jueves, 19 de enero de 2017

A QUE NO TE ATREVES 10 Capítulo 9


En la diversidad es donde la vida se mueve.



La inauguración del nuevo Salón de belleza tuvo buena acogida, fue mucha gente; clientes, amigos de los empleados y del dueño y algunos curiosos que pasaban y se quedaban a ver el griterio y colores de las vestimentas de algunos travestis y Drag queens.

Eduardo por supuesto se sentía fuera de lugar pero necesitaba respirar profundo, asumir que eso era así y que tiene un novio, que ama, que vive y se mueve en ese ambiente.



–Estás que te lanzas al metro ¿verdad?

–Estoy bien.

–Ya nos vamos a ir, pero así sin que nadie nos vea, ¿ok?. -Le dio un beso en la boca y se fue a buscar su bolso.



Salieron sin despedirse de nadie y se fueron al carro. En la oscuridad de la calle, Víctor lo detiene justo en el carro para decirle algo.

–Hoy mis amigos me dijeron que hablaste con ellos la otra vez y le pediste disculpas por tu comportamiento. -Le tocó la mejilla con su mano y se sonrió.

–No debieron decirte nada no era para que lo supieras.

Victor le dio un beso en la boca y así estuvieron unos largos segundos.

–Gracias por hacer eso, me alegra que te hayas relajado con este tema de tolerancia, sé que no te he hecho las cosas fáciles pero ambos hemos sabido manejarlo.

–¿Sabes que yo estoy enamorado de ti? ¿lo sabes?

–Lo sé y yo estoy aún más.

Hubo un silencio en el que se vieron a los ojos.

–¿Ya no te acuestas con esos malandros que te han hecho favores?

Víctor se le quedó viendo. -Ya te dije que eso quedó atrás, eso no volverá a pasar.

–Quiero que termines de mudarte conmigo definitivamente.

–Esta bien, pero ahora quiero irme, tengo ganas de una cogida de las tuyas.

–¿Te gusta como te cojo?

–Me gustas tú, pero más me gusta cuando te pones bruto, cuando empiezas a ponerte romántico y sentimental me aburres, siento que me coge una jeva.

–Yo también soy romántico.

–¿Ves? Una jevita, yo quiero un macho, un tipo que me trate a los coñazos, me sacuda en esa cama y tú te me estás ablandando.

Eduardo le dio una cachetada y lo agarró del cabello, se bajó el cierre y sacó su pene.

–¿Por qué no te agachas y me mamas el guevo? -Sin soltarle el cabello lo agachó hasta ponerlo a nivel de su pene y lo obligó a mamárselo, Mientras el muchacho lo hacía, miraba  a los ojos a Eduardo que le daba cachetadas.



­Victor se tragaba todo el pene y se atrevía a darle mordiscos suaves, lo que hacía que Eduardo se excitara más. Cuando estuvo a punto de venirse, volvió a tomarlo del cabello y empujó su cabeza hacia su pelvis y dejarlo ahí mientras se corría en su boca.



Lo soltó y Víctor ahogado respiraba con fuerza. -Uf así es que me gusta que me trates, por eso es que te amo, vámonos.



Se montaron en el auto y cuando salieron del estacionamiento, Víctor apoyó su cabeza en el hombro de Eduardo y así viajaron todo el trayecto y con las manos tomadas.



Al día siguiente, Eduardo se levanta de la cama, al voltear ve al otro lado de su cama a Víctor desnudo durmiendo, se sonríe y lo arropa con la sábana. Se pone un bóxer y una camisa, monta la cafetera eléctrica y busca las llaves para ir a comprar pan, el periódico y aprovecha para revisar su ticket de la lotería.



–No puede ser, verga, no, mojón, ya va. -Hablaba en voz baja mientras veía y volvía a ver los resultados en el kiosko donde compró el periódico. Verificó que era cierto pero no le dijo nada al hombre del kiosko. Su cuerpo le temblaba, no sabía si irse de ahí, salir corriendo o cobrar su dinero.

Camina unos pasos y se detiene para ver el ticket y busca los resultados en el periódico y vuelve a revisar para darse cuenta que no es un error era el ganador de 20 millones de dólares.



Mientras se sobrepone de la emoción se detiene y escucha el llanto de un bebé, le llama la atención pues, además de escucharlo muy cerca, llora con desespero. Se da cuenta que el llanto proviene de un contenedor de basura. Lo abre y el llanto se escucha más fuerte, se monta en una barra de hierro que tiene el contenedor y ve a un bebé en piyama envuelto en una cobija. Le caminan unas cucarachas pero igual se estira para sacarlo de ahí.



El bebé sigue llorando pero al ponerle un dedo en la boca se calma mientras chupa el dedo. –Este niño tiene hambre, ¿qué le compro?.

Se va a una farmacia cercana y pregunta por leche para recien nacidos. La gente lo ve con extrañesa pues Eduardo se nota incómodo con el bebé en brazos.

–No es mio, estaba abadonado en la basura.

–¿Cómo sabe que es niño?

–No lo sé. –Le baja el piyama y le quita el pañal. –Sí, es niño.

El bebé se sonrie por unos instantes y ese gesto conmueve a Eduardo que lo hace llorar y el bebé vuelve a llorar.

–Ya, ya te voy a dar tu comida chiquitito, espera.

–Si quieres se lo preparo yo. Busca un tetero en el estante de allá.



Luego de darle torpemente el tetero, paga en caja por lo que compró y se va a su apartamento. Abre la puerta y Victor va pasando en ese momento.

