lunes, 12 de noviembre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 91

Diego salía de su apartamento rumbo al edificio donde tiene su empresa, ahora vivía solo desde que Beatríz se fue de la casa e introdujo la demanda de divorcio.
Lo esperaba Arévalo que quería verlo, Diego se vistió con su mejor traje y se perfumó todo el cuerpo, tenía que aprovechar el momento y reconquistar al hombre que amaba aún sabiendo que es su hijo.

-Buenas días señor Hernández, en la salita lo espera el señoooor...
-Arévalo, si, él me llamó que venía. No me pases llamadas, no voy a atender a nadie ahora, si tengo reunión ahora pásalas para la tarde. Voy a estar con el señor ocupado en unos asuntos.

Diego buscó al policía en la salita y se fueron al despacho.
-¡Qué bueno que viniste!
-Si, vine para pedirte un favor. Grande.
-¿Cómo tu guevo? -Le apretó en la entrepierna y Arévalo se echó para atrás.



-Aquí está el informe médico de los últimos presos que han ingresado.
-¿Y esta es la fecha que me traen esto? Yo lo pedí hace un mes. Supongo que están hasta el que entró ayer.
-Correcto jefe. Lo que pasa es que no habían reactivos y había que esperar.
-No habían reactivos....bien...coño...30 reclusos nuevos y hay cinco con VIH, 10 hipertensos, y tres diabéticos.
El reo que entró hace 15 días es uno de los que tiene VIH.
-El director de la prisión revisó su celular y buscó un mensaje de hace tres días.
-<El bicho se llama Alfonso, tiene VIH, ponlo de bicicleta de la cárcel, que se lo coja hasta el que limpia, hazme esa segunda, luego cuadramos.>
-Búscate a ese y lo pones en la celda de los cerdos. Te hablas con el líder y le dices...
-¿Proceso lo de los tratamientos de esta gente?
-jajaja tu manda eso, pero esas mierdas no proceden, las familias de estos que se encarguen, pero mándalo y le informas a los sidosos si estaban al tanto.



-Quiero pedirte si me puedes dar trabajo aquí en tu empresa.
Mientras Arévalo hablaba, Diego le pasaba la mano sobre el pene encima del pantalón, ya se notaba erecto, el policía estaba nervioso y tenso.
Diego dejó de tocarlo.
-Sabes que no tienes necesidad de trabajar, voy a darte una mensualidad. Quiero que lleves mi apellido y ya hablé con mi abogado para que adelante el papeleo para reconocerte cómo mi hijo.
-Papito, no...perdón...papá...Diego, yo quiero trabajar, págame lo que quieras darme pero quiero trabajar.
Diego se separó y camino hacia su escritorio.
-Está bien, está bien...te pondré a trabajar, pero que te quede claro que todo esto va a ser tuyo junto con Diego.
-No quiero nada que tenga que ver con tu hijo.
-Tranquilo, yo resuelvo. ¿Quieres ser jefe de Seguridad de esta empresa? Toda la torre, tendrás a ocho personas a tu cargo, seguro, caja de ahorros, bonos, vacaciones, tres meses de aguinaldos.
-Gracias.

Diego volvió a acercarse, le apretó el pene y su boca estaba a escasos centímetros de la boca de Arévalo.
-Cogéme, necesito que estés dentro de mi. Ya tienes trabajo y dinero, compláceme, hazme tuyo, aquí estamos solos.
-NOOOOO chamo, no, eres mi papá.
Diego lo miraba a los ojos mientras le desabrochaba el cinturón, el botón y bajaba el cierre. Dejó caer el pantalón, el interior marrón luchaba por sostener el enorme pene que estaba completamente erecto y lubricando.
-No me quites el placer de disfrutar esto. -Se agachó y comenzó a mamarle el pene, Arévalo levantaba la cabeza mirando al techo y resoplaba.

Diego introducía todo el pene en su boca, que bajaba por su garganta, miraba al policía con los ojos húmedos.
Se sacaba el pene de la boca. -Vive conmigo, eres mi hijo, pero en esas cuatro paredes serás mi amante.
Volvió a introducirse el pene en a boca y comenzó a mover su cabeza con rapidez. Arévalo le puso la mano en la cabeza y apretó haciendo fuerza y  moviéndose, Diego se ahogaba pero seguía mamando hasta que el policía se tensó, le haló el cabello y comenzó a descargar su semen en la boca de Diego que iba tragando. 
-AAAAH, AAAAH, AAAAAH
Arévalo retiró su pene  la boca de Diego, hilos de saliva colgaban entre su boca y el enorme miembro que ya perdía rigidez
Diego se levantó del piso con dificultad, se desabrochó el pantalón y se bajó el interior, se fue al escritorio y de pie, se acostó abriendo sus nalgas para que Arévalo lo penetrara.
-No papá, no, yo estoy con Orlando y no quiero joder la relación y tú eres mi papá, chamo mi papá, no podemos hacer esto.
Diego comenzó a llorar. -Vístete papá, discúlpame, creo que fue un error venir y pedirte trabajo.
-No, no, no, no fue un error, aquí tienes tu trabajo y mi dinero, no me dejes solo mi amor, déjame por lo menos el privilegio de verte todos los días.
-Está bien, está bien, gracias, me tengo que ir.



-¿Tú sabías que tienes VIH?
-Si...hace unos meses, hace un año...¿Por qué, pasa algo?.
-Nada, llegó el informe médico de los reos. Vamos a trasladarte.
-¿Qué, a otra cárcel?
-No...vas a otra ala.
Llegaron al lugar y lo dejó ahí.
-Disfruta la estadía.

-Bienvenido Alfonso, pasa, te estábamos esperando.
-¿Qué hago aquí, quienes son ustedes?
-Tranquilo, soy tu nuevo jefe y estos mis amigos, míralos bien, ellos tienen aaaaños que no ven una mujer y aquí no hay, pero para eso estás tú, serás la hembra de este recinto papá. Nos cocinarás, lavarás mi ropa y la de ellos y bueno en tus momentos de descanso ellos te darán placer. Cuéntalos, son ocho, ocho machos para ti, y bueno yo también.
Alfonso se puso tenso y comenzó a temblar.
-Tengo VIH.
-Ellos también pero usan condones.

2 comentarios:

  1. Se complica esto! Lo de la carcel? De miedo. Y Diego y Arevalo siguen! Me he quedado....

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  2. WOW... la escena de la oficina debo admitir que me encantó... y lo de la carcel, lo tiene merecido ese MMGV!

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