jueves, 22 de noviembre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 99

-¿Hay necesidad de esto Diego? Pudiste haber muerto.
-Creo que hubiera sido lo mejor.
-¿Te estás consumiendo en las drogas y el alcohol por un carajo que te dejó? ¿Por eso quieres morir?. 
Diego miraba a su amigo, se sostenía en su hombro mientras iban al carro.
-Es Orlando, la gente que se burla de mi porque soy gay, el VIH, coño de vaina y me atienden cuando supieron que tenía esa vaina...
-Te atendieron no hables guevonadas. ¿Estás en tratamiento?
-No, no quiero, quiero ir a la cárcel a hablar con mi tío.
-¿Para qué?
-Pára que me diga en mi cara lo del VIH, averigua los días de visita.
-No te desgastes con eso y vuelve al trabajo.
-Búscame la información.

Al día siguiente Diego iba con su amigo al centro penitenciario a ver a su tío, que llevaba varias semanas recluído.
-Yo te dejo ahí y te busco luego, yo no voy a entrar.
-Déjame el carro.
-Ah y me quedo si carro yo. Si pensaras las cosas hoy tendrías carro. Espera que te paguen la perdida total y te compras otro. Yo te busco luego.

Diego entró al centro y pasó a un cuarto para que lo revisaran. Mientras lo tocaban aguantaba el dolor de los golpes después del choque.
-No se mueva.
-Es que me duele, tuve un accidente.
-¿Y qué hace aquí?
-A visitar a mi tío.
-Abra las piernas. ¿cómo se llama su tío?
-Alfonso, está preso hace unas semanas.
-Ah ya...no creo que lo reconozca, su tío ha pasado por muchas cosas en poco tiempo, hay alguien que lo quiere joder. Súbase los pantalones.
-¿Y qué le han hecho?
-No querrá saberlo, mejor entre y hablé con él. Búsquele un buen abogado y que lo saque de aquí.
-Yo prefiero que se quede aquí adentro o por lo menos cumpla toda su condena.
-Vaya...
-Yo lo metí aquí por ladrón, me estafó en mi negocio.
-Salga y cruce el pasillo hasta el final y cruce a la izquierda, ahí es la sala de visita.

Llegó a la sala y entraba su tío con la mirada perdida con una sonrisa congelada.
-Sobrino que sorpresa, ¿A qué debo el honor? Viniste a la visita conyugal
-Eres un desgraciado, por tu culpa tengo VIH.
-¿Tú te preocupas porque tienes VIH? Aquí adentro no tienes ni idea de lo que pasa. Soy el juguete sexual de ocho tipos y la cachifa de ellos, me tienen sometido a sus antojos. ¿Te parece que tienes problemas?
-Te mereces lo que te pasa por estafador y ladrón.
-Que estúpido eres. Lo que me descubrieron es poco con el dineral que saqué de tus empresas, están a buen resguardo cuando salga de aquí tendré dinero.
Diego se levantó de la silla y, olvidando el dolor en el cuerpo se le abalanzó encima y comenzó a golpearlo pero tres guardias lo separaron.

-Alfonso sangrando se rió. -Por si no lo sabes, esto qué pasa aquí adentro se lo debo a tu hermanito Arévalo. Me tiene rabia de gratis, no sé. Debe ser que está enamorado de ti. -Diego se soltó y volvió a golpear a Alonso
-Sobrino, no te olvides que conmigo es que disfrutas el sexo. Cómo extraño un culito...aquí soy el pasivo de ocho machos. Cuando quieras vienes y te cojo.
Diego comenzó a llorar y salió de la sala. Alfonso gritaba. -VAS A VOLVER LO SE, TE GUSTA COMO TE HAGO EL AMOR SOBRINO.
A los 20 minutos llegaba su amigo para buscarlo.
-No debí venir, ese tipo está enfermo, me dijo que hay ocho tipos que se lo violan todos los días...y lo peor, lo peor de todo me dijo que se robó más dinero del que pensamos. Está enloquecido, la cárcel lo puso peor. -Diego hablaba y su pene comenzaba a  una erección. -Me dijo que volvería porque me gusta como me hace el amor.
-Está loco ese tipo. 
-Mi hermano fue el que ordenó que le hicieran esa vaina en la cárcel.
-Coño...lo odia ¿No?
-Mi tío necesita un abogado.
-Diego ¿Tú piensas sacar a tu tío de la cárcel luego de todo lo que te hizo?
-Necesito darme un baño y quiero ir a la oficina.
Llegaron al local y Diego entró a su oficina luego de varios días sin ir. Todo estaba desordenado su amigo se sentó frente a él.
Diego levantó el teléfono y marcó un número.
-¿A quien llamas?
-<Hola papá bendición...bien bien. Quiero que vengas a mi oficina, quiero proponerte algo...no, te digo aquí...bueno...voy a traspasarte mis acciones de la empresa y así te pago la deuda. Ven a mi oficina.
-¿Qué coño estás haciendo? 
-Ya escuchaste. Voy a darle mis acciones a mi papá, voy a dedicarme a la defensa de mi tío.
-Tú de verdad estás loco, drogado o sigues borracho. ¿Tú vas a volver con tu tío? Marico ¿hasta dónde quieres hundirte?
-Salte de la oficina, déjame solo.
-Esta oficina también es mía.
-Vete...luego hablamos.
-Te estás equivocando, te estás hundiendo en tu propia mierda y no quieres ayuda, Diego tienes tiempo de salir de eso.
-Sal.
Se fue y Diego quedó solo, le dijo a la secretaria que no lo molestara, se sentó en la silla, se desabrochó el cinturón, el botón y bajó el cierre. Sacó su pene y de la gaveta sacó un tubo de lubricante.
Comenzó a masturbarse, cerró los ojos y a su mente llegaron imágenes de él y su tío teniendo sexo, cada vez su pene estaba más erecto y le daba más rápido. Llegaban recuerdos de Orlando y lloraba, aparecía su tío de nuevo. Cada vez movía su mano más rápido, estiró las piernas, sus pies se tensaron y comenzó a eyacular. El semen caía sobre su camisa, tres, cuatro, cinco chorros cayeron sobre él.
Su respiración estaba agitada, abrió los ojos y comenzó a llorar.

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