no...
–O sea que te coge hoy.
–Déjame hablar, nos vamos a ver, nada más.
–Bueno vete ya. Vete a ver al tal Alberto a ver si te coge mejor que
yo.
–¿Sabes que eres un imbécil François?
–Y tú no eres tan santo. Arranca.
–Pagas tú esta mierda.
Pagué la cuenta y me puse a caminar por el centro comercial. Me fui
hasta un local de helados que venden por su peso. Al entrar vi a un tipo
como de 45 o 50 años en la primera máquina. Me resultó conocido pero recién
cuando voltea hacia mi, pude reconocerlo. ¿Se acuerdan del técnico que vino a
mi casa aqueeeella vez hace años? Tengo enfrente a mi a Soto.
–Tu eres Soto, ¿cómo estas?
–Sí, pero... ¿te conozco?
–Nos conocimos hace 15 años más o menos. Fuiste a mi casa a hacer
el mantenimiento a unos aires. –Puso cara de no acordarse y se me quedó
viendo a los ojos.
–Te mamé la verga ese día. –Yo tan puta y directa. Un chamo que estaba en
la máquina de al lado se volteó y se me quedó mirando. Soto vio al niño y me
volvió a mirar.
–Estoy con mi hijo, no lo recuerdo. Disculpe pero estamos apurados. El niño
era su hijo y me escuchó decirle lo de la mamada. Qué fuerte! Me fui de ahí
consternado.
Recorrí varios niveles. Mientras bajaba al próximo nivel vi en la baranda a
Soto que estaba frente a los baños y me le acerco.
–Mi hijo está en el baño. Te voy a pedir que te vayas, anota mi número y me
llamas a la noche.
Por supuesto la verga se me paró instantáneamente al imaginarme a ese
tipo en mi cama y ahora cogiéndome. Aún se veía de buen cuerpo y aquelllos
ojos... Algo más de arrugas pero estaba muy bien! Estaba sorprendido de haberme
encontrado al primer hombre al que le mamé la verga.
Lo llamé en la noche como quedamos. Me pidió disculpas por lo de la tarde.
Yo también se las pedí por mi indiscreción. Cuadramos para vernos al día
siguiente. Era domingo. Lo invité a mi casa pero me dijo que no, en la suya
-¿Le traería malos recuerdos mi casa?- Le dije que sí y anoté su dirección. Lo único
que me dijo es que estuvo casado y que tiene el chamo de 15 años.
Eran las 11 de la mañana del domingo y ya estaba en el edificio. Me llevé
mi carro pues iba a "La Candelaria" y tenía que dejar el carro en la
calle. Qué nervios, pero bueno. Llegué al apartamento y toqué el timbre.
Me recibió en franelilla y mono. Todavía tenía el cuerpazo y los pelos que
me volvían loco. Por supuesto aquella tela de mono que no deja nada a la
imaginación.
–Pasa, bienvenido. Me agarró la cabeza y comenzó a besarme con tal pasión
que mi verga pedía más espacio en el interior ¡Qué besos!. Ahora sí que no
quedaba espacio para la imaginacíon. Su verga estaba parada y totalmente
lubricada. Me cargó para llevarme a la cama.
–Esta vez sí te voy a coger. Será inolvidable.
Me tiró en la cama y se quitó el mono quedando absolutamente desnudo. De su
verga colgaba un hilo de presemen que sabía a gloria. Me desnudó
completamente. Me alzó las piernas. Puso mi espalda paralela a su pecho y
abdomen. Me abrió las nalgas y me echó una mamada de culo que sentí como su
lengua se abrió paso hasta mi interior. Me mordió las nalgas, el culo y mis
huevos. Volvió a chuparlo pasando su lengua por toda esa extensión de piel. Me
agarró la verga y también la mamó. Se la comió entera con su boca. Yo
quería hacerle lo mismo y nos hicimos un "69" maravilloso.
Le mamé la verga. Ya con más experiencia lo disfruté más y el también.
Sin preguntarle nada me fui a su culo y se lo chupé. Él estaba
encantadísimo. Me empujaba la cabeza para que me quedara ahí. Se incorporó y
fue a buscar un condón. Cuando se lo puso lo llenó de lubricante y me lo
mostró.
–¿Quieres ésto dentro de tu culo ah?. –Mientras decía eso lo agitaba y
aquella verga se volvía a poner más dura.
Por supuesto que dije que sí, me tiré en la cama y abrí las piernas.
Comenzó a meterlo pero me antes subió mis piernas y las puso cada una entre su
cabeza mientras me embestía como una bestia. Su rostro había cambiado,
estaba como poseído y viéndome con cara de morbo.