–Mi amor, me tenías preocupado, te llamé al celular hasta que lo oí aquí en el apartamento. –Ve a Eduardo con lágrimas en los ojos.

–¿Y ese niño?

–Me…lo encontré en el contenedor de la basura, escuché su llanto y al verlo no podía dejarlo ahí.

–Ay Dios mio que bello este bebé, dame para cargarlo, anda dámelo.

Eduardo se lo pasa y ve a su novio arrullar al bebé.

–Te tengo otra noticia. Somos millonarios.

Victor revisa al niño a ver si  había que cambiarlo y se da cuenta que tiene una nota.

–Mira, dejaron un escrito aquí léelo. -Levanta la mirada –¿Qué dijiste?

–Somos millonarios. Gané en la lotería.

Victor deja al bebé en el sofá. –¿QUÉÉÉ? –Lo abraza y comienzan a brincar. El papel que traía el niño se cae al piso.

Comienzan a hacer planes de lo que harán con el dinero, involucran al bebé en sus planes y se van a la habitación a cambiarle, sin saber como hacerlo, el pañal.



–Vamos a montar una tienda, ya lo tengo visualizado, una tienda con peluquería y librería, un lugar en el que puedan hacer varias cosas o lo que quieran, masajes antiestrés, puedes tomar un té, hay sauna.

–Ya va, ya va, esto no lo vamos a hacer un sitio gay, vamos a pensarlo.

–Gayfriendly claaaro mi amor, Dios que mal huele esto, que ascooo, un lugar que pueda ir cualquiera sin sentirse discriminado, más bien aceptado y querido, que se sienta en casa, se corta el pelo y se toma un café o lee un libro o revista mientras se le hace el corte o las manos, por su puesto unisex…

–Y nos compramos un apartamento, que sea nuestro…

–Pero también podemos irnos del país y montar el negocio afuera y bueno ahí se nos ocurre de todo. Y podemos sacarle los papeles al niño que seas tu el papá, con ese dineral sacamos unos documentos chimbos, yo hablo con mis amigos malan…

–Tú no vas a hablar con nadie, si es de hacerlo se paga con dinero, no con sexo….porque sino entonces…-Y siguieron hablando de todo lo que harían con el dinero ganado.



Luego de dos días recogieron el papel que traía el bebe debajo de la cobija:



“Hola,

soy una chica de 15 años, me quedé embarasada de un niño de 14 años de mi liceo, mis padres me votaron de la casa y me tocó vivir en la calle. Parí a las puertas de un hospital. El bebé está sanito, la ropita me la dieron en el hospital. Cuando vi que ivan a llamar al instituto del menor me escapé del hospital con mi hijo, pero no puedo cuidarlo, el padre de mi hijo lo sacaron del pais y no cuento con nadien.

Sé que el que encuentre a mi hijo lo querrá más que yo, no me siento preparada para ser mamá. No quise avortar porque me dio miedo y no tenia dinero para aserlo.

Cuiden a mi bebé. Yo le queria poner de nombre Jonas como su papa pero nunca sabra de el asi pnganle el nombre que quieran. Solo quiero saber que mi hijo estará bien cuidado dentro de una familia buena con una mamá y un papá, a lo mejor son dos papás o dos mamás, sería bonito eso, mi hijo viviendo con omosesuales, q felicidad.



Mi nombre es Katiuska. Me pueden buscar en el puente Federal, vivo devajo, si lees esto buscame hay simplemente para decirme que mi hijo está bien y feliz. Grasias”



Luego de 6 meses, Víctor y Eduardo se acercaron con algo de miedo, al puente Federal. Preguntaron por Katiuska.

Apareció una muchacha, que más que una niña de 16 años era toda una mujer, pero el aspecto que tenía no era alentador; sucia y drogada.

–¿Eres Katiuska?

–Si, ¿qué quieren? ¿Son policías? ¡Estoy limpia, no tengo nada, váyanse de aquí!

–No somos policías, vinimos a  decirte que tenemos a tu hijo Jonás y está sano y creciendo feliz. –Victor le acercó el moises para que viera a su hijo y a Katiuska se le llenaron de lágrimas los ojos

Le tocó la mejilla con 2 dedos sucios, el bebé estuvo a punto de llorar y ella, acariciándole la mejilla le dijo muy suavecito: –shhhh.

–Llévenselo, él no pertenece aquí, él tiene que ser grande, profesional, buen hombre. Aquí no puedo ofrecerle más que miseria y pobreza. Yo sé que ustedes van a ser unos buenos padres. Ahora váyanse ¡VAYANSE, LARGO!



Se fueron con la promesa de buscar ayuda y sacar de ahí a Katiuska para volverla a traer de nuevo a la realidad. Y lo hicieron.



Al cumplir 18 años Katiuska regresaba al hogar de sus padres siendo una mujer, ahora sana y limpia de drogas, Un par de veces más vio a Victor y Eduardo y a su hija, pero entendió que ser madre le tocaría con un verdadero hombre y luego de casarse.



Victor y Eduardo se quedaron en el país criando a Jonás que ya tenia 4 años e iba al colegio. Eduardo era legalmente el padre, gracias a la ayuda de Katiuska que le entregó la custodia. Su empresa de Peluquería spa y librería iba subiendo como la espuma, no podía irles mejor. Sólo les faltaba casarse, que lo harían pronto en un ritual simbólico para sellar su amor.

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