miércoles, 21 de noviembre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 98

Se bajó el pantalón junto con el interior y le hizo señas a Diego para que hiciera lo mismo.
Lo agarró y lo volteó apoyándolo en el escritorio para luego bajarle la espalda.
-Si tiraste con Arévalo no te va a importar que te dé bien duro.
Se colocó el preservativo y abrió un sobre de lubricante y se lo echó sobre el látex y en el culo de Diego. Apoyó el pene y empujó de golpe. El pene logró entrar hasta la mitad, Diego gritó, sus rodillas se flexionaron mientras se aferraba al vidrio del escritorio. -­Me duele! -Gritó, pero Edgar no se detuvo y solo le dijo que aguantara. Terminó de penetrarlo y comenzó a moverse. Diego se tensaba y sentía ganas de evacuar y orinar pero lo que hizo fue eyacular sin darse cuenta.

Edgar seguía moviéndose y Diego aguantando el dolor aunque le gustaba, pero estaba agotado luego de venirse. El chico tomó por los hombros para hacer más presión, empujar y correrse dentro del hombre.
Retiró suavemente el pene. El preservativo colgaba, la punta estaba llena de semen, se lo quitó lentamente y lo botó en la papelera.
Diego permanecía con medio cuerpo sobre el escritorio sosteniéndose con las manos. Edgar lo ayudó a levantarse.
-¿Estás bien?
-Si, me duele todo. -Se levantó, su camisa estaba sudada por el sudor. -¿Cuánto te debo?
-¿Me debes?
-Por el sexo, inesperado pero es tu trabajo. -Diego se secaba el sudor con el brazo.
-Coño yo pensé que ya teníamos algo, no sé, que me ibas a ayudar con los estudios y hasta me dijiste pa vivir contigo.
-Pero no me has dicho nada, sigues viviendo en la calle. 
-Yo te dije que no me gusta que me encierren en un sitio.
Diego se puso el interior, se fue hacia las gavetas del escritorio, lo abrió y sacó unas llaves y se las lanzó.
-Vamos a ayudarnos mutuamente, yo te ayudo y tú me haces compañía.
-¿Es un trabajo? ¿Me vas a pagar por eso?
Diego lo miró a los ojos mientras se sonreía. -Llámalo trabajo o negocio, pero quiero que vivas conmigo.
Edgar apretó los labios, se rascó la cabeza. Luego de unos segundos le respondió. -Si va.



-De nuevo Diego no viene a la reunion. ¿Qué coño pasa? Tenemos que tomar decisiones.
-Ya sabes que Diego está pasando por problemas personales. Yo decido por él.
-Está cayéndose a palos todo el dia.
-Es alcohólico. -Decía el mejor amigo de Diego.
-Es tu amigo, ¿Por qué no lo ayudas?
-Primero tiene que asumir su peo y luego dejarse ayudar.
-¿Y si compramos sus acciones y salimos del problema?
-Vaya...parece que no son amigos de Diego, vamos a darle una oportunidad y un voto de confianza. Hagamos lo que tengamos que hacer. El negocio no se va a detener sin Diego.

Diego no paraba de besar a un chico dentro de la cabina. Se había ido al sauna. Físicamente se parecía a Orlando; buen cuerpo, cabello castaño oscuro y blanco.
-Hueles a borracho chamo, ¿Estabas tomando?
-¿Quieres que te coja o no?
-Si...pero es desagradable.
-Mámalo. -Mientras el chico se agachaba para hacerle sexo oral, Diego buscaba un preservativo.
Tomaba el pene con su mano y lo mamaba.
-Cógeme sin condon pana, me dan alergia, cualquier marca.
-¿Y si estás enfermo o yo? No sabemos
-Yo estoy sano y tú te ves sano
Diego eructó y el olor era desagradable, whisky. -Yo te cojo sin condón, yo no tengo peo, luego no vengas con reclamos.
El chico se puso en la cama arrodillado abriendo sus nalgas. Diego se acercó escupiendo su pene y el culo del chico. Rozó el pene en la piel y perdió la erección.
Tres intentos y estaba molesto, el chico volvía a mamarlo para ponerlo duro.
Intentó una cuarta vez y volvió a pasar. Diego gritó reclamándole a al chico por su impotencia.
El muchacho se levantó riéndose y desafiando a Diego que la culpa era de él por la borrachera. Diego comenzó a golpearlo sin parar hasta que vio al chico que no reaccionaba. Se asustó y se fue a su cabina para vestirse y salir de ahí lo más rápido posible.
Llegó al estacionamiento. Mientras sacaba el carro, no se fijó en la columna y rayó la puerta del copiloto pero no sé detuvo y siguió.
Al salir, se detuvo a la derecha de la calle y sacó detrás de su asiento una botella. Bebió un poco y la dejó en el asiento de al lado. Se puso a llorar, su visión estaba borrosa, no dejaba de pensar en la golpiza que le había dado a ese muchacho.

Abría los ojos mientras se tocaba la cabeza por el fuerte dolor. Poco a poco se levantó y por unos segundos no sabía dónde estaba y que había pasado.
Abrió la puerta y recordó donde estaba y que Diego lo había golpeado.

Diego tomó la autopista y volvió a beber. No había cola. Estaba en el canal del medio y de repente cerró los ojos.
Se escuchó un fuerte golpe contra la defensa de concreto.

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