lunes, 29 de abril de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 42

Justicia a su manera. Parte 2.
El Ministro y Presidente de la Corporación Eléctrica Nacional Rojas Dominguez se volteaba luego de agacharse para buscar la botella de Cocuy.
Le vio a Virginia el escote que ahora estaba más pronuciado, tragó saliva y se mordió el labio inferior.
-¿Ministro comenzamos la entrevista?
-¿En serio tú viniste a mi oficina pensando que venías a entrevistarme?
-Dígame usted a que vine, si no fue a trabajar.
El Ministro sirvió los shot y le entregó uno a ella mientras él se bebía el suyo, se acercó a Virginia, tan cerca que sentía su aliento. Le puso una mano en la nalga.
-Viniste a sacarme información a cambio te voy a coger.
-No, vine a tener sexo con un Ministro. Me da morbo.
-¿Ah sí?
-¿Te gusto?
-Si se desnuda y me deja ver que me ofrece a lo mejor me gusta. -Virginia se echó para atrás y dejó caer su vestido quedando totalmente desnuda.

-Coño...¡Qué buena estás! ¿Dónde coño estabas metida?
-Quítate la ropa quiero ver lo que tienes.
El Ministro comenzó a quitarse la camisa y la corbata. Sin tener un cuerpo de gimnasio, estaba bastante bien para su edad. Un pecho velludo y algo canoso. Mientras se desabrochaba el cinturón miraba a la periodista que se tocaba los pechos y rozaba sus uñas en la piel.
El pantalón cayó y tenía un bóxer azul nada provocativo, marcaban un pequeño bulto.
-Quítate el bóxer.
-Estás ansiosa.
-Estoy apurada.
El Ministro Rojas se bajó el boxer dejando al descubierto unas nalgas planas y escurridas. Su pene, apenas se asomaba entre el abultado vello púbico canoso, lubricaba y del prepucio colgaba una gota.
-¿Ya lo tienes parado?
-Desde hace rato.
Virginia se sonrió fue al escritorio de vidrio y lanzó todo al piso, se montó y levantó las piernas dejandobsu vagina a la vista del hombre que se tocaba el diminuto pene.
-Yo también estoy lubricando, me tienes excitada.
Rojas fijó la mirada en la entrepierna húmeda de la mujer y su corazón comenzó a latir a prisa. Se acercó a ella y sin preámbulos la penetró.
-Tienes esa cuca caliente coño, quema.
-Si maldito quema y va a quemarte todo.

Rojas no aguantó el ardor y se apartó de ella. Su pene y vello púbico habían desaparecido mientras el Ministro gritaba del dolor.
La puerta de su despacho se abrió, era la esposa.
-¡MARTAAAA, ME QUEMAAA, ESTA MUJER ME QUEMÓ!

Virginia se baja del escritorio, de sus piernas escurrían hilos de sangre, miraba a la mujer y de repente los vidrios de la oficina estallaron hacia adentro. La esposa se paralizó, se tapó la boca sin poder creer lo que pasaba.
-¿Estás sorprendida que tu esposo te engañaba? Se acostaba con media Corporación.
Rojas se elevo en el aire. Marta, su esposa lloraba, su esposo desmayado, flotaba, ella gritaba. Virginia cerró con llave la puerta de entrada.
Lanzó por la ventana a Rojas y lo dejó caer. Marta no parba de gritar y se le abalanzó a Virginia que la cogió por cuello y la alzó.
-Eres igual de corrupta que tu marido muerto. También vas a pagar por eso, pero no hoy. -La lanzó hacia la pared.

La puerta sonaba, la secretaria intentaba abrirla.
Virginia se limpió y se vistió, se peinó y abrió la puerta.

La secretaria estaba nerviosa y casi no podía hablar.
-Tranquila mujer, pronto tendrás nuevo jefe.
-¿QUE HIZO, QUE HIZO?
-¿Llamaste a seguridad?
La secretaria titubeó. -No, no...-Levantó el teléfono pero Virgina desconectó los teléfonos y apagó la computadora y cámaras borrando las grabación.

Bajó por el ascensor haciéndole un gesto a la secretaria para que se quedara tranquila.

En planta baja la gente corría de un lado a otro. Identificaron el cuerpo que cayó al vacío. 
Vestido de mujer, Bernardo recobró su fisionomía y activó las alarmas de toda la torre para luego hacer estallar el tablero que controla la electricidad la misma.

Bernardo se montó en su carro y llamó a Oliver.
--¿Donde estás nené? ¿Te busco? Ya hice el encargo--.
--¿Para eso me llamas?-- Oliver miraba el twitter y de repente lee un titular donde anunciaban que extraoficialmente el Ministro Rojas Dominguez se había suicidado.
--¿Mataste al Ministro? ¡Bernardo, lo mataste!--
--Dime dónde estás y te busco.--

Oliver colgó la llamada.


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