Sacó su verga de mi culo y me volteó para cogerme de costado. Sentí cada
centímetro de su verga gruesa y venosa entrar y salir durante varios
minutos hasta que salió de mi y me jaló sacándome de la cama.
–Trae ese puff. –Se lo dí y lo puso sobre la cama, -Acuéstate
ahí.
Me puse boca arriba y de nuevo me lo metió poniendo mis piernas como antes.
Cada vez me daba más duro y yo más excitado. Me bajó de ahí y parados me pegó a
la pared y volvió a penetrarme para luego montarme una pierna en el peinador y
así meterlo completo y volverme a empujar con todas sus fuerzas. Me
agarraba la verga y me masturbaba. Me lo sacó.
–Ponte en cuatro ahí en el piso.
Aquí ya la ternura, la delicadeza y la suavidad brillaron por su ausencia.
Me agarró del pelo y le dio tan duro y tan rápido que no me di cuenta cuando me
vine. Soto retiró su verga y se jaló el condón. Empezó a masturbarse hasta que
lo escuché gruñir en un largo orgasmo. Lo único que sentí fueron unas lenguas
de fuego cruzando por mis nalgas, ¡que leche tan caliente! ¡y qué cantidad!.
Se sentó en el piso y yo hice lo mismo. -Ay disculpa, pero necesitaba
sentarme. –Le dije
–Tranquilo, ahora lo limpio, vamos a ducharnos
Antes de entrar a la ducha, le vi el pecho. Estaba exactamente como hace 15
años. Un poco más canoso pero los vellos casi rubios con el sudor. Se veía
espectacular.
Soto se encargó de enjabonarme, enjuagarme y secarme.
–¿Estás apurado? –Me dijo
–No
–Vamos a comer algo y tomarnos unas cervezas.
Se fue así desnudo a buscar un par de cervezas, queso, jamón serrano,
aceitunas, maní y galletas de soda. Todo lo llevó al cuarto para comerlo
desnudos en la cama.
–Chico, que agradable encontrarte. Como has crecido! no jodas jejeje y como
has aprendido también.
–Son 15 años practicando sin descanso.
–Ya veo.
Me contó que ahora tiene su propio negocio de refrigeración donde vende
aires, refrigeradores, neveras y ofrece servicio técnico, mantenimiento y
asesoría en todas las marcas. Yo le conté lo que hacía. Que estaba viviendo
solo también y no tenía hermanos.
Soto me dijo que tenía una hermana pero poco sabía de ella –Siempre fue una
desadaptada –Dijo. –Mi papá tuvo una hija fuera del matrimonio que al final la
criamos nosotros pues su mamea murió. Fue consentida, caprichosa,
respondona y siempre hizo lo que quiso. Ni siquiera estudió la carrera
completa. Lo que pasa es que a pesar de los cachos, mi mamá se encariñó con la
niña y bueno...
–Una joyita pues.
–Sí…el dolor de cabeza de la familia.
–¿Y qué sabes de ella?
–Está casada con un tipo que está podrido en plata. Vive en un penthouse a
todo lujo y le tocó de cotillón dos hijos. Parece que los odia pero se los cala
por la plata.
–Wow, o sea que tienes sobrinos, jejeje.
–Bueno, no son sobrinos, los he visto sólo una vez. Son gemelos.
Gemelos, gemelos. Esa palabra retumbó en mi cabeza doscientas veces por
segundo.
–Ya va, ya va, ¿cómo se llama tu hermana?
–Susana.
–¿Qué? Qué bolas! Yo le doy clases a ese par y conozco a tu
hermana.
–Coño que pequeño es el mundo. ¿Y cómo está ella?
–Más puta y muere. Eso lo pensé, pero le dije la
verdad. –Bueno bien, pero su marido lleva una cornamenta que no cabe en ese
penthouse.
–No me extraña. Mi hermanita es bastante abierta con los hombres. ¿Y tú?
Tienes pareja?
–No, ando soltero. No me gusta estar en pareja. La verdad que nunca he
estado pero no me interesa ¿y tú?
–Estoy saliendo con una caraja. Nada serio pero quiero dejarla. Lo mío
es un tipo. Lástima que no quieras nada, pudieras ser un buen candidato.
Lo que me faltaba que ahora este también me quiera poner el anillo en el
dedo. Susto.
Luego de terminar de comer hubo otra redoblona. En la noche otra más y
bueno... Me quedé a dormir. En la mañana desayuné Soto.
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